El espaldarazo que AMLO no quiso dar
Estrada y Benítez sí, ¿Rubén Rocha no?

OBSERVATORIO
    Es un hecho que las definiciones que tome Mario Delgado para las postulaciones a alcaldes de Culiacán y Mazatlán vendrán palomeadas por López Obrador y en ello se reflejará lo que el Presidente piensa o siente de Estrada Ferreiro y de Benítez Torres.

    A casi una semana de que Andrés Manuel López Obrador estuvo en gira de trabajo por Sinaloa, la pregunta que ronda en la conversación pública es por qué el Presidente no recibió en privado, ni se muestreó aunque sea brevemente en público, con Rubén Rocha Moya, el candidato a Gobernador del Movimiento Regeneración Nacional. ¿Fue el Mandatario federal el que se negó al encuentro o fue el pretenso morenista el que evitó el contacto?

    Si haya sido como haya sido los alcaldes de Culiacán y Mazatlán, Jesús Estrada Ferreiro y Luis Guillermo Benítez, se las ingeniaron para ver frente a frente a López Obrador, la duda es qué sucede en la relación entre el Presidente y Rocha Moya, ya que en secreto o inventando cualquier pretexto AMLO pudo haberle dado el espaldarazo que todo político necesita, más si es para quien aspira a instalar la Cuarta Transformación en Sinaloa.

    Todos saben que a López Obrador le desagrada que en Sinaloa le traten cuestiones de partido mientras anda de gira con la investidura presidencial, aunque en otros estados la actitud cambia radicalmente. El acercamiento de Jesús Estrada, para tratar con él asuntos políticos y no de gobierno, fue lo que molestó al titular del Poder Ejecutivo federal y, aunque el ex Alcalde de Culiacán es su amigo, no figuraba en ningún punto de la agenda sencillamente porque no está en funciones. Bastó la mirada de reproche y el desaire de AMLO para hacerle saber que era un entrometido.

    Podría ser que Rocha Moya fuera más cauteloso y al no acercarse al Presidente mientras éste andaba en Culiacán evitó vivir en carne propia la pena que debió sentir Estrada por el desdén que fue difundido ampliamente. Otra probabilidad es que el candidato de Morena a Gobernador haya solicitado entrevistarse con López Obrador y se le negara la cita, como en anteriores ocasiones donde una vez que acaba el itinerario presidencial en territorio sinaloense el jefe de Estado se encierra en los hoteles en los cuales pernocta.

    Sin embargo, en otros estados López Obrador sí se ha reunido con candidatos de su partido a las gubernaturas. Dos ejemplos: el 23 de enero de 2021 se reunió en Nuevo León con la candidata de la alianza “Juntos Haremos Historia”, Clara Luz Flores, la que militó en el Partido Revolucionario Institucional durante 22 años y hace un año se cambió a Morena y hoy busca ser Gobernadora del bloque de la 4T. Igual, en marzo de 2019 sostuvo un encuentro privado en Tijuana con Jaime Bonilla, que en ese tiempo era el candidato morenista al gobierno de Baja California.

    En lo otro sí meterá mano. Después del gesto hosco con el que atendió a Jesús Estrada Ferreiro durante su reciente visita a Culiacán, Andrés Manuel López Obrador debió tomar una decisión sobre quiénes serán los candidatos a alcaldes del Movimiento Regeneración Nacional en este municipio y en Mazatlán, donde sus dos principales amigos de Sinaloa pidieron licencia al cargo para intentar reelegirse y ahora le solicitaron su venia y apoyo al Presidente. Al menos en estos dos casos decidió intervenir aunque no de muy buena gana.

    A Luis Guillermo Benítez Torres lo recibió también en el trayecto de los eventos agendados en Mazatlán, entre protestas de quienes se oponen a que “El Químico” resulte como candidato del Partido Sinaloense y eventualmente sea Alcalde por tres años más. El posible pretenso al gobierno mazatleco rindió ante AMLO un breve informe del arrepentimiento por habérsele atravesado a la designación de Rubén Rocha Moya como candidato a Gobernador, así como a alianza con el PAS.

    Pero por efímeros que fueran los acercamientos con los alcaldes con licencia de Culiacán y Mazatlán, el Presidente operó al observar durante viernes y sábado de la semana pasada el desgarriate en que ha convertido su partido las postulaciones. Le ordenó al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, pausar el procedimiento en tanto él revisaba personalmente los nombres de los pretensos, las impugnaciones y los conflictos en los que se hallan inmersos, por eso el aplazamiento de la lista que se daría a conocer el 16 de marzo y se pospuso para el 21 del mismo mes.

    Es un hecho que las definiciones que tome Mario Delgado para las postulaciones a alcaldes de Culiacán y Mazatlán vendrán palomeadas por López Obrador y en ello se reflejará lo que el Presidente piensa o siente de Estrada Ferreiro y de Benítez Torres. Ayer se hablaba de que una vez resueltos los dos casos la decisión se tome de aquí al viernes sin esperar al plazo fatal del 21 de marzo que establece el Instituto Estatal Electoral para registrar las candidaturas.

    Y regresamos a la misma interrogante. ¿Por qué con Estrada Ferreiro y Benítez Torres sí se reunió López Obrador aunque fuera de manera desorganizada e imprevista mientras que el respaldo presidencial no se manifestó, al menos explícitamente, para Rubén Rocha? ¿Le molesta a AMLO que Rocha sea el candidato de Ricardo Monreal y no el candidato del Presidente?

    Reverso

    En octubre viajó a Sonora,

    A recomendar bien a Durazo,

    Pero en Sinaloa ahora,

    ¿Olvidó dar el espaldarazo?

    “¡Ah, con razón!”

    Otro dato no dicho sobre la gira de López Obrador del 12 y 13 de marzo es que cuando AMLO vio las pancartas de morenistas que se oponen a que Gerardo Vargas Landeros sea postulado por Morena a la Presidencia Municipal de Culiacán, el Presidente le preguntó a Quirino Ordaz: “¿quién es ese tal Gerardo Vargas”. El Gobernador le respondió sin entrar en más detalles “fue Secretario de Gobierno durante el sexenio de Mario López Valdez”, y este diálogo se cerró con la expresión presidencial de “¡Ah, con razón!”.