El difuso conflicto Rocha-UAS-Congreso. A guerras cantadas, victorias canceladas
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Con la decisión del Gobernador Rubén Rocha Moya de publicar la Ley de Educación Superior aprobada por el Congreso del Estado a mediados de febrero, y la determinación del Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina, para impugnarla en instancias controversiales, dos grandes bloques vitales para la estabilidad estatal chocarían como icebergs si antes no llegan los aires cálidos que enfríen a ambos témpanos en ruta de colisión. Tratándose de la enseñanza, fuente de la civilidad, es posible que el cotejo de fuerzas afecte lo político, económico y social.
La amenaza de agitación llega junto a dos coyunturas que debieran cuidarse. La UAS está inmersa en el proceso de inscripción para el ciclo escolar 2023-2024 y la reforma administrativa y académica en ciernes, mientras el Congreso del Estado, con repercusión directa al Poder Ejecutivo, entró a una fase de reformas que decaen en chismorreos, cruce de culpas y fintas de reyertas que son caldo de cultivo de discordias que, sean como sean, no le caen bien a Sinaloa.
Debieran las partes hallar las posibilidades intermedias de diálogo sin cancelar de antemano los acuerdos. A punto de desatarse la actividad partidista para sacar al Movimiento Regeneración Nacional de la titularidad de la Presidencia de México, y Morena librando la madre de todas las batallas con el objetivo de continuar en el Gobierno federal y Congreso de la Unión, ninguna región del País podría soportar la balcanización de la educación.
Por más que las rencillas estén cantadas, urge realizar las estimaciones de ganancias y pérdidas. La polarización entrecortada entre Gobierno y UAS, con los desenlaces anteriores ya conocidos, inclinarían las quinielas populares hacia el arreglo, aunque los cálculos no deben hacerse al vapor porque ninguna de las dos instituciones merece decretar escenarios al azar. Lejos de tratarse de pelear arriba de un ring, se trata de subirse al pancracio de las razones.
Y por si acaso tuviera que ser una gresca a tres caídas, finalmente le tocará a Rocha Moya hacerla de réferi. Así ha procedido desde el primer día de su gobierno: cuando la sangre está a punto de llegar al río hace la correspondiente función de distensión. Aparte ha dicho que será el Gobernador que más apoye a la UAS y en el actual choque, que es más entre el Congreso y la casa de estudios, lo más factible es que opte por el rescate del campus.
¿Quién ganaría en un choque frontal entre la Universidad y la 64 Legislatura? ¿Llegarán las cosas al nivel de enfrentamiento irreconciliable entre el Gobernador y la UAS? Los incipientes rounds de calentamiento no dan elementos para saberlo, pero en dado caso que ocurran a Rocha Moya no le beneficia que salgan los estudiantes y maestros a las calles a acusarlo de violentar la autonomía universitaria ni al Rector Madueña le conviene que le echen encima a la casa rosalina los aparatos judicial, legislativo y gubernamental.
El momento actual contiene espacios para sujetar cualquier tipo de ramificación del conflicto. Si congeláramos el estado del diferendo a como quedó ayer con la decisión del Gobernador de firmar la Ley de Educación Superior de Sinaloa, el acuerdo de la Diputación Permanente que le pide al Rector una disculpa pública por supuestamente llamar “perros” a diputadas y diputados, sin que alguien presente prueba fehaciente de tal ofensa, y la decisión de la UAS para tumbar en los tribunales aquello que atenta contra su autonomía, pareciera que fumar la pipa de la paz sería hoy demasiado improbable.
Hay otro factor emergente que actúa para bien o para mal en este triángulo de la discordia. Es el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, que ha aceptado que el ex Rector Héctor Melesio Cuén Ojeda sea el único que le organice adhesiones en Sinaloa con miras a obtener la postulación de Morena en la cercana sucesión presidencial. ¿Cómo interactuará el funcionario federal en la encrucijada universitaria y la coyuntura donde necesita al líder político del Partido Sinaloense para que le suba el rating futurista en los electores sinaloenses? Enigmas hay, muchos más que probables corolarios.
Lo único a adelantar es que a Rocha Moya de nuevo le tocará atar los cabos sueltos. Había dicho que si alguien le pidiera vetar la Ley de Educación Superior, lo analizaría. En la Semanera de ayer declaró que la firmó porque “esperé que me hicieran alguna propuesta para yo poder hablar con los diputados y si estuvieran de acuerdo yo poder hacer una modificación, pero no hubo tal”.
Lo demás resulta impredecible. Miles de jóvenes están buscando ahorita un lugar en las unidades académicas de la UAS y lo que imaginan es un centro de estudios apacible, donde la academia predomine sobre las incertidumbres. En el tercer piso de Palacio de Gobierno saben de la cuenta regresiva para el inminente proceso electoral y la inconveniencia de añadirle tirantez a lo que de por sí será tenso. Y en el Congreso del Estado tardan en quitarse los guantes a sabiendas de que el parlamentarismo picueco distrae a las audiencias, pero ni las compromete ni las lleva a algo bueno.
¿Para qué entran al cráter
Del volcán de irracionalidad?
¿Le quieren dar en la máter
A la gloriosa Universidad?
Dijimos en este espacio ayer que el Congreso del Estado tiene pendiente la tarea de designar al titular del Órgano Interno de Control del Instituto de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de Sinaloa, pero la 64 Legislatura recibió ayer la correspondiente solicitud de parte de la directora Jhenny Judith Bernal Arellano y la presidenta de la Comisión Permanente, Diputada Juana Minerva Vázquez González la turnó a la Junta de Coordinación Política para que expida la correspondiente convocatoria. Suerte, asambleístas.