Discutamos la ‘irrelevancia’ de la evidencia en seguridad, justicia y paz

    La clase política ha aprendido a usar la indiferencia, pero también el engaño y la manipulación, usando a conveniencia la investigación y la evidencia: la validan -si acaso- cuando sirve a sus propósitos político-electorales; la desconocen o incluso la desacreditan cuando cuestiona sus intereses.

    Desde colectivos independientes, organizaciones de la sociedad civil, el periodismo, la academia y las redes internacionales especializadas, cunde la frustración y la impotencia por la debilidad en la incidencia a favor de la seguridad, la justicia y la paz. No me lo cuentan, lo veo todos los días. Se ha diseminado una enorme desesperanza porque el compromiso y el trabajo de miles en el diseño de cada vez mejores diagnósticos y propuestas encuentra una barrera política infranqueable. Las campañas del 2024 pueden verse como elocuente expresión de la resistencia política al aprendizaje y el cambio.

    Habría que comenzar por reconocer que la producción de diagnósticos y propuestas transita estrictamente en paralelo a la operación y decisión de la inmensa mayoría de la llamada clase política; salvo contadas excepciones, prácticamente no hay voces ahí que siquiera acusen noticia de esa producción. De hecho, tengo registrados múltiples testimonios de operadores institucionales que reconocen la indiferencia como una estrategia para reducir al mínimo posible la disputa de narrativas y la influencia de actores independientes: “No vemos ni hablamos de sus investigaciones, o si las vemos no lo decimos porque los cuestionamientos suelen leerse como agendas no declaradas de golpeteo político”, me han dicho.

    La clase política ha aprendido a usar la indiferencia, pero también el engaño y la manipulación, usando a conveniencia la investigación y la evidencia: la validan -si acaso- cuando sirve a sus propósitos político-electorales; la desconocen o incluso la desacreditan cuando cuestiona sus intereses.

    Abona a esto el actual terreno de la conversación pública que favorece el desprecio por la reflexión y el pensamiento independiente y crítico, a la vez que estimula la simplificación, el escándalo y la polarización, en especial celebrando la lealtad en el conflicto.

    Creo que en muchas partes del país está perfectamente aceitada la dinámica que debilita de manera crónica -o de plano anula- cualquier influencia posible desde la producción de evidencia asociada a las crisis en seguridad, justicia y paz. Por eso vengo insistiendo en una pregunta difícil e incómoda: ¿a quién le importa? No pregunto si es o no importante la investigación que desnuda las crisis, pregunto a quién le importa; no es lo mismo, desde luego.

    Lo pregunto así porque tal vez lo que debemos entender es que la disputa se gana o se pierde justo ahí: en la relevancia o irrelevancia de las crisis en la conversación de las grandes audiencias. Desde luego es impensable preguntarnos si es o no importante, por ejemplo, nuestra epidemia de homicidios violentos, de lo que se trata es de descifrar cómo se construye su irrelevancia en la conversación pública.

    Quizá al cemento que sostiene la barrera política es justamente esa irrelevancia. Quizá debemos entender que todo lo que hagamos a favor de la incidencia hacia el cambio de las políticas de seguridad, justicia y paz, con todo y la montaña de evidencias, se atora en el filtro que populariza unas narrativas y destierra otras. Quizá no hemos entendido que la barrera se soporta en el control de las conversaciones.

    Y no es que no se tengan nociones de todo esto entre quienes buscan la incidencia referida (y por supuesto podría haber mucho más que eso y yo no lo veo); más bien quizá el problema es que no se aprecia en toda su dimensión y complejidad. Muchas personas se preguntan por qué la indiferencia social, yo creo que se debe hacer el salto cualitativo que encamine hacia preguntas mucho más profundas sobre las dinámicas políticas y sociales que diferencian lo relevante de lo irrelevante.

    En todo caso, si no entendemos a fondo por qué la evidencia fluye sin consecuencias, entonces jamás lograremos lo contrario.

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    @ErnestoLPV
    Animal Politico / @Pajaropolitico

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