Dilemas universitarios

    Los asuntos básicos que se pueden llegar a poner sobre la mesa son tres: Uno, garantías para que los procesos judiciales contra las autoridades universitarias se lleven a cabo con total imparcialidad y el debido proceso; dos, el nombramiento de un nuevo Rector conforme a la normatividad universitaria; y tres, las vías para el diseño de una nueva Ley Orgánica promovida pero el Consejo Universitario, pero que atienda las indicaciones de la Ley General de Educación Superior, principalmente en temas de democracia, transparencia y legalidad.

    Tuve que hacer una pausa sobre la idea original de esta columna, para afrontar una acalorada discusión que mantuve con el profesor Guillermo Ibarra sobre mi negativa a reconocer que es tiempo de que el Gobierno del Estado se siente a negociar el conflicto en torno a la Universidad Autónoma de Sinaloa.

    Mi postura, influenciada por la idea de Justicia de Ikram Antaki, es que los sinaloenses estamos frente a una oportunidad histórica de que, por primera vez, se imponga la primacía de la Ley sobre la Política. Que sería incorrecto darle legitimidad de interlocución a quienes decididamente han saboteado los esfuerzos para que los tribunales impongan el Estado de derecho.

    La visión del doctor Ibarra, apresurada por su relectura del libro “Sinaloa, estudiantes en lucha”, de Liberato Terán, es que ante lo infructuoso que hasta el momento han resultado los procesos judiciales, lo fundamental es detener lo más pronto posible el deterioro acelerado de la Universidad, porque el daño que este conflicto está ocasionando a la educación, la cultura y el desarrollo científico de Sinaloa, es inconmensurable y tardará al menos 20 años para revertirse.

    Si en algo estuvimos de acuerdo en esta discusión, fue en la necesidad de ampliar el repertorio de recursos con los que cuenta el Estado para destrabar el conflicto, sin que esto signifique dejar de lado los tribunales y las posibles sanciones que deriven de las acusaciones que están en curso.

    Los asuntos básicos que se pueden llegar a poner sobre la mesa son tres: Uno, garantías para que los procesos judiciales contra las autoridades universitarias se lleven a cabo con total imparcialidad y el debido proceso; dos, el nombramiento de un nuevo Rector conforme a la normatividad universitaria; y tres, las vías para el diseño de una nueva Ley Orgánica promovida pero el Consejo Universitario, pero que atienda las indicaciones de la Ley General de Educación Superior, principalmente en temas de democracia, transparencia y legalidad.

    Ahora sí, retomemos el tema inicial de esta columna.

    En la UAS, la libertad carece del sustento de las masas

    En una versión apócrifa del famoso episodio de la Odisea, en el que la bruja Circe lanza un terrible hechizo sobre los marineros de Ulises, hasta convertirlo en cerdos. Lion Feuchthwanger relata cómo los hombres disfrutaban su nueva condición animal, negándose a volver a su forma humana.

    Durante días, resistieron desesperadamente los intentos por ser liberados. Incluso, en una ocasión, Odiseo logró comunicarles que había encontrado unas hierbas mágicas con la capacidad de revertir el embrujo que los tenía prisioneros. Sin embargo, ellos, al escuchar la propuesta, corrieron despavoridos a esconderse.

    Tras muchos intentos, Odiseo finalmente consiguió atrapar a uno y lo frotó con las hierbas mágicas. De pronto el cerdo recuperó la forma de Elpenor, un marinero común y corriente, igual a todos los demás, ni especialmente dotado para la lucha, ni notable por su ingenio. El liberado, en absoluto agradecido por su restaurada condición humana, atacó furiosamente a su liberador acertándole el siguiente reclamo:

    “¿Así que has vuelto, granuja entrometido? ¿Otra vez a fastidiarnos y a molestarnos? ¿Otra vez a exponer nuestros cuerpos al peligro y a obligar a nuestros corazones a tomar nuevas decisiones? Yo estaba tan contento, podía revolcarme en el fango y retozar al sol, podía engullir y atragantarme, gruñir y roncar, libre de dudas y razones... ¡¿A qué viniste’! ¿A arrojarme de nuevo a mi odiosa vida anterior?”.

    Esta historia, tomada del libro “Modernidad Líquida”, de Zigmunt Bauman, nos pone en perspectiva sobre las dificultades de quienes intentan liberar, no tanto a la UAS, sino a los maestros de esta institución, sometidos como los marineros de Odiseo por el “embrujo” del Partido Sinaloense y su líder Hector Melesio Cuén Ojeda.

    ¿Quieren los maestros de la UAS conseguir verdaderamente su autonomía como personas y liberarse de trabajar para el partido de manera permanente, liberarse de las marchas a las que son forzados a ir para defender la corrupción de sus líderes, liberarse de las intimidaciones y el acoso, liberarse de las condiciones que les imponen para hacer efectivos los derechos que por ley les corresponden?

    Hebert Marcuse decía que una de las grandes paradojas de la historia es cuando a las personas se les impone el deber de liberarse de una sociedad aparentemente funcional, que atiende las demandas materiales y reparte beneficios a un amplio sector de la población, a cambio de su subordinación.

    Así ocurre en la UAS, donde la sumisión trae consigo recompensas, y el anhelo de libertad, por el contrario, provoca un miedo paralizante.

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    jorge.ibarram@uas.edu.mx