Despartidizar a la UAS: el desafío sobre los hombros de Jesús Madueña Molina

    Todo eso fue posible porque en estos meses la UAS estuvo lejos de las presiones partidistas que la han desgastado como institución. Por eso ahora que se regresa a la normalidad, estamos a la expectativa de conocer cuál será la postura del Rector frente a las ambiciones inmediatas del Partido Sinaloense, ahora que buscarán consolidar su presencia de cara a la sucesión presidencial, luego de una fructífera alianza con Morena en las pasadas elecciones.

    Con qué frescura anunció Feliciano Castro la agenda legislativa del nuevo periodo de sesiones ordinarias del Congreso del Estado, soslayando la reforma a la Ley Orgánica de la UAS, y anteponiendo asuntos por demás demagógicos, como la revocación de mandato, siendo que la liberación de la universidad fue una de las principales promesas de campaña de Morena y Rubén Rocha Moya. Ojalá que al menos un periodista le pregunte al Gobernador en sus semaneras.

    Hace siete meses que Jesús Madueña Molina tomó posesión como Rector de la Universidad, sin embargo, para efectos prácticos, su gestión apenas comenzará a notarse con la reanudación de las clases presenciales. Y es que su administración inició en medio de una pandemia que paralizó la educación superior por casi dos años.

    Pero si en algo tuvo suerte, fue en llegar a la Rectoría una vez pasadas las elecciones. Esto le permitió concentrar sus esfuerzos en temas estrictamente académicos. Con una estabilidad política a su favor, la universidad logró regularizar el programa de becas al desempeño y reanudar el programa de fomento a la investigación; también se retomó el reparto de titularidades a profesores de asignatura, e incluso se lanzó una convocatoria masiva para publicar libros por parte de la editorial de la UAS.

    Todo eso fue posible porque en estos meses la UAS estuvo lejos de las presiones partidistas que la han desgastado como institución. Por eso ahora que se regresa a la normalidad, estamos a la expectativa de conocer cuál será la postura del Rector frente a las ambiciones inmediatas del Partido Sinaloense, ahora que buscarán consolidar su presencia de cara a la sucesión presidencial, luego de una fructífera alianza con Morena en las pasadas elecciones.

    De momento el Rector se quitó el saco y la corbata, como tratando de tomar distancia del exceso de formalismo que distinguió a Juan Eulogio Guerra Liera durante una de las administraciones más intransigentes de la historia reciente en la universidad, en la que fue común el hostigamiento a profesores y alumnos disidentes.

    Por eso ahora que tomó protesta Madueña como Rector llamó la atención su pronunciamiento en favor de la autonomía. El asunto está en ver qué fue lo que realmente quiso decir, y averiguar si aludía a desterrar de la UAS las injerencias partidistas, o más bien se refería a utilizar la prerrogativa del autogobierno para evitar cualquier cambio.

    A estas alturas es bien conocido que la principal fuente de recursos humanos del Partido Sinaloense es la UAS. Como recordatorio, esta semana Noroeste publicó una nota donde se revela que, de los 29 directores, que a finales del año pasado fueron nombrados por Madueña, 24 están inscritos en el padrón de afiliados del PAS. Con esa proporción, estaríamos hablando que de las 162 unidades académicas que hay en la universidad, 129 son del partido. Tienen a la UAS en sus manos.

    El funcionamiento de la universidad partido es de dominio público. Los directores afiliados al PAS son los operadores que tienen la encomienda de conformar la estructura partidista, mediante el reclutamiento de profesores y trabajadores administrativos, en su mayoría empleados de confianza o contratados por honorarios profesionales.

    En tiempos electorales cada director es responsable de movilizar su estructura para realizar actividades proselitistas. Nada queda fuera del control racional de la maquinaria. A cada director se le asignan secciones distritales muy específicas, para medir la efectividad del grupo que tienen a su cargo.

    Como vemos, los directores son pieza clave en el funcionamiento del aparato UAS-PAS. Entre sus tareas también está nutrir al Consejo Universitario con profesores y estudiantes leales a la causa. Esto asegura la verticalidad en las decisiones, y elimina cualquier intento por desestabilizar al sistema.

    Esta fue la razón por la cual acudimos en 2017 al Congreso del Estado para presentar una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica. Nos saltamos la autoridad del Consejo Universitario porque sabíamos de antemano que desecharían cualquier propuesta que pretendiera alterar el orden.

    Hacemos estas anotaciones que ya todo mundo conoce, con la intención de recordar los lastres que detienen a la universidad. Estos siete meses de Madueña fueron buenos. Lejos de los ánimos políticos, la institución dio un paso adelante, pero aún insuficiente. Si el Rector se lo propone puede ganarse aliados en el Congreso y comenzar a debatir entre la comunidad los cambios necesarios para regularizar la vida política al interior de la UAS.

    Pero despartidizar a la universidad es tan sólo el primer paso. La pandemia reveló dos cosas alarmantes: el desfase de los planes de estudios y la precariedad en la que labora la gran parte de los profesores. Madueña tiene la oportunidad de hacer historia con una reforma académica y laboral que haga transitar a la universidad hacia nuevos rumbos. Para bien o mal, el PAS es un partido que ya puede caminar por cuenta propia, es hora de soltar a la universidad. Ya habrá tiempo de saldar cuentas.