Martín Moreno
@_martinmoreno
SinEmbargo.MX
Hugo López-Gatell podrá ser experto en epidemiología, pero es inexperto en humanismo.
Hugo López-Gatell podrá ser un buen doctor, pero es una mala entraña.
Hugo López-Gatell podrá ser un vocero útil para el Gobierno al que sirve, pero ya no es confiable para el ciudadano que lo escucha.
Lo más sagrado que tienen los doctores, es su credibilidad. Y esa, López-Gatell ya la perdió.
La mayoría de los mexicanos ya no le cree. Su límite de credibilidad se ha agotado. Sus palabras suenan a desconfianza. Sus conceptos cada vez son menos creíbles. Su figura ha comenzado a ser emblema de mentiras y de imprecisiones. Ha cometido muchos errores, y esos errores han costado vidas.
Podríamos llamarla negligencia criminal. O conducta irresponsable. Como usted prefiera. Pero López-Gatell le ha fallado a quienes pagan su salario vía impuestos. Le ha fallado al Juramento de Hipócrates. Le ha fallado a los enfermos por el Covid-19. Le ha fallado al país que confió en él ante la pandemia más terrible de la historia moderna. Le ha fallado a quienes creyeron en él.
López-Gatell ha dicho mentiras, el sello de la 4T.
López-Gatell ha sido impreciso, errático, y sus falencias profesionales han costado vidas humanas.
López-Gatell ha jugado con las cifras, con los pronósticos, con las curvas, con los picos, con las mesetas, y ahora, enredado en su propia lengua, le echa la culpa a los panzones, a los diabéticos, a los gobernadores, a quien sea, con tal de zafarse de su fracaso histórico.
AMLO lo seguirá defendiendo, hasta que le deje de ser útil. Lo mantendrá en el cargo. Se aferrará a sostenerlo. “¡No estás solo, no estás solo!”, arengó López Obrador desde su atril en las mañaneras, dirigiéndose con apoyo público hacia un López-Gatell seducido por los halagos presidenciales, embriagado por los aires del poder, extasiado por las palabras de su jefe.
Tal vez López-Gatell no está solo. ¡Hombre, felicidades!
Pero quienes sí están solos, son millones de mexicanos que a diario se juegan la vida ante el coronavirus. En las calles. En el trabajo. En los hospitales. Sin camas. Sin equipos médicos adecuados. Sin apoyos económicos. Sin empleos. Sin dinero. Sin esperanza.
Huérfanos de atención médica.
Huérfanos de Gobierno.
Huérfanos de Presidente.
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Por sus palabras los conoceréis, reza el refrán. Y Hugo López-Gatell, desde el arranque mismo de la pandemia, se autodescalificó al preferir ser un lacayo más del Presidente que un científico confiable. Poco a poco, el bautizado “Doctor Muerte” por la opinión pública en redes sociales, mutó de doctor a político, de médico a matraquero del Presidente, de galeno a defensor de una causa política. Hoy por hoy, es una caricatura de la ciencia.
Por sus palabras serán juzgados, reza otro refrán. Habla López-Gatell:
“A este pequeño grupo de cinco o seis autodenominados padres de familia...”. (Al referirse despectivo a los padres de los niños con cáncer sin medicinas).
“La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio...”.
“Esta idea de hacernos todos la prueba (del Covid-19), parte de una visión completamente fuera de lugar...”. (El propio director de la OMS, Tedros Adhanom, recomendó hacer “pruebas, pruebas, pruebas”).
“Aparecieron de manera casi sincrónica (sic) estas cuatro notas (en The Washington Post, The New York Times, The Wall Street Journal y El País sobre que el Gobierno mexicano maquillaba las cifras de muertos por coronavirus), seguidas de una amplia difusión por varios protagonistas de las redes sociales...”.
“Usar cubrebocas tiene una pobre utilidad, o incluso tiene una nula utilidad...”.
“El 19 de abril vamos a poder salir de la gravedad”, dijo AMLO el 26 de marzo pasado, dirigiéndose a López-Gatell, quien respondió: “Más o menos”.
“Estamos hablando de que seis mil personas, siete mil u ocho mil, perderán la vida...”. (23-abril-2020).
“(El mínimo de fallecimientos) se redondea a treinta mil o treinta y cinco mil, y un número catastrófico, puede ser de sesenta mil...”. (5-junio-2020).
“Fechas posibles para el pico máximo: entre el 8 y el 10 de mayo...”. (16-abril-2020).
“La epidemia no ha llegado a su pico máximo...”. (29-mayo-2020).
“La epidemia de Covid está en su máximo nivel de intensidad...”. (2-junio-2020).
“La pandemia alcanzará su punto máximo la próxima semana”. (11-junio-2020).
“En la primera quincena de julio estará la máxima carga de casos...”. (12-junio-2020).
“Aquí no se trata de falta de dinero (en los hospitales públicos). Vamos a llegar hasta 250 mil pruebas que en forma continua se van a seguir adquiriendo”.
“No hacen falta hospitales especiales o centros exclusivamente para atender el coronavirus...”.
“De lo que se ve, la epidemia es ocho veces más grande...”.
“Lo que estamos observando, representa diez o doce veces más...”.
“Las campañas de desinformación contra la Dra. Irma Eréndira Sandoval y su familia provienen de los grupos de interés que se resisten a la eliminación de la corrupción. ¡Mi reconocimiento y absoluta confianza en nuestra Secretaria”.
“Esperábamos ver el semáforo, (pero) decidimos no presentarlo porque identificamos que hay información no consistente en todos los estados; hay unos en que la información que tenemos a la mano no es consistente...”.
“Porque el riesgo no es para mí, ni para el Presidente, ni para el Gobierno. ¡El riesgo de que repunte la epidemia es para todas y todos ustedes!
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López-Gatell ha preferido ser vocero propagandista del régimen que vocero científico para los ciudadanos.
Aquí, las consecuencias:
México es el cuarto lugar con mayor número de muertos en el mundo por coronavirus. A la hora de entrega de esta columna, los decesos registraron 35 mil 491 y hay 304 mil 435 contagiados. Cada dos minutos, un mexicano muere por la Covid-19 y cada 14 segundos una persona se contagia. (Fuente: diario Reforma. 12-julio-2020).
“México se apresuró a reactivar”, alertó la OMS el sábado 11 de julio.
La oposición en el Senado denunciará a López-Gatell ante la ONU y la CIDH por negligencia y mal manejo de la epidemia en México.
La pandemia, en nuestro país, está fuera de control.
Ni la curva se aplana ni la pandemia se doma.
¡Gracias, doctor López-Gatell!