"Culiacán compacta, ¿la única salida?"
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¿Cómo es una ciudad compacta? Una ciudad compacta es una ciudad donde existe muy poco suelo sin uso (baldíos o edificios abandonados) y la mayoría de sus edificaciones son de varios niveles. En sus vialidades principales se permite -incluso se promueve- edificios más altos (de cinco o más niveles) y se establecen rutas de transporte público masivo (como el Metrobús) para que la gente que viva o trabaje en estos edificios no dependa tanto del automóvil.
¿Qué ventajas tiene una ciudad compacta? En una ciudad compacta se aprovecha mejor el suelo urbano. La compactación implica mayor densidad de población (más habitantes por hectárea) que facilita la dotación de equipamiento cercano a las viviendas y garantiza así mejores condiciones para vivir. En otras palabras, si los habitantes son más en menos superficie, hay más cercanía a escuelas, parques, comercio, bibliotecas, áreas deportivas y todo aquello que anhelamos siempre tener a la mano.
Por otro lado, una ciudad compacta no agrede tanto al medio ambiente y no provoca tanta inundación ya que no distorsiona tanto la forma natural del suelo. Además, para el Ayuntamiento sería siempre más fácil resolver demandas de servicios que parecieran no tener respiro como la recolección de basura, la seguridad y el mantenimiento de vialidades que, dicho sea de paso, son los principales indicadores con que se mide la eficiencia de una administración municipal. Una ciudad compacta es una ciudad ahorradora, saludable, ecológica, segura y mucho más sociable. Una ciudad compacta se distingue por tener más comercio diverso y cercano que posibilita el desarrollo local, genera empleo cómodo para sus habitantes y propicia mejores condiciones para quienes caminan o se desplazan en bicicleta. Una ciudad compacta hace que sus habitantes prescindan, por conveniencia propia, del automóvil.
¿Qué riesgos tiene una ciudad compacta? Transformar una ciudad expandida y hueca en una ciudad compacta lleva tiempo. Implica un proceso de transición que significa riesgos de adaptación y aceptación de sus habitantes porque requiere de significativos cambios de hábito. Es un proceso que garantiza un final feliz, pero implica un camino tortuoso. Más si el Ayuntamiento en turno tiene visión cortoplacista. Esta es la razón principal de que en México no prosperen las ciudades compactas.
¿Qué requiere Culiacán para convertirse en una ciudad compacta? Requiere, primero que nada, la aceptación -de su población y de las autoridades- de que es el mejor camino para la sostenibilidad de la ciudad (como lo dicta el objetivo once de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU). Requiere también, como principal condición, transformar su normatividad actual. Hoy en día, los planes vigentes restringen la construcción vertical y ello obliga a resolver la demanda de vivienda mediante la multiplicación de casas, cada vez más pequeñas, lejanas y desprovistas del equipamiento y servicios elementales. Una paradoja que la ciudad ya no resiste más.
