El cinismo pragmático

    La tarea de gobernar a México durante los cuatro años del segundo periodo trumpiano va a ser el reto mayor de la Presidenta Sheinbaum... al mismo tiempo que sostiene esa monumental batalla, en su gobierno y partido hay grupos e individuos que le mueven el piso y prácticamente la sabotean en cada escenario de lucha política.

    Si la Presidenta Sheinbaum logra salir avante en este sexenio, habrá demostrado que es una mujer excepcional, porque ¡vaya que tiene enfrente desafíos descomunales dentro y fuera del País, dentro y fuera de su gobierno, y dentro y fuera de su partido!

    Lidiar a un individuo tan inestable, inesperado y prepotente, que encabeza un intento anacrónico de regresarle a Estados Unidos un esplendor que nunca volverá a tener pero que es exigido por decenas de millones de estadounidenses fanatizados, es una faena extraordinariamente difícil.

    A pesar de que Claudia Sheinbaum, razonando como una científica que hace política, le plantea a Donald Trump propuestas razonables y precisas, como a) solicitar, ante la imposición de aranceles del 25 por ciento a los autos fabricados en México, que el vehículo que se fabrique en América del Norte y tenga partes fabricadas en México éstas no sean penalizadas con los aranceles y pasen sin sanciones, y b) que las autopartes fabricadas en México por empresas mexicanas y que son componentes de los carros producidos en Estados Unidos tampoco sean penalizadas, no hay ninguna garantía que esta racionalidad, y la propia de la industria automotriz estadounidense, sean escuchadas por el lunático de los aranceles proteccionistas.

    La tarea de gobernar a México durante los cuatro años del segundo periodo trumpiano va a ser el reto mayor de la Presidenta Sheinbaum, porque lo que se defina ante Estados Unidos va a tener efectos directos e inmediatos en el conjunto de la economía, la sociedad y la política mexicanas.

    Al mismo tiempo que la primera mujer que dirige a México sostiene esa monumental batalla, en su gobierno y partido hay grupos e individuos que le mueven el piso y prácticamente la sabotean en cada escenario de lucha política.

    Ya lo vimos en las reformas contra el nepotismo y la reelección, incluso en el manejo de los tiempos para la reforma del Poder Judicial, y ahora lo observamos en la defensa mayoritaria que hizo Morena del inefable diputado Cuauhtémoc Blanco.

    En este caso, Claudia Sheinbaum optó por ceder ante la postura de las corrientes más cínicamente pragmáticas de su partido para no ahondar más sus diferencias con ellas y buscando reconstruir la unidad partidaria. Fue por ello que no opuso una decisión congruente con los principios programáticos de su partido y con las exigencias de las mujeres feministas que exigían desaforar a un patán y a uno de los peores políticos de Morena.

    Desafortunadamente Claudia Sheinbaum nos ha comprobado que una cosa es la política en el poder y otra la política en la Oposición y en los movimientos sociales. Estando en el poder se privilegian las “razones de Estado” y los intereses dominantes del partido gobernante, que en este caso no corresponden a la formación ética e ideológica de la doctora Sheinbaum ni a su trayectoria en los movimientos sociales y en las luchas políticas antes de llegar a Palacio Nacional.

    Fue una humillante vergüenza que, con 291 votos a favor, 158 votos en contra y 12 abstenciones, el pleno de la Cámara de Diputados determinara desechar la petición de desafuero en contra del ex futbolista y ahora “legislador” Cuauhtémoc Blanco Bravo. Con la excepción de 25 legisladoras morenas, y de las bancadas de MC y PAN y la mayoría del PT, Morena, aliado con el PRI, a cambio, dicen diputadas del tricolor, de no llevar a juicio político a “Alito” Moreno, el presidente del antes imbatible.

    Ante este grave asunto de relevancia nacional, coincido plenamente con el editorial de La Jornada, del día 26 de marzo:

    “Es lamentable que casi dos terceras partes de los diputados hayan decidido proteger sin ninguna razón de fondo a alguien señalado por un delito cuyas responsabilidades deberían desahogarse en tribunales como ocurriría con el resto de los ciudadanos. Con su voto, los legisladores de Morena debilitan la autoridad moral de un partido cuyos gobiernos han emprendido una lucha contra la impunidad, la corrupción y los privilegios del poder, con el agravante de coincidir con un adversario histórico tan desacreditado como el PRI. Esta bofetada a las normas que dieron vida al Movimiento Regeneración Nacional sienta un precedente de desconfianza y pérdida de credibilidad en la representación morenista en San Lázaro, sembrando la duda de si en un futuro habrá alguna acusación con la suficiente fuerza para activar el mecanismo de desafuero. De momento, es claro que se ha inhibido la impartición de justicia y protegido la impunidad. Adicionalmente, se ha generado un descontento en la fracción parlamentaria morenista cuyos efectos están por verse. Con este desenlace, los señalamientos contra el ex Gobernador quedan estancados en una incógnita nociva para la confianza ciudadana en las instituciones, para el partido gobernante, para todas las mujeres del País e incluso para el propio acusado, quien pierde la oportunidad de fundamentar su inocencia y queda manchado por la duda. Por todo lo anterior, debe deplorarse que 291 legisladores privilegiaran el espíritu de cuerpo sobre el espíritu de justicia”.

    Las fuerzas políticas más retrógradas de Morena ya han puesto dos o tres veces contra la pared a la Presidenta Sheinbaum. Si lo siguen haciendo, y con Trump de vecino, la esperanza de un buen gobierno se podría ir debilitando paulatinamente.