El cristal con que se mira

    La historia de las personas y los sucesos importantes de sus familias, son narradas por los diferentes actores desde la perspectiva como fueron vividas por cada una. Un evento familiar es percibido por cada hijo dependiendo del orden de su nacimiento, del rol que le toca vivir en su familia, de las consecuencias que a sus propios planes afecta lo sucedido, y son integradas armónicamente conforme la capacidad de entendimiento y conciencia que su crecimiento personal le permita desarrollar en el devenir de los años.

    Derivado de lo anterior, cualquier suceso familiar por simple que parezca, así como la forma como se interprete o maneje, representa la posibilidad de distanciamiento o de unión. En la mayoría de los casos, en el transcurso de la vida, un conflicto familiar surge porque a un suceso intrascendente para una parte, la otra le carga la historia familiar y por qué no decirlo, la herida personal. Esto que es tan común en las relaciones de todo tipo, empaña el sentir según el cristal con el que percibimos la vida.

    A nivel empresa sucede lo mismo, las decisiones impactan en el resultado o expectativa del resto del equipo de trabajo y son manejadas por cada elemento de la forma como su propia historia, conciencia y preparación personal se lo permite.

    A tiempos actuales, sería irresponsable considerar que los jefes de familia o de empresa hayan omitido analizar o replantear la forma de operar. La actual situación ha llamado a revisar la forma como operar, como obtener los ingresos que permitan solventar los egresos, y sobre todo a priorizar el destino de estos últimos. Esa es la única balsa real que puede mantener a flote una empresa o un hogar.

    En mucha parte, el equilibrio de lo antes mencionado representa la tranquilidad de los actores y desde una perspectiva de tranquilidad poder traer a la conciencia el área de oportunidad.

    Cuestionamientos acerca de qué proyecto reiniciar, qué proyecto cerrar o posponer, qué recursos materiales y humanos conservar, con cuántos recursos bancarios debo financiarme, cuáles son los gastos prioritarios en mi hogar, cómo puedo dar un mejor servicio desde mi empresa, qué puedo hacer para obtener más recursos...son los temas recurrentes que de seguro acompañan nuestro café mañanero en estos últimos tiempos.

    Llamados a actuar bajo principios cuya aplicación genere resultados fluídos y armónicos para la mayoría, o por qué no, para todos, por el bien personal y de nuestro entorno, una recomendación es que después de concientizar lo que se analiza, priorizar bajo el principio del orden. Esto significa que el resultado de la decisión respete todo lo que tiene que ver con la jerarquía, esfuerzos, iniciativas, necesidades, desde luego haciéndolo en el marco legal.

    Sabremos que vamos por ese camino cuando el resultado, tangible o imaginado nos genere paz. Sabremos que vamos en camino contrario, cuando ese mismo resultado nos genere ansiedad con el simple hecho de imaginarlo posible.

    Ningún ente debe tomar decisiones a costillas de sí mismo, la organización familiar y la empresarial brindan oportunidades para mantener equilibrado el orden y la paz y esto no debe basarse en el sacrificio innecesario de sus elementos. La perspectiva desde donde se traiga a la conciencia las verdades de fondo para poder decidir mejor depende del cristal con que se mira.