Desayunar como rey no siempre es lo mejor

    Mientras que para algunas personas un desayuno abundante puede ser beneficioso, para otras puede ser más adecuado un desayuno ligero o incluso la omisión del desayuno, dependiendo de sus objetivos de salud y bienestar.

    El desayuno ha sido tradicionalmente considerado como la comida más importante del día. Desde temprana edad, se nos enseña que un desayuno abundante es clave para tener energía y mantener un buen estado de salud. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que esta creencia no siempre es cierta y que, en algunos casos, un desayuno copioso puede tener efectos adversos en la salud.

    Durante décadas, nutricionistas y expertos en salud han promovido la idea de que un desayuno abundante puede mejorar el rendimiento físico y mental a lo largo del día. Esta noción se basa en estudios que indicaban que las personas que desayunaban de manera consistente tendían a tener mejores indicadores de salud, como un menor índice de masa corporal y niveles más estables de glucosa en sangre. Sin embargo, es importante considerar que estos estudios eran principalmente observacionales y no necesariamente implicaban causalidad.

    Recientemente, investigaciones más controladas han comenzado a desafiar la visión tradicional del desayuno. Un estudio publicado en el “Journal of Physiology” en 2017, realizado por investigadores de la Universidad de Bath, encontró que el impacto del desayuno en el metabolismo puede variar significativamente entre individuos. En este estudio, los participantes que desayunaban no necesariamente quemaban más calorías que aquellos que se saltaban el desayuno, y en algunos casos, el consumo de un desayuno copioso podía llevar a un aumento en el apetito y una mayor ingesta calórica a lo largo del día.

    Otro estudio notable, publicado en “Obesity” en 2014, descubrió que la omisión del desayuno no tenía un efecto significativo en la pérdida de peso. Los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos: uno que desayunaba y otro que no lo hacía. Al final del estudio, ambos grupos mostraron resultados similares en términos de pérdida de peso, sugiriendo que el desayuno no es un factor determinante para el control del peso.

    El impacto del desayuno en la regulación de la glucosa y la insulina es otro aspecto crucial que ha sido reevaluado. Tradicionalmente, se pensaba que un desayuno abundante ayudaba a estabilizar los niveles de glucosa en sangre, evitando picos y caídas que pudieran afectar el rendimiento y la concentración. Sin embargo, estudios recientes han mostrado resultados mixtos.

    Un artículo de revisión publicado en “Nutrients” en 2019 analizó varios estudios y encontró que la respuesta glucémica al desayuno puede variar ampliamente. En algunas personas, un desayuno abundante puede causar picos elevados de glucosa, especialmente si la comida es rica en carbohidratos simples. Esto puede ser problemático para personas con resistencia a la insulina o diabetes tipo 2, quienes pueden beneficiarse más de un desayuno moderado o incluso de la práctica del ayuno intermitente.

    La relación entre el desayuno y el rendimiento cognitivo también ha sido objeto de debate. Aunque algunos estudios sugieren que desayunar puede mejorar la memoria y la concentración, otros no encuentran diferencias significativas. Un meta-análisis publicado en “Frontiers in Human Neuroscience” en 2020 concluyó que los efectos del desayuno en la función cognitiva son complejos y pueden depender de factores como la composición del desayuno y las características individuales de las personas, incluyendo su edad y estado de salud general.

    La idea de que un desayuno copioso es siempre beneficioso está siendo reevaluada a la luz de nuevas evidencias científicas. Es esencial considerar que la respuesta al desayuno puede ser altamente individualizada, dependiendo de factores como el metabolismo, la sensibilidad a la insulina y las preferencias personales. En lugar de seguir un enfoque único para todos, es importante adoptar una perspectiva flexible y personalizada hacia la alimentación, que considere tanto las necesidades nutricionales como las respuestas individuales.

    Mientras que para algunas personas un desayuno abundante puede ser beneficioso, para otras puede ser más adecuado un desayuno ligero o incluso la omisión del desayuno, dependiendo de sus objetivos de salud y bienestar. La clave está en escuchar a nuestro cuerpo y trabajar con profesionales de la salud para encontrar el enfoque que mejor se adapte a nuestras necesidades individuales.

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    alberto.kousuke@uas.edu.mx

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