magco7@hotmail.com
Manuel Fernando Guzmán Jiménez, quien se identifica como “un Poeta en el Exilio”, se afirma en mi panorama como un motivo incentivador, toda vez que se inició en la actividad literaria cuando ya estaba entrado en la séptima década de su vida, y lo hizo con un libro de versos, primera manifestación de una trayectoria editorial que, ahora ya octogenario, extiende en el libro “Vivir sin Envejecer XXI”.
El mencionado volumen compila 30 entregas de poesía y narrativa, de las cuales 23 son obras de mujeres, cuya vida cursa ya en la llamada tercera edad, de ahí la especial significación que para mí, como viejo que soy, reviste esta obra. El compilador, doctor Pepe Valencia, define que supervivir mediante una manifestación creativa, no es lo mismo que sobrevivir simplemente.
Entre las obras que del Poeta en el Exilio aparecen en ese libro hay una que rinde admiración al compositor y poeta argentino Alberto Cortez, y en otra el autor se auto describe con su expresión coloquial: “hoy amanecí más viejo / y presumo mi vejez;/ los sueños no se han perdido, / sólo se arrugó la piel”.
En ese contexto el etéreo elemento de los sueños se mantiene activo como leitmotiv en la inspiración de Manuel Fernando Guzmán Jiménez, fragua de su impulso creador que, en mi caso y en razón de la edad, asume un efecto inductor que motiva a mi gratitud.
A propósito de sueños, aquello que se conocía como el “sueño americano” ha derivado hacia una pesadilla que está afectando sensiblemente a México, donde ahora crece el problema migratorio trasladado desde Estados Unidos, mediante chantaje económico dictado por Donald Trump, al ubicar en nuestra frontera con Guatemala una determinante acción de cancerbero con cargo a la imagen del gobierno de la Cuarta Transformación.
La Guardia Nacional y las autoridades migratorias de México se manifiestan resueltas a frenar a como dé lugar el flujo migratorio hacia Estados Unidos, lo cual está generando una imagen que dista mucho de la que México había preservado a través de la historia como país hospitalario y como baluarte del ejercicio del derecho de asilo y de la defensa de los derechos humanos.
Excepto el caso de la etapa de expulsión de los chinos, nuestro país cobró presencia mundial por su política exterior, siempre atenta a respetar los derechos en esa materia. Recuérdese la determinación de asilo a los exiliados españoles que dejaron su país para escapar de la dictadura de Francisco Franco, a raíz de aquella cruenta guerra civil.
Posteriormente se dio asilo a migrantes de Sudamérica: a los uruguayos, a los chilenos, a los argentinos que se autoexiliaron para escapar a la acción de las dictaduras en sus países. Lo mismo puede decirse en el caso de migrantes provenientes de otros países.
La actual afluencia de caravanas integradas por migrantes centroamericanos, cubanos y africanos presenta aristas diferentes tanto en forma como en fondo, pues ahora se trata de movimientos masivos cuyo desplazamiento parece orquestado; además de que la motivación no es asilarse en nuestro país sino cruzar por todo el territorio mexicano hacia el norte con el fin de ingresar a Estados Unidos, cuyo decantado muro parece trasladado operativamente a la frontera México - Guatemala.
Muy bien, muchachito: sigue así, porque si me fallas te castigo. Este parece ser el mensaje que el Presidente yanqui traslinea en sus persistentes felicitaciones al gobierno de México por su acción anti migratoria. ¿Qué otra cosa se le ofrecerá al señor Trump en aras de sus propósitos electoreros?
Para grandes males, grandes remedios, reza un refrán que aplica en la erradicación de los productos de plástico que contribuyen gravemente al deterioro de la sustentabilidad del planeta. La medida nos remite retrospectiva, y un tanto románticamente a los tiempos de la canasta bajo el brazo femenino, pero también obliga a prever las estrategias que corresponderán a la desaparición de los receptáculos de plástico tan universalmente usados en la actualidad, hecho que sin duda implicará radicales y múltiples adecuaciones. Gajes del cambio.