Desde que peleó en aquella épica defensa de Villa Retina, la finca que arbitrariamente le fue expropiada al crear Francisco Labastida Ochoa el Desarrollo Urbano Tres Ríos, no había conversado con el oftalmólogo Efraín Romo Santos, en ese imperdonable lapsus calami de tres décadas que impidió conocer episodios importantes en la historia de este ciudadano ilustre que le ha dado a Sinaloa y la medicina aportes invaluables. Así, sin pretender la gloria, va dejando la huella que solo corresponde a los perseverantes.
Creo que en las tantas vorágines políticas, económicas y sociales que le toca atender en Sinaloa, el periodismo ha ido perdiendo de vista a aquellos que desde lo individual o gremial realizan la labor orgánica que significa la verdadera transformación, consistente ésta en ver mucho más allá del estancamiento y el conformismo. Son los héroes cotidianos invisibilizados porque al no ser materia de interés de la prensa escapan de la cobertura, lo cual a veces es bueno y en ocasiones constituye discriminación informativa.
Tal vez por eso, mitad remordimiento y mitad desagravio, al leer el mensaje que por correo electrónico me envió el doctor Efraín Romo Santos, el sábado 10 de agosto, caí en cuenta de ese punto ciego donde la noticia se enfoca a lo sensacionalista y saca del radar a lo socialmente trascendente. Me informaba en mail que concluyó el libro “La oftalmología en la Universidad Autónoma de Sinaloa, su profesionalización y dieciséis especialidades médicas más”, publicado por Andraval Ediciones, e invitaba ser uno de los comentaristas de su obra.
El libro contiene la restauración documental de la especialidad médica en la cual Efraín Romo Santos es protagonista desde hace medio siglo cuando ingresó a la Asociación para Evitar la Ceguera en México, en 1971. Es testigo privilegiado del inicio de todo, “cuando el ser humano se complicó la existencia al creer que los objetos y seres vivos podían tener poder sobrenatural con actividad voluntaria para enfermar o curar a una persona”, hasta la incorporación de métodos clínicos y tecnología moderna en la anteriormente llamada Coordinación Universitaria del Hospital Civil de Culiacán, que hoy es el Centro de Investigación y Docencia en Ciencias de la Salud.
Tomando como eje la génesis de la oftalmología en la UAS, el autor refresca en la memoria social diferentes etapas de la vida de la casa de estudios, como la creación de la Escuela de Medicina y la aportación semilla del ex Rector Jorge Medina Viedas que luego cultivaron otros rectores, y no les escatima el homenaje a los universitarios que empujaron fuerte para que en 1976 fuera instalado el primer consultorio oftalmológico en el Hospital Civil atendido por Humberto Bátiz Rodelo, Melesio Palazuelos Gaxiola y Efraín Romo Santos.
Desfilan en el libro personajes, imágenes, documentos, peripecias, inventarios, esfuerzos y hasta el “mural de la ignominia” que resuelven toda necesidad de saber que los indomables tesones invariablemente dejan grandes obras, enormes huellas, en beneficio de las sociedades. Es un viaje de la utopía al sueño y la realidad como última parada, que alecciona sobre la lucha con convicciones que siempre lleva a realizaciones valiosas.
De manera generosa el autor se hace a un lado para darle méritos a quienes contribuyeron al nacimiento de la Escuela (hoy Facultad) de Medicina y el desarrollo de la oftalmología en la UAS. Acude al bajo perfil para permitirle a la historia que se cuente por sí misma y sin jactancias se desliza en el pasado y el presente, sabiendo que la viabilidad del futuro tiene rieles los rieles firmes de la perseverancia.
El evento de presentación es hoy viernes 18 de noviembre a las 5 de la tarde en los jardines del Hospital Civil de Culiacán y participan también el investigador, escritor y académico Ronaldo González Valdes en la conducción y los doctores Rafael Valdez Aguilar, Ricardo Manuel Chávez Díaz y Clemente Pérez Montiel como comentaristas. Como invitados especiales están el Rector Jesús Madueña Molina; el Director del Hospital Civil de Culiacán, Everardo Quevedo Castro; el Director del Centro de Investigación y Docencias en Ciencias de la Salud, Alfredo Contreras Gutiérrez; líderes del equipo médico del CIDOCS, y el Director de la Facultad de Medicina, Luis Alberto González García.
Los que asistan tienen garantizada la inmersión en la historia de la medicina en Sinaloa, desde que, según evoca Efraín Romo, “todo empezó con la idea romántica de unos jóvenes bachilleres de formar médicos en Culiacán” donde “fueron muchas las dificultades que se presentaron para el logro de este propósito científico, social y muy humano; sobraron opiniones publicadas considerando lo incierto del proyecto, pocas a favor y las que lo veían posible condicionándolo a cubrir algunos requisitos para su correcto funcionamiento”.
Y reflexiona: “en definitiva, fue mejor el camino sinuoso que se recorrió, al de la espera cómoda de tener todo para empezar”.
Cuando tú quieras saber cómo,
Hacer realidad un sueño,
Acuérdate del gran empeño,
Que le pone Efraín Romo.
Efraín Romo Santos les imparte a los profesionistas jóvenes la lección de la persistencia y la no rendición como método para lograr aquello que de la quimera transita a lo posible y de lo factible a la realización. Él estudió, además de la medicina oftalmológica, las licenciaturas en Derecho e Historia y todavía no se cansa, pues además de atender a bajo costo a personas de escasos recursos a través de la IAP Buena Vista Sinaloa, está a punto de hacer posible que Culiacán tenga el Museo de la Oftalmología, único en su género en todo México.
Desde que peleó en aquella épica defensa de Villa Retina, la finca que arbitrariamente le fue expropiada al crear Francisco Labastida Ochoa el Desarrollo Urbano Tres Ríos, no había conversado con el oftalmólogo Efraín Romo Santos, en ese imperdonable lapsus calami de tres décadas que impidió conocer episodios importantes en la historia de este ciudadano ilustre que le ha dado a Sinaloa y la medicina aportes invaluables. Así, sin pretender la gloria, va dejando la huella que solo corresponde a los perseverantes.
Creo que en las tantas vorágines políticas, económicas y sociales que le toca atender en Sinaloa, el periodismo ha ido perdiendo de vista a aquellos que desde lo individual o gremial realizan la labor orgánica que significa la verdadera transformación, consistente ésta en ver mucho más allá del estancamiento y el conformismo. Son los héroes cotidianos invisibilizados porque al no ser materia de interés de la prensa escapan de la cobertura, lo cual a veces es bueno y en ocasiones constituye discriminación informativa.
Tal vez por eso, mitad remordimiento y mitad desagravio, al leer el mensaje que por correo electrónico me envió el doctor Efraín Romo Santos, el sábado 10 de agosto, caí en cuenta de ese punto ciego donde la noticia se enfoca a lo sensacionalista y saca del radar a lo socialmente trascendente. Me informaba en mail que concluyó el libro “La oftalmología en la Universidad Autónoma de Sinaloa, su profesionalización y dieciséis especialidades médicas más”, publicado por Andraval Ediciones, e invitaba ser uno de los comentaristas de su obra.
El libro contiene la restauración documental de la especialidad médica en la cual Efraín Romo Santos es protagonista desde hace medio siglo cuando ingresó a la Asociación para Evitar la Ceguera en México, en 1971. Es testigo privilegiado del inicio de todo, “cuando el ser humano se complicó la existencia al creer que los objetos y seres vivos podían tener poder sobrenatural con actividad voluntaria para enfermar o curar a una persona”, hasta la incorporación de métodos clínicos y tecnología moderna en la anteriormente llamada Coordinación Universitaria del Hospital Civil de Culiacán, que hoy es el Centro de Investigación y Docencia en Ciencias de la Salud.
Tomando como eje la génesis de la oftalmología en la UAS, el autor refresca en la memoria social diferentes etapas de la vida de la casa de estudios, como la creación de la Escuela de Medicina y la aportación semilla del ex Rector Jorge Medina Viedas que luego cultivaron otros rectores, y no les escatima el homenaje a los universitarios que empujaron fuerte para que en 1976 fuera instalado el primer consultorio oftalmológico en el Hospital Civil atendido por Humberto Bátiz Rodelo, Melesio Palazuelos Gaxiola y Efraín Romo Santos.
Desfilan en el libro personajes, imágenes, documentos, peripecias, inventarios, esfuerzos y hasta el “mural de la ignominia” que resuelven toda necesidad de saber que los indomables tesones invariablemente dejan grandes obras, enormes huellas, en beneficio de las sociedades. Es un viaje de la utopía al sueño y la realidad como última parada, que alecciona sobre la lucha con convicciones que siempre lleva a realizaciones valiosas.
De manera generosa el autor se hace a un lado para darle méritos a quienes contribuyeron al nacimiento de la Escuela (hoy Facultad) de Medicina y el desarrollo de la oftalmología en la UAS. Acude al bajo perfil para permitirle a la historia que se cuente por sí misma y sin jactancias se desliza en el pasado y el presente, sabiendo que la viabilidad del futuro tiene rieles los rieles firmes de la perseverancia.
El evento de presentación es hoy viernes 18 de noviembre a las 5 de la tarde en los jardines del Hospital Civil de Culiacán y participan también el investigador, escritor y académico Ronaldo González Valdes en la conducción y los doctores Rafael Valdez Aguilar, Ricardo Manuel Chávez Díaz y Clemente Pérez Montiel como comentaristas. Como invitados especiales están el Rector Jesús Madueña Molina; el Director del Hospital Civil de Culiacán, Everardo Quevedo Castro; el Director del Centro de Investigación y Docencias en Ciencias de la Salud, Alfredo Contreras Gutiérrez; líderes del equipo médico del CIDOCS, y el Director de la Facultad de Medicina, Luis Alberto González García.
Los que asistan tienen garantizada la inmersión en la historia de la medicina en Sinaloa, desde que, según evoca Efraín Romo, “todo empezó con la idea romántica de unos jóvenes bachilleres de formar médicos en Culiacán” donde “fueron muchas las dificultades que se presentaron para el logro de este propósito científico, social y muy humano; sobraron opiniones publicadas considerando lo incierto del proyecto, pocas a favor y las que lo veían posible condicionándolo a cubrir algunos requisitos para su correcto funcionamiento”.
Y reflexiona: “en definitiva, fue mejor el camino sinuoso que se recorrió, al de la espera cómoda de tener todo para empezar”.
Cuando tú quieras saber cómo,
Hacer realidad un sueño,
Acuérdate del gran empeño,
Que le pone Efraín Romo.
Efraín Romo Santos les imparte a los profesionistas jóvenes la lección de la persistencia y la no rendición como método para lograr aquello que de la quimera transita a lo posible y de lo factible a la realización. Él estudió, además de la medicina oftalmológica, las licenciaturas en Derecho e Historia y todavía no se cansa, pues además de atender a bajo costo a personas de escasos recursos a través de la IAP Buena Vista Sinaloa, está a punto de hacer posible que Culiacán tenga el Museo de la Oftalmología, único en su género en todo México.