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Y Andrés Manuel le sigue echando fierros a la lumbre, y con ello, abriendo fuentes de discordia con diversos sectores de la sociedad, lo cual aleja, cada día más, la posibilidad de tender un puente que nos lleve al punto de encuentro que le está urgiendo al país para superar, en el menor tiempo posible, la difícil situación por la que atravesamos. No sé si él tenga otros datos, pero desde la trinchera ciudadana, las cosas se ven de la fregada y peor, si el portador de la bandera del liderazgo nacional un día sí y el otro también, se aplica en sembrar y alentar la discordancia social.
Esta semana les tocó a los médicos recibir el mandarriazo presidencial al ser acusados de ejercer su noble profesión con espíritu mercantilista, estando metidos en plena lucha, tratando de salvar vidas entre los afectados por el Covid-19 ¡Vaya manera de exhibirse como un individuo falto de sentido común y sensibilidad social! No por nada he afirmado una y otra vez, que el Presidente de la República es el rey del autogol, tanto, que en cada ocasión, no dejaré de emular al cronista Perro Bermúdez: ¡Goool! ¡Goool del artillero de Macuspana en su propia portería! ¡Goool de Andrés Manuel!
Por supuesto, el gremio médico reparó de forma inmediata y justificada ante el inoportuno y falaz señalamiento presidencial e hicieron escuchar su protesta de una y mil maneras defendiendo el carácter del ejercicio médico, justo en los momentos en los que requieren exclamaciones de apoyo y ánimo para sacar los mejores resultados de una lucha extenuante que parece no tener fin.
Cierto, cierto, en todas las profesiones hay prestadores de servicios que ejercen con un sentido meramente mercantilista, sin importarles las consecuencias que le puedan acarrear a quienes confiaron en ellos, pero no por ello, tenemos los argumentos de peso para acusar de mercachifles a todos los que componen el gremio al que pertenece el desalmado.
De esa manera, por ejemplo, hay abogados que no se tientan el corazón para alargar los juicios como argucia para inflar sus honorarios o contadores que venden supuestas estrategias fiscales bajo la promesa de ahorros significativos en el pago de impuestos, mismos que sirven de base para establecer altos honorarios, dentro de los cuales, no se incluyen eventuales conflictos para su contratante y mucho menos, devolución de lo cobrado. Como dice el dicho: “lo caido, caido”.
Por supuesto, también entre los profesionales de la medicina hay malas cabezas; gente sin entrañas que procura la manera de aprovecharse de la mala salud de sus pacientes, e incluso, llegan al extremo de practicar cirugías innecesarias, y en el extremo, alargar agonías con el nefando propósito de exprimir patrimonios o coberturas de seguros de gastos médicos mayores.
Sí, son actuaciones censurables, pero no son realidades generalizadas para acusar a todos los médicos de insanos mercaderes. Son más los que ejercen con una enorme responsabilidad profesional y social, como lo están demostrando ahora los que atienden a los infectados por el coronavirus, a pesar del riesgo que esto implica, lo que se traduce en exponer su propia salud y hasta la vida.
En la actualidad, los profesionales de la salud cobran especial relevancia y de sus conocimientos, experiencia, sensibilidad humana y responsabilidad social, depende la posibilidad de salvar el mayor número de vidas entre la masa creciente de enfermos que está dejando la pandemia y al final del día, los buenos resultados que consigan servirán de adorno para el discurso del que hoy, inexplicablemente les echa caballo encima.
De la crítica a los médicos, a los medios de comunicación, a los arquitectos e ingenieros y todos los demás que se me escapan, me surgen las interrogantes ¿qué es lo que pretende el Presidente alentando el divisionismo entre los mexicanos? ¿es que acaso su naturaleza es tóxica? ¿acaso es un convencido de que el “divide y vencerás” es el camino para cristalizar la 4T para que no termine en una lamentable TD 4a? ¡Buenos días!