Cultura Sinaloa: invisibles y proscritos
Y detrás del telón, el arte de segregar

OBSERVATORIO
    Esto viene a cuento porque existe la inquietud en viejos y jóvenes impulsores de la cultura, notables todos, de que el Gobernador Rubén Rocha Moya le dé una revisada a la situación en que se encuentra el ISIC y el mal trato concedido a algunos que son íconos de la lucha que se ha librado durante décadas para que por la promoción de las artes resplandezca el Sinaloa auténtico, desvaneciendo el estigma de tierra indómita.

    alexsicairos@hotmail.com

    En las dos caras de la cultura en Sinaloa, la agradable y la grotesca, durante la sesión del Cabildo de Mazatlán se le dio entrada el miércoles el proyecto impulsado por el escritor y antropólogo Joel Isaías Barraza Verduzco para rescatar el juego de pelota de ulama como atractivo turístico, pero el autor de la propuesta y promotor de las artes durante más de 30 años es uno de los tantos creadores relegados por las instituciones del área. Ha tenido que transitar del oficio de templetero, que no existe en el tabulador oficial, al de auxiliar de museografía, en los dos casos con el “sueldo” de mil 999 pesos al mes.

    Entre otras cosas, Barraza Verduzco tradujo en 2010 del francés al español el libro “El Eterno Adán”, obra de Julio Verne que se conoció hasta en 1910, cinco años después de que falleciera el autor de la novela. Además, para dar una idea de quién es el artista proscrito, fue el director fundador del Museo Arqueológico de Mazatlán y delegado en 1990 en la zona sur de la entonces denominada Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Popular, lo que hoy es el Instituto Sinaloense de Cultura.

    Esto viene a cuento porque existe la inquietud en viejos y jóvenes impulsores de la cultura, notables todos, de que el Gobernador Rubén Rocha Moya le dé una revisada a la situación en que se encuentra el ISIC y el mal trato concedido a algunos que son íconos de la lucha que se ha librado durante décadas para que por la promoción de las artes resplandezca el Sinaloa auténtico, desvaneciendo el estigma de tierra indómita.

    Blindar a Sinaloa con cultura, como en sus momentos lo hicieron los ex gobernadores Alfonso Genaro Calderón, quien a pesar de la incipiente comprensión de la materia creó a Difocur como parteaguas de civilidad, y Francisco Labastida Ochoa, al mostrarle al mundo los frutos locales de las bellas artes, continúa siendo de alta prioridad. Inimaginable que ese rostro fulgurante se le reafirme a la tierra de los once ríos sin la acción concertada de los que culturan.

    Pero aun tratándose de la cultura persisten inercias de arcaicos y malos modos donde el sector se maneja por tribus y para castas, invisibilizando a los no afines y creando mini imperios de poder que, claro que sí, perjudican lo fundamental: llevar vislumbres de ilustración a todos los rincones de Sinaloa, mostrando a las artes visuales, danza, música y teatro, así como las riquezas arquitectónicas, literarias y gastronómicas.

    Concediendo que no todo está mal, aunque se trate atisbos de discriminación y acoso que le imprimen manchas negras al movimiento cultural, tomemos como referente el caso de Joel Isaías Barraza. Ha participado en el reinicio de la Fiesta Paxko Yoreme en 2012; reapertura del Premio de Ensayo Cultural Sinaloa en las ediciones de 2010 a 2014 y del Museo de Historia Regional de Sinaloa; la declaratoria de Culiacán como ciudad heroica por la gloriosa gesta de defensa de San Pedro; la coordinación del Asunto Julia Pastrana; elaboración del carro alegórico de Sinaloa en el desfile del 20 de noviembre del 2012, realizado en la Ciudad de México; selección de los acervos culturales que se exhibieron representando al estado en el Festival Cervantino, el proyecto del Banco de la Memoria Documental (histórica y cultural); la edición del Catálogo de la Música y la Danza Yoreme, y actualmente se ocupa en reivindicar el juego de ulama de cadera y brazo, patrimonio en riesgo, entre otras aportaciones.

    El caso de Barraza Verduzco es una muestra de situaciones similares que repercuten en el ánimo de los hacedores de cultura. Solo por mencionar otro, en igual circunstancia está la incansable promotora de la lectura, María Muñoz, a quien se le pagan mil pesos a la quincena sin categorizarla con la debida labor que efectúa en creación literaria. La gran riqueza artística de Sinaloa sale adelante con o sin la ayuda oficial, no obstante que el impulso a ésta es la que marcará un antes y un después entre el Sinaloa bárbaro y el que se encarrile en la civilidad.

    En la exposición de hechos que en mayo de 2022 Joel Isaías Barraza le dirigió al Gobernador Rocha reflexiona que “en lugar de estar escribiendo esta carta en estos momentos, yo debiera estar trabajando para usted y los sinaloenses”. La solicitud que hace consiste en que “me permita recuperar mi condición de hombre libre y útil para mi estado, su gente y su gobierno”.

    En 2021, durante la campaña que realizó para llegar a la Gubernatura, Rocha Moya escuchó a los trabajadores de las artes escénicas exponer cómo el presupuesto destinado a la cultura es despilfarrado escandalosamente, que la cultura se acerque a las colonias y comunidades rurales, crear y formalizar figuras para un mejor desarrollo y difusión de las artes y la cultura. “Pareciera que no existimos, que somos invisibles”, se quejaron algunos de los presentes.

    ¿Son las adecuadas las actuales políticas gubernamentales para la cultura en Sinaloa? El balance le corresponde al Gobernador partiendo de que este ámbito de la administración pública representa la mitad de la estrategia, la otra es el fortalecimiento de la seguridad pública, si se quiere darle vuelta a la página de violencia con la cual nos referencian en el mundo.

    Reverso

    Acaso tras bambalinas,

    Continúan los espectáculos,

    En que predicen los oráculos,

    Que la cultura ¡pamplinas!

    La última y se van

    De lo mal que están las cosas, ayer se trasladó a Mazatlán una Comisión integrada por el Sindicato de Trabajadores Al Servicio del Estado y la oficina de Recursos Humanos del Instituto Sinaloense de la Cultura a investigar denuncias de posible acoso laboral cometidos por la delegación del ISIC en el puerto. Ya traen en la mira a Miguel Ángel Ramírez Jardines y al “leerle la cartilla” se le abre la posibilidad de rectificar en el desempeño de la función pública, porque no se vale en plena Cuarta Transformación tropezar con la misma piedra del pasado. Solo una oportunidad; no habrá otra.