Además de la crisis de la violencia, la crisis de salud por el Covid y la pésima administración del sector salud y luego pasamos a la crisis climática por la contaminación y la falta de agua, porque este gobierno está sordo y ciego para ver a tiempo los riesgos que un buen sistema de Control Interno puede calcular para prever los necesarios recursos, la metodología y decisiones oportunas del gobierno, al margen de las ideologías, pues ni el clima, ni la salud, ni la condición humana se sujetan a una determinada ideología, ahora se sufre la crisis energética.
Esta crisis energética se presenta a pesar de las múltiples advertencias desde 2019, cuando se empezaron a observar las fallas de energía y en su distribución pues, como expuso Guillermo García Alcocer, ex comisionado presidente de la Comisión Reguladora Energética, en el Reforma del 9 de mayo: “todo indica que así vamos a seguir hasta 2028, pues se requerirían 4.2 mil millones de dólares para generar 3.5 gigawatts, (sin considerar el efecto del nearshoring) y sólo se están invirtiendo 700 millones de dólares”.
Ya estamos sufriendo apagones que AMLO considera son transitorios y, como siempre, culpa a la Iniciativa Privada por la falta de energía, pues dice que el Estado tiene actualmente menos del 50 por ciento de la generación, sin mencionar que precisamente el Estado compró a Iberdrola, que es Iniciativa Privada, sus ocho plantas generadoras de energía, compra que, por cierto, no aumentó la generación nacional pues ya estaban consideradas desde antes de la compra.
Olvida AMLO también queel problema de los apagones no es sólo por la falta de energía, sino también por el deficiente servicio de transmisión y de la falta de un adecuado sistema automatizado para equilibrar los sobrantes y faltantes regionales.
Como muestra basta este botón: ¿Recuerda el amable lector que el año pasado se eliminó el “horario de verano”? Pues precisamente ese cambio servía también para disminuir y equilibrar los picos de consumo, como los que se presentaron ante los aumentos de temperatura en estos días de mayo. Algún “sabio presidencial” sabía más que los especialistas de todo el mundo.
Se tiene una demanda que aumenta como mínimo el 3 por ciento anual, pero, ya sea “por mala planeación, por corrupción o por el cambio climático” está faltando generar más energía y capacidad para poder transmitirla ahí donde se requiere:
1. La CFE tiene cinco centrales al 70 por ciento de avance que tardarían de uno a tres años para operar, a pesar de que, según Bartlett, director de la CFE, en su informe a la Bolsa de Valores en México, estaban programadas para operar este septiembre
2. Además, el proyecto de CFE de generar 8 mil 858 megawatts tardará cuatro años en lograrse y se requieren 9 mil millones de dólares en redes de transmisión.
3. Cuando el autor de esta columna estuvo en el Consejo de Administración de la CFE, se manejaba la necesidad de sostener un 6 por ciento de capacidad excedente de energía, de tal modo que caer a un 4 por ciento ya era una crisis próxima.
Para ello, se preveía que el 6 o 7 por ciento de generación hidráulica en las presas, prácticamente se perdía en el tiempo de estiaje, faltante que era necesario prever cómo sustituirlo a través del sistema interconectado automático del sistema nacional de distribución.
4. El Ejecutivo, terco en su visión ideológica estatista, envió una iniciativa al Congreso para convertir a la CFE, de “Empresa Productiva del Estado, a una Empresa Pública” que tendría carácter preferente en la generación de energía y asegurar así que el Estado tuviese cuando menos el 54 por ciento y la Iniciativa Privada, el 46 por ciento. Considera el Presidente que con la compra de las plantas de Iberdrola, que costaron más de 6 mil millones de dólares, la CFE tendría el 60 por ciento de la generación de energía.
5. El otro problema es que México está atrasado en la llamada “Transición Energética”, pues los proyectos oficiales de energía limpia van lentos y se han detenido las autorizaciones para nuevos proyectos a la Iniciativa Privada y hasta han cancelado algunos proyectos ya autorizados, arguyendo la “intermitencia” en la generación de energía, pues la CFE no está preparada para redistribuir los “picos” en la generación y enviarlos hacia donde hiciese falta.
Sin tecnología en distribución y almacenamiento, a la CFE pareciera no interesarle mejorar y modernizar sus instalaciones, mientras tanto, seguiremos atrasados y sin perspectiva de dejar de ser “país del tercer mundo”. Gracias, AMLO.
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