El alma de Ucrania

ÉTHOS
22/03/2025 04:00
    El ambiente y decoración del teatro resultó adecuado para adentrarse y armonizar con la música de la diversidad de las estaciones del año.

    El concierto de la violinista Anastasiya Petryshak, que ofreció ayer acompañada de la OSSLA, dentro de la programación SAS-ISIC en el Teatro Pablo de Villavicencio, bajo la conducción del director huésped, Armando Pesqueira, fue un verdadero banquete musical.

    El programa comenzó con la orquesta tocando la Pequeña Serenata Nocturna, de Mozart. A continuación, la profesional interpretación de Las Cuatro Estaciones, de Vivaldi, por parte de Petryshak fue sublime: las vibrantes notas que arrancó al violín contagiaron con su magia, dulzura, belleza, energía y sentimiento a todo el público que colmó el recinto. Con su juventud, encanto, hermosura y esbeltez, la violinista ucraniana semejaba una de las princesas que protagonizan las inolvidables películas de Disney., de las que seguramente gustarán sus dos hijos.

    El ambiente y decoración del teatro resultó adecuado para adentrarse y armonizar con la música de la diversidad de las estaciones del año. Las proyecciones en pantalla durante el concierto conectaban con el embriagador misticismo y profunda espiritualidad de la música de Vivaldi.

    Al inicio dijimos que fue un gran banquete musical, pero el postre -los encores- resultó extasiante y excepcional: romántico, tierno, dulce, melancólico y ensoñador.

    La primera pieza fue “Meditación de Thais”, de Jules Massenet, donde la sensibilidad de Petrishak transmitió la ola de quietud, serenidad y relajación que narra la conversión de la cortesana Thais, ante un monje cenobita.

    La segunda pieza fue un fragmento de las Cuatro Estaciones, y el tercer encore resultó muy especial: “Melodía en la menor”, del compositor ucraniano Miroslav Skórik, quien nació en Elbif y a los 9 años fue deportado a Siberia junto con su familia, pero regresó solo tras la muerte de Stalin. Esta música es considerada un himno espiritual que refleja la pasión del alma ucraniana.

    ¿Percibo la música del alma?