No, no es un albur obvio. Es una expresión (suavizada como “madriguera del conejo”) que viene del inglés “Down the rabbit hole”, originalmente escrita por el matemático, fotógrafo, novelista (y supuestamente otras cosas) Lewis Carroll (1832-1898, Charles Lutwidge Dogson) y es una metáfora de la inmersión en una aventura, sujeto o ámbito desconocidos. Es una expresión usada en su famoso libro (los británicos tienen una buena literatura-música-cinematografía-pintura-etc, pero un aún mayor y más eficaz aparato de propaganda cultural) Alice’s Adventures in Wonderland (“Alicia en el país de las maravillas”).
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“Fue el mayor de los once hijos de Frances Jane Lutwidge y Charles Dodgson, un pastor protestante: cuatro varones y siete niñas, todos ellos tartamudos.
Padeció varias enfermedades, una de las cuales lo dejó sordo de un oído.
Asistió a la Escuela de Richmond, Yorkshire (1844-1845), y más tarde a la Escuela de Rugby (1846-1850). Cursó estudios en la Universidad de Oxford donde obtuvo el grado de bachiller y se recibió de preceptor.
Fue ordenado diácono de la Iglesia Anglicana en 1861 y enseñó matemáticas de 1855 a 1881. Su tartamudez y sus dudas doctrinales no fueron los únicos obstáculos que le impidieron entrar al sacerdocio.
Su profesión de matemático le gustaba, aun cuando no destacase extraordinariamente como tal y, además, se resistía a someterse a ciertas reglas impuestas por la costumbre a los que se ordenaban sacerdotes. Por ejemplo, no hubiera podido asistir al teatro y estaba decidido a no abandonar este entretenimiento.
Aunque se dedicó sobre todo a la geometría, escribió también sobre otros temas matemáticos: álgebra, cuadratura del círculo, cifrado de mensajes, lógica, etc. produciendo casi una docena de libros.
Padeció de insomnio durante toda su vida y pasaba noches enteras despierto. Escribió diversos libros sobre la materia y el más interesante de ellos se titula: Euclides y sus modernos rivales.
Desde los 13 años y junto a sus hermanos, se dedicó a la publicación de pequeñas revistas literarias que él mismo redactaba y en ocasiones también ilustraba, para el uso de los invitados del presbítero de Croft (Yorkshire) donde ejercía su padre. Editaron revistas como The Rectory Magazine, La Comète, Le Bouton de Rose, l’Etoile, le Feu Follet, The Rectory Umbrella , etc., con poemas y canciones que él componía, una sección de ‘cartas al director’ y breves parodias de novelas contemporáneas.
A partir de 1855 escribió, ya bajo el nombre de Lewis Carroll, poemas para The Train. Publicó una colección de poesías con el título de Phantasmagoria and Other Poems en 1869, y otro poema largo, The Hunting of the Snark (La Caza del Snark) en 1876. Con su verdadero nombre, Dodgson, publicó numerosas obras de matemáticas y un tratado de lógica del que solamente publicó la primera parte en 1896.
En 1865 publicó una de sus obras más conocidas: Alicia en el país de las maravillas. El libro fue un éxito y en 1871 publicó su secuela A través del espejo y Lo que Alicia encontró allí. Después escribiría ‘La caza del Snark’ (1876), y una novela, Silvia y Bruno (1889-1893). Le encantaban los niños, para los que escribió miles de cartas, que a su muerte fueron recopiladas con el título de Cartas de Lewis Carroll (1979).
Además de dedicarse a la escritura, tuvo una gran afición por la fotografía. Realizó retratos como los de la actriz Ellen Terry y los poetas lord Alfred Tennyson y Dante Gabriel Rossetti. En 1880 dejó esta afición por numerosas críticas que recibió ya que fotografió a niñas desnudas. Nunca se casó ni se le conoció relación con mujeres en su vida.
Lewis Carroll falleció el 14 de enero de 1898 en Guilford (Surrey). Respondía unas dos mil cartas al año (un promedio de 5 cartas y media diarias). A veces escribía al revés, obligando al lector a sostener la carta delante de un espejo para descifrarla”.