Día cero en Sinaloa ¿Qué es y cómo prevenirlo?

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    El “día cero” es un término utilizado para referirse al momento en el que una región o ciudad alcanza el agotamiento total de sus recursos hídricos, lo que significa que ya no puede proporcionar agua a través de sus sistemas de abastecimiento público.

    En el contexto de la sequía, el día cero marca el punto en el que las reservas de agua alcanzan un nivel crítico y se hace necesario implementar medidas extremas, como restricciones severas de agua o racionamiento, para gestionar el suministro restante.

    Sin duda el día cero resalta la urgencia de tomar medidas para conservar y gestionar de manera sostenible los recursos hídricos.

    Sinaloa está a punto de llegar al “día cero” por varias razones, pero principalmente se debe a la combinación de factores como la falta de lluvias, el cambio climático, la mala gestión del agua y el aumento de la demanda debido al crecimiento de la población y la actividad económica.

    Evitar que Sinaloa llegue al “día cero” requiere un enfoque integral y coordinado que aborde tanto los aspectos naturales como los humanos de la gestión del agua. Por ejemplo:

    Conservación del agua: Promover prácticas de conservación del agua en todos los sectores, incluido el uso doméstico, industrial y agrícola. Esto puede incluir la reparación de fugas, la instalación de dispositivos de ahorro de agua, el uso de tecnologías más eficientes en la agricultura y la industria, y la concienciación pública sobre el uso responsable del agua.

    Diversificación de fuentes de agua: No depender únicamente de una fuente de agua, sino diversificar las fuentes de suministro, incluidas fuentes superficiales (ríos, embalses), acuíferos subterráneos, reutilización de aguas residuales tratadas y captación de agua de lluvia.

    Mejora de la infraestructura hídrica: Invertir en infraestructura hídrica robusta y moderna, incluidos sistemas de distribución de agua, redes de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales. Esto puede ayudar a reducir las pérdidas de agua y mejorar la eficiencia en el suministro.

    Gestión sostenible de recursos hídricos: Implementar políticas de gestión del agua que promuevan la sostenibilidad a largo plazo, como la regulación del uso del agua, la protección de cuencas hidrográficas, la recarga de acuíferos y la conservación de ecosistemas acuáticos.

    Planificación urbana sostenible: Integrar consideraciones de agua en la planificación urbana y el desarrollo, incluida la limitación de la expansión urbana en áreas de escasez de agua, el diseño de paisajes urbanos que requieran menos agua y la promoción de la densificación urbana para reducir la demanda per cápita de agua.

    Educación y concienciación pública: Informar y educar a la población sobre la importancia de conservar el agua y adoptar prácticas sostenibles en su vida diaria. Esto puede incluir campañas de sensibilización, programas educativos en escuelas y la promoción de comportamientos responsables con el agua.

    Al abordar estos aspectos de manera integral y colaborativa entre los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y la comunidad en general, es posible mitigar los riesgos de llegar al “día cero” y garantizar un suministro de agua seguro y sostenible para las ciudades.

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