Julieta Montero
Es como si el abanico supiera
que me estoy quemando por dentro,
que me derrito por fuera,
por eso, desesperado gira y gira
sin dejar de batir sus alas.
Mi mirada le da las gracias
sacudiéndose el sopor,
él sonrié con movimiento
de majestuoso señor
aventando hacia abajo el viento
para quitar la calor.
Suspendido en el vacío
de la oquedad de la sala,
el techo lo detiene
para que bailen sus aspas.
El calor brota por los poros
bañando la piel ardiente
que en gotas cristalinas
se desliza por la pendiente
del cuerpo que se deshace
en el agua transparente .
Me estoy derritiendo por fuera,
me estoy quemando por dentro,
es el verano del trópico
que llena de agua el verso.