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@rodolfodiazf
Como el magisterio es una de las profesiones más afectadas por la situación provocada por el coronavirus, debido a que el grueso de los maestros se vio obligado a experimentar con las clases virtuales, estuviera calificado o no con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, citaremos algunas de las ideas que planteó Andrés Oppenheimer en su libro Sálvese quien pueda, del cual nos ocupamos ayer.
El capítulo 7 lo dedicó al futuro de los maestros, y se preguntó: ¿Cuál es el futuro de los docentes, ya que los robots encarnan mejor el personaje del maestro ideal? Ellos pueden ser tutores con más paciencia, explicar las lecciones desde diversos ángulos para que los alumnos logren entender, medir el progreso de sus alumnos mediante sensores, enseñar jugando, no torturando, y estar disponibles las 24 horas.
Añadió que el maestro ya no es imprescindible para enseñar conocimientos, porque los “buscadores” y asistentes virtuales responden las dudas. Entonces, ¿habrá que desechar totalmente a los maestros? Claro que no, respondió, pero deben cambiar sus roles, se reinventarán como motivadores, consejeros académicos, guías espirituales y terapeutas personales para apoyar en los valores que los robots no pueden enseñar, como principios éticos, trabajo en equipo y otras de las llamadas “habilidades blandas”.
De acuerdo con Peter Diamandis, fundador de X Prize y coautor de Abundancia, hay tres “habilidades blandas” que los maestros deben enseñar de manera prioritaria a los alumnos:
1. Ayudar a los niños a encontrar algo que los apasione.
2. Fomentar la curiosidad para vencer la apatía y pereza, logrando avances científicos y tecnológicos.
3. Enseñar la perseverancia y no rendirse ante el fracaso, porque es más importante ser un experto en un problema que en una solución.
¿Anticipo el futuro de los docentes?