“El término cutre se emplea en el territorio español como adjetivo. El concepto puede calificar a aquello de poca calidad, mal cuidado o pobre. Por ejemplo: “Anoche vi una película de lo más cutre”, “Estamos alojados en un hotel cutre que se encuentra a un kilómetro del centro”, “María tiene su casa decorada con objetos muy cutres”.
En el caso de los objetos y los lugares, el término cutre es una suerte de «comodín» que nos permite hacer referencia a un gran número de características negativas, aunque todas apuntan a una falta de calidad, a un acabado pobre. Comencemos por analizar el primero de los tres ejemplos expuestos en el párrafo anterior: una película puede ser descrita de esta manera por presentar una trama predecible, actores poco talentosos, un guión cursi o efectos especiales poco creíbles, entre otros muchos rasgos.
Un hotel cutre, por otro lado, seguramente haya sido decorado con mal gusto, usando adornos demasiado baratos, con una combinación de colores muy cargada o bien sosa, tenga un servicio que deje mucho que desear, no destaque por su nivel de higiene y sus muros no aíslen adecuadamente el ruido. En pocas palabras, ninguna persona que pueda escoger un hotel mejor iría a uno cutre.
El tercer ejemplo puede relacionarse con el anterior, ya que hablamos de una casa cuya decoración nos da la idea de «poca calidad», «artículos baratos», «mal gusto». Claro que nadie tiene la obligación de seguir una línea a la hora de comprar o decorar su casa, y por esta razón no debería permitir que la opinión de los demás lo condicione.
Esto nos lleva a la importancia de cuidar las palabras a la hora de emitir juicio acerca de las cosas y las personas que nos rodean: usar términos como cutre puede ser gracioso si con un grupo de amigos nos referimos a una película que no nos ha gustado, pero muy cruel si estamos hablando de una creación de uno de ellos, por ejemplo.
La noción de cutre también puede aplicarse a las personas miserables, mezquinas o tacañas: “Tenemos un alcalde cutre que no hace nada para mejorar la vida de su pueblo”, “Aléjate de ese chaval tan cutre”, “¡Qué cutre es tu jefe! Debería aumentarte el salario”.
Puede decirse que cutre es un adjetivo con sentido peyorativo. Su etimología no es clara: se cree que podría derivar del francés croûte, que a su vez procede del latín crusta. Croûte significa “costra” o “corteza”, por eso el significado de cutre posiblemente haya empezado a forjarse a partir de los pedazos desechables de los alimentos. Lo cutre, en este sentido, no tiene valor.
De la idea de cutre derivan otras palabras. Se llama cutrerío al conjunto de cosas o individuos cutres (“Este lugar es un cutrerío”). La cutrería, cutredad o cutrez, por su parte, es la condición de cutre (“La cutrería de este bar me desagrada”, “No tolero semejante cutredad”, “La cutrez de robarle a un niño es indignante”).
Cutre, por último, es el nombre de un riachuelo que se encuentra en la provincia española de Oviedo. También llamado Cuti, cuenta con dos brazos principales y en sus aguas abunda la trucha, pez que representa un importante ingreso para la industria pesquera.
El riachuelo Cutre se forma con las aguas provenientes del Pantano del Recuesto y de las vertientes del monte de La Tana, feligresías de Roces y Tremañes, respectivamente. Además de los dos brazos principales cuenta con dos puentes; sus aguas descienden de la colina en la cual se encuentra la parroquia de Ceares y de los surgideros de la villa de Gijón, antes de desembocar en el mar”.
