El ambicioso programa de obras de Rocha
Infraestructura útil y sin elefantes blancos
Atenido al razonamiento popular que dice que a los gobernantes se les recuerda por la obra con sentido social, no la faraónica que acaba como elefantes blancos, Rubén Rocha Moya presentó el más ambicioso programa de infraestructura para el desarrollo y bienestar del que se tenga memoria en la historia reciente de Sinaloa. Aparte de incluir a los 20 municipios, el plan a realizarse en el bienio 2024-2025 selecciona certeramente los puntos de modernización que al no ser atendidos durante años devinieron en rezagos sociales y económicos.
La inversión de 4 mil 780 millones de pesos tampoco tiene precedentes desde el enfoque de la optimización de los recursos públicos y la integralidad de proyectos que por separado o en conjunto solucionan problemas estructurales de movilidad urbana, rehabilitación de carreteras, redes camineras, drenaje, agua potable e impulso al deporte. Es decir, para finales del año próximo Sinaloa debe tener otro rostro y los sinaloenses, buenos resultados.
Cabe destacar el enfoque reactivador de la economía que Rocha le imprime a lo anunciado ayer y que de tan pretencioso el plan hará que la gente cruce los dedos para que se cristalice y no quede en el papel o en obra negra como sucedió con anteriores mandatarios estatales. O que a los días de ser inauguradas ingresen al catálogo de obras costosas de utilidad cuestionada. ¿Se acuerdan del Parque Temático construido en Culiacán durante el gobierno de Mario López Valdez y que hoy es testimonio de lo inservible?
Pero el plan de obras de Rocha Moya parece ser producto de la introspección profunda en las necesidades que los habitantes definen como prioritarias. A la queja del mal estado de las carreteras se le atiende con la inversión de 421 millones de pesos, las tuberías de agua potable y drenaje cuya vida útil ya se agotó reciben para reposición 451 millones de pesos, y a la pavimentación de alrededor de 45 kilómetros de calles se le destinan mil 737 millones de pesos.
El objetivo insignia en Sinaloa de la llamada Cuarta Transformación tiene que ver con la infraestructura urbana, a la cual se le inyectan en total mil 586 millones de pesos con obras como el paso superior vehicular del bulevar Colosio, sobre la avenida Juan Pablo II en Mazatlán, que costará 233 millones de pesos; la construcción del malecón margen izquierdo y enlaces con puentes al sector Pedro Infante, en Culiacán con 600 millones de pesos, y la intervención al desastroso flujo de aguas negras en Los Mochis, con 54 millones de pesos.
En Culiacán destacan dentro de las obras de conectividad vial el puente Río Humaya-boulevard Santa Fe, al que se le invertirán 180 millones de pesos, y el enlace del boulevard Las Torres con el boulevard Agricultores, con 135 millones de pesos. En Mazatlán la pavimentación con concreto hidráulico de la Avenida Insurgentes a lo largo de mil 623 metros, con 65 millones de pesos, y 15 millones de pesos para continuar rehabilitando la red de drenaje.
Otro aspecto relevante es la otorgación de obra a pequeños y medianos constructores, pues el Gobernador se comprometió a no beneficiar solamente a grandes compañías. “Queremos revolucionar la economía sinaloense porque éste es un plan que impacta desde los acarreadores de materiales, camioneros, quiero que a todo mundo se les dé trabajo; hay obras grandes que vamos a hacer pero no quiero que se las coman sólo los grandes constructores, necesito que se incorpore todo mundo y lo van a hacer: el que vende diésel, el que vende concreto, van a incorporarse muchos sectores, el sector comercial y mano de obra, pues va a haber mucho trabajo”, expuso.
Hacía tiempo que el Gobernador tenía trabajando a sus colaboradores en el diseño de esta estrategia de infraestructura para el desarrollo y mejor nivel de vida a los sinaloenses. Hasta que ayer, exactamente a 844 días de que asumió el cargo, lo dio a conocer ante los 18 alcaldes y medios de comunicación. Fue un evento sencillo que brilló a través de las grandes metas que propone alcanzar en dos años, e inclusive con obras que ya presentan avances.
Si bien es cierto que desde el inicio de su gobierno Rocha Moya ha empujado obra pública para todos los municipios, esta vez promete un bloque de construcciones de mayor envergadura y sin perder la naturaleza del compromiso social. Contiene la reflexión de que a mayor infraestructura para el desarrollo le resulta implícito el desenvolvimiento de oportunidades colectivas y que allí también hay un bono social importante.
No está por demás plantear aquí que a tan ambicioso programa de obras le corresponda el voluntarioso esfuerzo de transparencia para que la confianza ciudadana sea el plus agregado a la satisfacción que la infraestructura urbana trae consigo. Rendición de cuentas de principio a fin tan sólida como los resistentes pilotes de los puentes y pasos deprimidos.
Las obras de infraestructura,
Tienen dos epílogos tajantes,
O encumbran a los gobernantes,
O les sirven como sepultura.
El Eje Federalismo de Culiacán es como un listón rojo amarrado al dedo índice de servidores públicos para que recuerden la situación de desastre en que están las redes de desfogue del drenaje sanitario y suministro de agua potable, de las cuales en algunos tramos únicamente queda el óxido que al no resistir más hace que la tierra se hunda como trampa mortal para automovilistas y peatones. Los constantes socavones en la zona son el ultimátum a conseguir los recursos públicos necesarios para renovar las tuberías en las grandes ciudades de Sinaloa. Hacer como que no los ven sólo pospone el inminente colapso.