Democracia: sí o no

    @JorgeGCastaneda
    Aunque sea por muchas razones imposible vaticinar el resultado del domingo, es improbable que arroje grandes lecciones sobre la fuerza relativa del PRI y del PAN dentro de la oposición, ni entre la coalición Va por México y Morena, aunque sin duda cada quien tratará de sacarle raja al desenlace.

    No estoy seguro de que la oposición haya hecho bien en posponer muchas de sus decisiones importantes hasta después de las elecciones del Estado de México este próximo domingo. Entiendo muy bien la lógica tanto política -ver cuál es la verdadera correlación de fuerzas entre PRI y PAN- y burocrática -es concebible que al igual que Gerard Ford, los dirigentes partidistas no puedan necesariamente caminar y mascar chicle o, mejor dicho, hacer campaña en el 2023 y preparar al mismo tiempo el 2024. De todas maneras, creo que se ha generado un retraso importante en el proceso de adopción de un método para escoger al candidato o candidata de la coalición, de aterrizar los acuerdos a los que previamente se había llegado, y de empezar a comprobar -“testear” dirían los consultores- los que podrían ser los temas centrales, o el tema central, de la elección presidencial del año entrante.

    En efecto, aunque sea por muchas razones imposible vaticinar el resultado del domingo, es improbable que arroje grandes lecciones sobre la fuerza relativa del PRI y del PAN dentro de la oposición, ni entre la coalición Va por México y Morena, aunque sin duda cada quien tratará de sacarle raja al desenlace. Si ganara la alianza y Alejandra del Moral, Alito y el PRI podrían reivindicar ese triunfo y pedir más de lo que habían aceptado en las negociaciones anteriores; pero si el resultado se debe a una marea azul en el corredor occidental del estado, acertaría en replicar que la victoria se debió a sus simpatizantes. A la inversa, si Delfina arrasa -God forbid- se le puede echar la culpa al PAN de no haber hecho lo suficiente para movilizar a sus electores a favor de una candidata del PRI, pero también al Gobernador Del Mazo por no haber echado toda la carne al asador. Y si, como parece posible, gana Morena pero por un margen mucho más exiguo del que se esperaba, el resultado no nos va a aclarar gran cosa. Lo único que va a hacer es imposibilitar, hasta cierto punto, la cantaleta de que hay que esperar hasta después de...

    El retraso que más me preocupa, a diferencia de muchos colegas, no es tanto el del método, o el del candidato o candidata. Creo que es importante que la oposición vaya investigando con los instrumentos existentes, conocidos, y bastante eficaces, cuál debe ser el eje de la campaña. Sugería yo aquí hace unas semanas que una posibilidad residía en el planteamiento de vivir en democracia como la consigna para transformar la elección presidencial en un referéndum. Lo planteaba yo en términos de una disyuntiva: democracia o autoritarismo, democracia o autocracia, democracia o dictadura. Pero he tratado de reflexionar sobre el referéndum chileno de 1988, por ejemplo. Puede ser preferible no planearle al electorado una disyuntiva A o B, sino una pregunta binaria con dos respuestas posibles: sí o no. De alguna manera sucedió lo mismo en el referéndum sobre la nueva Constitución en Chile hace unos meses, y en algunas otras votaciones análogas en otros países. Me pregunto si no convendría formular la alternativa en estos términos: ¿Quieres vivir en democracia? Sí o no, y a partir de ahí desarrollar todas las ramificaciones.

    Conservo cierto escepticismo. Quienes objetan que el apoyo a la democracia en países como el nuestro es un apoyo “blando”: la gente sí prefiere la democracia a otras formas de gobierno, o régimen político, pero sin enorme entusiasmo. No es lo que mueve a las masas, ni lo que pueda convertirse en un antídoto contra lo que podríamos llamar la enfermedad infantil del izquierdismo (Lenin): el pejismo. Pero con el paso de los días veo cada vez más argumentos favorables a esta tesis y menos conducentes a una victoria a aquellos planteamientos muy detallados sobre distintas reformas o alternativas a la 4T. Me gustan obviamente las consignas de reconstrucción o de reconciliación, pero no sé si logren captar el carácter radical de la crisis que agobia al país, y del peligro de lo que viene. En fin, todo esto se empezará a discutir, espero, a partir del lunes en buenas o medianas condiciones. Ya es hora.