A principios de septiembre de 2022 me reuní en la CDMX con Marko Cortés presidente del CEN del PAN. Habíamos sido compañeros diputados de la LXIII Legislatura federal 2015-2018. Marko me había ayudado para que el 1 de septiembre de 2015 la Junta de Coordinación Política, que presidia César Camacho Quiroz, me permitiera en la sesión inaugural dar un posicionamiento como Diputado independiente, como lo harían los grupos parlamentarios. Cosa que sucedió y por lo que estoy infinitamente agradecido.
En aquella comida del 2022 en Polanco, me pidió Marko que fuera el candidato de Acción Nacional a la Presidencia de la República para el 2024. Entonces sonaba la posibilidad de que Luis Donaldo Colosio pudiera ser el candidato de Movimiento Ciudadano por lo que el PAN veía deseable nos pudiéramos confrontar Colosio y Clouthier en la contienda presidencial.
Fui claro con Marko: “yo estoy retirado de la política electoral, además en 2011 recibí un documento del CEN del PAN firmado por Cecilia Romero Castillo donde señala que yo no puedo participar en una contienda interna del PAN como precandidato a Senador porque yo ‘le causo mala imagen al partido’. ¡Y esto está por escrito!
“Y si bien tú y yo somos amigos, el documento es institucional por lo que tendría que haber una disculpa institucional del CEN del PAN a un servidor y así poder considerar la propuesta que me haces, si no ¿con qué dignidad estaría yo pretendiendo representar al PAN en la contienda presidencial?.
“Además, ahora que traen el tema de aliarse con el PRI, debe quedar claro que ‘no creo en ustedes y tú me propones que sea candidato del PRI, no gracias’”.
Le comenté a Marko que el sociólogo Leonel Narváez, padre de la cultura política del perdón y la reconciliación, dice que puede existir perdón sin reconciliación, pero nunca habrá reconciliación sin perdón. Por lo que el PAN y la Oposición en general deben disculparse con los mexicanos por haberles fallado, repliqué.
El PAN estaba desesperado por tener candidato presidencial, no sé si buscando ser competitivo en la Presidencia, o sólo para tener cartas para negociar en la alianza con el PRI y el PRD.
Después de muchos años de decirle al PAN que el nombre del juego se llama “credibilidad” y que “la credibilidad se gana en abonos y se pierde de contado”; el resultado electoral del pasado 2 de junio indica que la gente le cree a López Obrador, aun cuando les miente, mientras al PAN y al PRI no les cree “ni madres”.
Claudia obtuvo 35.9 millones de votos, el 59.75 por ciento de los 60.1 millones de mexicanos que votaron. Xóchilt logró sólo 16.5 millones de votos, que son el 27.45 por ciento del total emitido; mientras Maynes alcanza 6.2 millones de votos, que representan el 10.32 por ciento.
Por partidos, el resultado es que Morena logra el 40 por ciento de los votos, mientras que el PAN solo el 16 por ciento; el PRI, el 10 por ciento; y MC, el 10 por ciento. La proporción de Morena sobre el PAN es de 2.5 veces a 1 y sobre el PRI es de 4 a 1.
El voto de la pasada elección refleja amplias simpatías por Morena, pero creo que también expresa un gran rechazo al PAN y al PRI. A su vez habrá que explicar por qué la gente le cree a López Obrador aun cuando les este diciendo mentiras, esto requiere una reflexión más profunda para entender ese acto de fe.
Finalmente vimos que la Oposición no les ofreció una disculpa a los mexicanos por haberles fallado y por los agravios causados a través del abandono, la corrupción, el abuso de poder y las promesas incumplidas, y por lo tanto no les fue posible reconciliarse con la sociedad mexicana.