Ante las expresiones del Gobernador Rocha Moya en su conferencia “semanera” sobre que “es el pueblo el que quita, no alguien que grita”, como respuesta a las multitudinarias marchas de protesta por la violencia en Culiacán, cuyo enojo ciudadano se exacerbó ante el asesinato de un papá y sus dos hijos, protesta que se repitió el domingo 26 de enero con una enorme presencia ciudadana de miles de personas; conviene recordar algunos conceptos sobre lo que significan “pueblo, ciudadano, derechos, deberes de gobernantes e impunidad”.
1. Lo que se vio en esas marchas fue “un pueblo que grita”, un pueblo que se manifiesta ante el daño que está sufriendo por la violencia, que se ha incrementado en los últimos cuatro meses, sin que se le vea un cercano final y que ha rebasado todos los límites por el asesinato de niños, de mujeres y de cientos de adultos; ese que grita no “es alguien”, es el pueblo de Sinaloa, al que se le prometió seguridad, democracia y desarrollo.
2. Democracia no es sólo votar y ser votado, sino también ejercer los derechos ciudadanos de libertad de reunión, libertad de expresión aun cuando sea “a gritos”; y de exigir se cumpla con la ley; es también respetar a los ciudadanos, aunque no sean muchos y a las organizaciones y sobre todo que se respete a “las minorías” ya que las mayorías, por serlo y por estar en el poder, se hacen respetar a sí mismas.
3. Claro que el pueblo puede quitar a los gobernantes por “pérdida de confianza” ya sea por negligencia, por ineptitud, incapacidad y hasta por delincuencia y complicidad probadas. La reciente solicitud a la autoridad competente de “Revocación de Mandato”, fue una buena oportunidad para aplicar esa ley y demostrar que “el pueblo no quiere quitar a su gobierno”. Ahora, el recrudecimiento de la violencia ha provocado una mayor exigencia ciudadana de solicitar un cambio de gobierno, que tal vez pudiera ser más eficaz y eficiente en empezar a pacificar al Estado de Sinaloa.
4. Es necesario aclarar que los mensajes de las protestas y marchas, no han sido de acusar al Gobierno de delincuente ni de complicidad con los delincuentes, aunque haya quien expresa sus sospechas al respecto; se acusa al Gobierno de negligencia y dejadez cuando declara que “no hay problema”, que todo tiene “tintes políticos”, que “no pasa nada”; se acusa también al gobierno de ineptitud, lo que ha conducido a la impunidad, pues de los cientos de asesinados sólo se ha logrado llevar a juicio a unos cuantos; y se le acusa de no cooperar abiertamente con los ciudadanos que buscan a sus hijos y esposos desaparecidos y a los desplazados, los extorsionados y a quienes han perdido sus autos y otros bienes.
5. Este gobierno de la 4T está cosechando los amargos frutos de la política de “abrazos no balazos” y de “dejar hacer, dejar pasar” que aplicó el ex Presidente López Obrador, quien permitió “la metástasis” del cáncer del narcotráfico que inundó a la sociedad, desde niños y jóvenes reclutados como “punteros” y consumidores, y a hombres y mujeres con el “señuelo” de dinero mal habido, pues parte de la economía sinaloense “y de todo México”, se ha impulsado con el dinero producto del narcotráfico.
6. Ante la gravedad del problema, el Gobierno federal ha tenido que aplicar la misma política desarrollada por el ex Presidente Felipe Calderón de combatir al narcotráfico y la delincuencia organizada con toda la fuerza del Estado, atacando “las rutas del dinero, de las armas, de las drogas y la ruta de los cárteles”, aunque ello signifique “alborotar al avispero”, como se le ha reclamado al gobierno de Calderón.
El Estado tiene la ineludible obligación constitucional, política y moral de perseguir a los delincuentes y proporcionar seguridad a los ciudadanos lo que, durante seis años, no se cumplió y contra todo eso se está protestando con las marchas y manifestaciones.
7. Se reclama la falta de prevención ante los daños colaterales, pues pareciera que “sólo se tapa el hoyo, después de que alguien cae en él”:
- Se han afectado y cerrado negocios, se incendian y balacean domicilios particulares y edificios públicos
- Se dañan y atacan escuelas, maestros y alumnos (hay escasez de policías municipales)
- Se cierran vías de comunicación y se roban cientos de autos
Es pues un largo rosario de problemas no atendidos o mal atendidos que ha indignado a miles de ciudadanos, a todo “un pueblo que grita” y exige al gobierno que un día eligió.