Cuauhtémoc Celaya Corella
celayacorella@hotmail.com
Columnas como esta, te lo digo en confianza Inge, no me gusta escribir. No es mi estilo, ni tampoco mi tema. Pero creo que toda la esperanza que despertó en su campaña el tabasqueño, hoy está en el bote de la basura, y ojalá no sea de la basura que se recicla, Inge.
El tema es muy sencillo, la violencia que vive todo México, un protectorado desprotegido por el gobierno gringo a partir de 2019. Un país que le hace el trabajo sucio y que hace lo que el magnate norteamericano le pide. Con eso demuestra quien ejerce el poder, un juego que no se entiende en cuanto a un sentir nacionalista y defensor de la soberanía.
Lo más breve que escribió Amado Narvo, Inge, fue: ¿Dime amigo, la vida es triste, o el triste soy yo? ¿Por qué meto al bardo nayarita en esta conversación? Porque cada ciudadano debería preguntarse ahora: Dime amigo, ¿México es triste, o el triste soy yo?
Lo sucedido a una niña recientemente, de nombre Fátima, es lo más cruel que ha sucedido. Y mientras se esperaba que desde su púlpito en el templo mañanero, en la vivienda estilo virreinal en que se ha convertido Palacio Nacional, quien habla por costumbre en la mañana, solo acusa a los fantasmas que inventa que lo siguen.
¿Qué hace dicho individuo en ese lugar? ¿Cómo fue que llegó allá? ¿Tanto se debe que tan alto debe ser el castigo de un pueblo? Nunca, ni en los tiempos de las otras tres transformaciones, que tuvieron un carácter nacionalista, la población había estado tan desprotegida de las capas delincuenciales que a lo ancho y largo del país, cometen todo tipo de atrocidades, mientras el Comandante Supremo, solo dice que los delincuentes merecen el respeto. Increíble la falta de solidaridad del empleado más caro que tiene el pueblo.
Convocan a un paro nacional, y una mujer que también habita el hogar virreinal de Palacio, aprueba esa movilización y la ve con agrado, sólo que escasas horas después, enseña por las redes un mensaje con un rotundo ¡No¡ al paro nacional. Ella se llama Beatriz Gutiérrez, que es la consorte del Presidente, que debería tener la sensibilidad de la mujer para identificarse y solidarizarse con las mujeres mexicanas en su demanda de justicia y alto a esa violencia imparable. Con ello le haría un favor a su marido Presidente, al convertirse en un puente de comunicación para quienes están indefensas.
Los políticos de Morena, muestran ser peores políticos que aquellos políticos neoliberales que acusan. Carísimo será el costo a pagar por el experimento de buscar en otro régimen, la posibilidad de lograr una mejora a su destino de ser pueblo.
México lo puebla un pueblo que olvida muy fácilmente. Un pueblo digno de la sentencia romana de dar pan y circo para que no vean ni oigan, los gritos de impotencia de quienes son alcanzadas por la violencia, incluido los gritos de los violentos, cuando se les llega el ajuste de sus facturas y les sale un saldo a pagar.
No hay esperanza, no hay proyecto, no hay mañana. La oscura noche de la incompetencia vive sus horas más negras, y el final del primer túnel no augura una luz para continuar. Las próximas elecciones federales, no avizoran cambio alguno, y de ganar quienes hoy son poder, será entonces cuando la furia contenida ahora, se desboque, porque es el período en que se afirman los errores y la visión se nubla por los cantos de los incondicionales.
Decía un microempresario, aquí va a ganar el que ponga Morena, tenga méritos o no, porque el PRI apesta, y el PAN está perdido en sus propios callejones. No sabe salir. ¿Cómo ves, Inge?
Por lo que llaman las redes, hay una pasarela de videos y mensajes sobre cómo no deben descuidarse a los niños y cómo cuidarlos, incluso en algunos colegios les dan prácticas de cómo pedir auxilio en caso de que desconocidos atenten con sustraerlos. ¿Qué le pasó a la sociedad mexicana? ¿Por qué se perdió el sentido de la seguridad?
¿Por qué el gobierno abandonó su tarea de proporcionar seguridad y por qué no se trabaja socialmente sobre ese tema? Yo veo en las universidades donde me muevo, una carencia increíble de trabajo sobre el tema, y en lo que llaman “los pasillos” todos los estudiantes saben lo que se fuma, lo que se negocia, y con una impunidad los filtros que deberían controlar entradas y salidas, no hacen su quehacer. Son territorios de nadie. Mientras sus rectores tienen puesta su mirada en puestos políticos, o pertenecen a grupos políticos y no académicos.
No son los niños los desprotegidos, es toda la sociedad en cualquier ciudad y estado del país.
Es cosa de atender un noticiario o ver un diario para comprobar los hechos violentos consumados, y si hoy la CDMX es la más peligrosa del mundo, muy rápido se está avanzando para que México país, sea el más peligroso del mundo. Lugar que puede alcanzar en escasos cuatro años y meses, o antes.