Debate INE: frivolidad,
sobrecosto y fallas técnicas

Ernesto Núñez Albarrán
    El INE debería revisar los formatos, privilegiar que la ciudadanía vea un debate real, en lugar de derrochar en escenarios artificiales para tres ‘bonitos’ monólogos.

    Hay un detalle del debate del domingo del que poca gente se ha enterado: en la etapa final de las negociaciones entre los representantes de las candidatas presidenciales, la consejera Carla Humphrey, presidenta de la Comisión Temporal de Debates del Instituto Nacional Electoral, informó a la mesa que, dentro del set de televisión, habría sillas para cuatro invitados adicionales que no habían sido previstos.

    El aviso sorprendió a Iván Escalante, Max Cortázar y Juan Zavala, representantes de Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, respectivamente, luego de más de un mes de arduas negociaciones para definir lugar del debate, formato, moderadores, colores de los fondos, listas de invitados, sillas, camerinos, disposición de cámaras, luces, micrófonos, atriles, cronómetros...

    Hasta el último detalle había sido negociado entre la Comisión de Debates, la Coordinación Nacional de Comunicación Social del INE, la casa productora Full Circle Media y los representantes de los partidos. Pero el jueves previo al debate, Humphrey llevó el mensaje de la presidencia del Consejo, no como una consulta, sino como una instrucción.

    Además de las candidatas, un acompañante y los técnicos del equipo de producción, dentro del set habría cuatro sillas, para la consejera presidenta Guadalupe Taddei, las consejeras Norma Irene de la Cruz y Rita Bell López y el consejero Jorge Montaño.

    Aunque durante las negociaciones siempre se estableció que al estudio no entraría nadie ajeno al debate, de último momento Taddei y sus incondicionales habían decidido ver el programa en primera fila y en lugares VIP.

    El anuncio de Humphrey causó caras de sorpresa, malestar y quejas, pero al final los representantes de las candidatas cedieron, y el domingo, Taddei y los suyos ahí estuvieron, a unos metros del escenario donde se desarrolló el debate.

    Sobrecosto

    No fue la única frivolidad que marcará la historia de este debate.

    Cabe recordar que, para este evento, el INE decidió construir un set de televisión ex profeso en una plataforma de madera colocada sobre la llamada “herradura de la democracia”, en plena sala del Consejo General del INE.

    Un capricho de consejeras y consejeros electorales que hizo que este primer debate elevara sus costos a 10 millones de pesos, según informó el sábado la consejera Dania Ravel, en la conferencia en la que se mostró a la prensa el escenario del debate, creado justo en la llamada “casa de la democracia”.

    Haber construido un set de televisión dentro del INE absorbió más de la mitad de los recursos del contrato que firmó el instituto con el consorcio creado por la productora Full Circle Media y MVS Net S. A. de C. V., para participar en la licitación de los tres debates del 2024.

    El fallo de la licitación pública nacional 002/2024, para adjudicar “el servicio integral para el diseño, preproducción, producción, transmisión, grabación y postproducción de los debates de 2024 entre las candidaturas a la Presidencia de la República” establece que la oferta económica de esta agrupación -aceptada por el instituto- fue de 19 millones 125 mil pesos, e incluye los tres debates.

    Sin embargo, las consejeras dijeron el sábado que sólo el del 7 de abril ya había costado 10 millones, e incluso la consejera Dania Ravel aclaró que la cifra era aproximada y que después se darían a conocer los costos consolidados.

    Fallas técnicas

    El gasto de 10 millones de pesos en el primero de los tres debates, sin embargo, no evitó que se cometieran errores técnicos que, hoy, al calor del postdebate, están siendo utilizados como argumentos -por no decir pretextos- por los equipos de campaña, y las propias candidatas, para justificar su desempeño en el debate.

    El error más visible y criticable es el de los cronómetros que, por quererse manejar desde una computadora y con un sofisticado software, terminó contando más segundos de los que duraban las participaciones, restando tiempo de las bolsas de las candidatas y provocando quejas que fueron planteadas dentro del propio debate.

    En una escena inédita, luego de la experiencia de 10 debates presidenciales organizados por el IFE y el INE, Claudia Sheinbaum soltó en plena transmisión: “la candidata del PRIAN hasta la bolsa de tiempo se quiere robar”, mientras la moderadora Denisse Maerker batallaba para explicarles que los segundos mal cronometrados serían repuestos en el tercer segmento, para asegurar equidad en las participaciones.

    En plena madrugada del lunes, el INE emitió un comunicado justificando sus fallas técnicas, y dio a conocer una tabla con el tiempo exacto usado por cada candidatura: Sheinbaum, 25 minutos y 8 segundos; Máynez 25 minutos, 4 segundos, y Gálvez 25 minutos, 3 segundos.

    Aunque el cronómetro no fue el único error: también hubo quejas por el audio al principio de la transmisión y por las tomas “raras” que se hicieron con las cámaras mientras alguna de las candidatas intervenía.

    Detalles técnicos que sorprendieron, pues el productor del debate no es ningún novato, se trata de Ray Sinatra, creador de Full Circle y quien produjo los tres debates de 2018 y el documental que el INE hizo al respecto, cuando su productora llevaba por nombre Habanero Films.

    Sinatra cobró al INE 45 millones de pesos por los debates del 2018, que implicaron complejidades técnicas como construir un escenario en el Palacio de Minería; otro en un gimnasio de la Universidad de Baja California, en Tijuana, y montar uno más en el Mueso de la Cultura Maya de Mérida, Yucatán.

    ¿El INE no aprende?

    Se supone que los debates de 2024 tendrían que ser mucho más baratos que los de 2018, o al menos eso ha dicho el “nuevo INE” encabezado por Guadalupe Taddei.

    De hecho, la licitación pública lanzada para la producción de los debates establece un costo máximo de 23 millones de pesos, pero ya se gastaron 10 millones.

    Lo que sorprende es que el INE -como ocurrió en 2018- haya vuelto a tomar la cara decisión de construir y destruir un set de televisión, para cumplir un capricho: en este caso, que el primer debate se llevara a cabo en “la casa de la democracia” o, mejor dicho, en un escenario volado por encima de la “herradura de la democracia”.

    Faltan dos debates: uno en los Estudios Churubusco, el 28 de abril, y otro en el Centro Cultural Universitario, el 19 de mayo, donde también tendrán que construirse escenarios que no existen.

    Escenarios para un debate que debería privilegiar el intercambio de ideas, el contraste de personalidades, la capacidad para polemizar con pasión, arrebatar la palabra, preguntar, responder, atacar y contraatacar. Y que hoy privilegian que “se vea bien” en la tele.

    ¿Por qué no privilegiar que la ciudadanía vea un debate real, y no un escenario “inédito” para tres bonitos monólogos?

    ¿Por qué no hacer el debate en los foros profesionales que ya tienen instituciones como el Canal 11?, o incluso, ¿por qué no rentar un foro a una televisora privada, en donde no habría que montar grúas, cámaras, iluminación, cables, micrófonos, fondos y tarimas que después se van a la basura?

    Y si van a volver a derrochar, ¿no podrían al menos cuidar que no falle lo más elemental, como lo es el cronómetro?

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    @chamanesco

    Animal Político / @Pajaropolitico