"¿Curar con mentiras el coronavirus? Choque entre cifras reales y oficiales"
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Flota en la atmósfera pública de Sinaloa la interrogante de si los gobiernos federal y estatal están diciendo la verdad sobre la pandemia de coronavirus o esconden los datos reales de contagios y decesos. La gente otea algo oscuro, tenebroso y maloliente al percibir a su alrededor más infectados y fallecimientos, al mismo tiempo que las estadísticas oficiales hablan del abatimiento de la enfermedad Covid-19.
El coronavirus parece ser una adversidad nacional mucho más grande de lo que creemos, vemos o nos dicen las autoridades. El pico crítico tarda en desvanecerse y en ocasiones el problema ya no lo es tanto la pandemia en sí sino el estatuto de normalidad que le pretenden imponer los responsables de combatirla hasta el último de los casos. La sociedad, abandonada a su suerte como siempre, ve quedarse al virus de igual forma que el sentenciado mira formarse al pelotón de fusilamiento.
Más allá del “estamos saliendo la pandemia” que ha repetido desde mayo Hugo López-Gatell Ramírez, el vocero federal para la actual emergencia sanitaria, o los datos en descenso que da a conocer a diario el Secretario de Salud del Gobierno del Estado, Efrén Encinas Torres, predomina la perplejidad en la población de creer o no porque en el contexto cercano nota mayor intensidad del mal y en el ámbito institucional, lejano y frío, la situación la manejan ligera, negligente y en retirada.
¿Nos quieren acostumbrar con base en mentiras a enfermar y morir por el SARS-CoV-2 sin quejarnos y resignados a esa otra “nueva normalidad”? ¿Le sigue metiendo el Sector Salud todo el empeño para salvar las vidas en peligro? Las dos interrogantes se asemejan a las últimas oportunidades de que unos puedan morir tranquilos sabiendo que el Estado no los abandonó, y que sus familias permanezcan para conocer algún día las respuestas.
En un ejercicio de cotejo entre realidad y versión oficial, el periódico Noroeste encontró que la pandemia en Sinaloa no se mide con exactitud. Con el desfase entre las 9 mil 352 personas fallecidas en el período de enero a julio de 2019 y 12 mil 352 decesos durante el mismo período de 2020, este medio determinó que las cifras gubernamentales subestiman en un 30 por ciento las muertes por la Covid-19 en Sinaloa, corroborado esto en las actas de defunción expedidas por el Registro Civil.
Lo atípico es que el sistema estatal de salud es el más extraviado entre la alteración y la autenticidad del coronavirus. Únicamente una de cada tres muertes asociadas a la pandemia contó con un diagnóstico confirmado al momento de ocurrir el deceso y dos terceras partes fueron agrupadas como probables o sospechosas. De tomarse en cuenta los indicadores verdaderos, la letalidad sería de alrededor del 22 por ciento y no del 16 por ciento como lo maneja el Gobierno estatal.
En el ámbito nacional, las organizaciones internacionales continúan cuestionando cómo México está manejando la propagación y devastación de la pandemia, cuidando la afectación política por encima de la salud pública. Un aspecto cardinal para medir el impacto de la crisis sanitaria son los contagios y decesos en el personal médico, de los cuales la agencia estadunidense de noticias The Associated Press critica a las autoridades mexicanas de restarle importancia al hecho de que 104 mil 590 profesionales de la salud han sido diagnosticados con la enfermedad y 410 de estos han fallecido.
Con este parámetro AP redunda en el señalamiento de que al aplicar pruebas diagnósticas sólo al 1 por ciento de la población, el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ofrece estadísticas en coronavirus que no son reales por ser mucho más alto el número de contagios y muertes a los que se informa por los conductos oficiales. Llama la atención que los trabajadores de hospitales sigan infectándose y muriendo por carencia de equipo adecuado, cuantimás la población que fue dejada a la deriva.
En ese mismo sentido, de pandemia con realidad oculta, se han manifestado Amnistía Internacional, The New York Times, Universidad Nacional Autónoma de México, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y eminencias médicas de nuestro País como Éctor Jaime Ramírez, Integrante de la Academia Mexicana de Medicina y Alelhí Calderón, epidemióloga del Colegio de la Frontera Norte.
De existir la mentira como el bálsamo que el Gobierno ofrece contra el coronavirus, lo sabremos en un futuro cercano. Las autoridades y regímenes que acuden al placebo del embuste como cura de todos los males, agonizan mucho antes que los ciudadanos sometidos a la fuerza de desastres de cualquier tipo y dejados ahí, huérfanos de Estado y de esperanza. Nadie se los perdonará. Nunca.
Reverso
Cuando el gobernante miente,
Más daña con su saliva,
al matar la expectativa,
Del médico y del paciente.
Juegos con lodo
El aviso del Instituto Nacional Electoral de arranque del proceso para votar el 6 de junio de 2021 por gobernadores, alcaldes y diputados locales y federales sonó en Sinaloa como alarma sísmica debido a que pone a temblar la civilidad y la gobernabilidad, porque aparte de ser los comicios más grandes y complejos de la historia, serán también torneos sin precedentes de lodo e ignominia en el fangal donde los partidos preferirán cubrirse de inmundicia antes que llorar derrotas. ¡Que comiencen las guerras en el pantano!