¿Dónde está la democracia?

    “La democracia no es la mejor forma de gobierno, pero es la menos peor”. Churchill
    Estamos en un contexto donde existen dos visiones de país. No se engañe, no existe tal cosa como dos visiones de país, tal vez, existan dos potencias económicas, políticas, generando esta narrativa, pero hablar de dos visiones de país es hablar de un espejismo. Prueba de ello son las fuertes diferencias que hay hacia dentro del partido en el poder respecto a quien debería encabezar la siguiente elección, puesto que cada uno de ellos no solo vela por distintos grupos e intereses sino que además representan diferentes visiones de país.

    En estos momentos dada la naturaleza de las elecciones internas, tenemos oportunidad de observar, más allá de toda la basura que se presenta, algunas cosas que considero importantes de señalar.

    Los espejismos, creo que es importante entender que nos son presentados algunos “espejismos”, unos contingentes y otros a propósito, puestos en la narrativa, por ejemplo:

    Estamos en un contexto donde existen dos visiones de país. No se engañe, no existe tal cosa como dos visiones de país, tal vez, existan dos potencias económicas, políticas, generando esta narrativa, pero hablar de dos visiones de país es hablar de un espejismo. Prueba de ello son las fuertes diferencias que hay hacia dentro del partido en el poder respecto a quien debería encabezar la siguiente elección, puesto que cada uno de ellos no solo vela por distintos grupos e intereses sino que además representan diferentes visiones de país.

    La batalla es derecha contra la izquierda. No hay tal cosa como una derecha y una izquierda, tiene relación con el punto anterior, ayudan a simplificar la narrativa pero es mucho más complejo que eso. Las izquierdas y las derechas tienen matices, no hay voces que representen el unísono y el no entendimiento de este fenómeno no me permite a los aspirantes del bloque opositor defender su postura, puesto que es imposible abarcar “todas las posturas” y quien no arriesga nada, no gana nada.

    Los partidos como representación popular. Desde que empecé a escribir públicamente por allá del 2015 hablé de lo deficientes que son los partidos como herramientas de representación popular, no solo no nos representan sino que han mermado nuestro sistema democrático que en algunos países de América Latina y en el propio ya no existe intención de defender la democracia.

    Este último en particular me parece gravísimo y es donde en esta ocasión me quiero concentrar.

    La democracia es un sistema de gobierno en el que el poder es ejercido por el pueblo, a través de la participación ciudadana y la toma de decisiones colectivas. Es un sistema que promueve la igualdad de derechos y oportunidades para todos los ciudadanos. Se basa en principios fundamentales como la libertad de expresión, el respeto a los derechos humanos, el Estado de derecho y la separación de poderes. Estos principios garantizan (o deberían de) que los ciudadanos puedan expresar sus opiniones, participar en la toma decisiones y tener acceso a un sistema judicial imparcial.

    Uno de los aspectos más importantes de la democracia es la participación ciudadana, los ciudadanos tienen la responsabilidad de informarse sobre los asuntos públicos, votar en elecciones y participar en organizaciones de la sociedad civil. La participación activa de los ciudadanos fortalece la democracia y garantiza que las decisiones se tomen con el interés común en mente. Aquí es importante destacar que es clave la rendición de cuentas a través de mecanismos de transparencia, controles y la posibilidad de cambiar a nuestros gobernantes.

    ¿A quién le conviene que la desilusión de la democracia siga? Pues a quien tiene ya el poder y no desea transferirlo, y por ello no me refiero solo a un tema de Gobierno, es un tema de estado, pues aún las cúpulas de los partidos de oposición sea estos cuales fueren en los últimos años, han estado tranquilos sentados en sus oficinas de oro mientras nuestro sistema y el pueblo se desangran.

    Soy consciente de los retos que implica nuestro sistema, desigualdad socioeconómica, exclusión social y apatía política, que por cierto, este último es el único señalado en la conversación pública, porque tanto la desigualdad como la exclusión social, exhiben las fallas estructurales en las que vivimos, a esas, fallas que nadie quiere entrarle.

    Por ello aprovecho este espacio para entregar algunas invitaciones:

    - Es importante repensar nuestra democracia sin partidos. Sí es posible.

    - Desde el sector empresarial, empujar mejores condiciones laborales (principalmente en tiempo) para dar oportunidad de ser ciudadanos.

    - Buscar activamente llenar espacios públicos, buscar consensos vecinales y representar causas.

    - No rehuir al debate público, al contrario, fomentarlo desde el respeto, la escucha activa y la fundamentación.

    - No desistir en la defensa de nuestra democracia, todos sumamos, por más que nos quieran decir que No.

    Gracias por leer hasta aquí. Nos leemos pronto.

    Libertad, igualdad y fraternidad.

    Es cuánto.