El fascismo que nos acecha

    Lo cierto es que tanto las prácticas fascistas como la corrupción en el mundo, son ambidiestras, saben de ‘izquierdas’ y de ‘derechas’.

    Las ideologías son endebles, el fascismo como ideología y movimiento político es fundamentalmente opuesto a la “izquierda” en términos de su visión sobre la igualdad y la justicia social, sin embargo, el fascismo ha adoptado retóricas, como la lucha de clases, o algunos gobiernos que se dicen de izquierdas han tenido intervenciones estatales en los mercados económicos, que terminan por enriquecer a aquellos que tienen el poder y no con una redistribución de los medios de producción.

    Lo cierto es que tanto las prácticas fascistas como la corrupción en el mundo, son ambidiestras, saben de “izquierdas” y de “derechas”.

    Sobre eso he escrito en este mismo espacio en más de un par de ocasiones, pero dado lo que está ocurriendo, sobre todo con la votación para desaparecer los organismos autónomos, como el INAI, el Instituto Nacional de Transparencia (Acceso a la Información), el riesgo de lo que está ocurriendo es alto para el legado de aquellos que se decían diferentes y, como siempre, las consecuencias son para todos nosotros.

    Sobre la Estructura Ideológica del Fascismo moderno y cómo detectar las alarmas, y eventualmente detener su ascenso, John Stanley escribió un ensayo donde presenta un análisis muy puntual que me permito resumir y compartir, sin dejar de invitar a leerlo completo.

    Según Stanley, la estructura ideológica del fascismo puede desglosarse en varios componentes clave:

    1. Nacionalismo étnico:

    El fascismo promueve una visión del estado centrada en una identidad nacional homogénea, a menudo vinculada a una etnicidad específica.

    2. Rechazo de la democracia liberal:

    Se opone a los principios de la democracia liberal, descalificando valores como la igualdad, la diversidad y los derechos individuales en favor de una estructura de poder autoritaria.

    3. Mitos fundacionales:

    Propone narrativas míticas sobre la grandeza pasada de la nación, generando un sentido de pertenencia y un propósito compartido.

    4. Deslegitimación de la Oposición:

    Utiliza tácticas para deslegitimar a la Oposición, a menudo clasificando a los grupos disidentes como traidores o anti-patriotas.

    5. Retorica del miedo:

    Emplea el miedo como herramienta de control social, creando una percepción de amenaza constante que justifica políticas represivas.

    6. Apelación a la Violencia:

    A menudo, el fascismo glorifica la violencia y el militarismo como medios legítimos para alcanzar y mantener el poder.

    7. Populismo:

    Invoca un discurso populista, presentándose como el verdadero representante del “pueblo” en oposición a una élite percibida como corrupta.

    La estructura ideológica del fascismo, según Jasón Stanley, se caracteriza por un fuerte nacionalismo, autoritarismo y la manipulación de las emociones y la identidad colectiva.

    Estas características forman un marco que permite a los movimientos fascistas consolidar y ejercer el poder.

    Ahora, más allá de filias y fobias, llegó el momento de cerrar filas por aquello que es profundamente trascendente para todos los mexicanos y perder territorios que costaron tantos años conquistar, podría significar perderles para siempre.

    Concentrar más poder en la manos de unos pocos no sólo socava la democracia, sino que también deja abierta la puerta a la tiranía y a la opresión; el verdadero progreso se construye fortaleciendo la voz y la participación de cada uno de nosotros en la sociedad.

    Gracias por leer hasta aquí, nos leemos pronto.

    Es cuanto.

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    @isaacarangureconacentoenlae

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