Ser dueño del mejor amigo del hombre trae sus consecuencias legales. Si su mascota lesiona a una persona o daña algún bien propiedad de un tercero, el dueño del animal tendrá que reparar los daños causados.
Hace algunos años llevamos un juicio en el despacho en donde representamos a una doctora que fue atacada por un perro propiedad de su vecino.
El juicio terminó con una condena impuesta al dueño del perro para que le pagara a nuestra cliente todos los gastos de médico, medicinas y rehabilitación que se hubieran hecho y se tuvieran que hacer para recuperarse de las lesiones.
El juez también condenó al demandado a pagarle a la doctora los perjuicios causados (ganancias) durante todo el tiempo que no pudo trabajar.
El demandado terminó pagando una cantidad importante de dinero por no tomar las precauciones debidas para impedir que su perro pudiera lesionar a alguien.
Por otro lado, en el estado de Guanajuato se siguió un juicio en donde los padres de un menor de 5 años demandaron a su vecino porque tenía un perro que aullaba y ladraba día y noche y eso afectó al niño, causándole problemas físicos y psicológicos por la falta de un sueño adecuado.
En primera instancia el juez dictó sentencia a favor del demandado, pero fue revertida por un tribunal de apelación.
El tribunal de apelación sostuvo que las alteraciones del sueño y los problemas psicológicos del menor de edad tenían como causa inmediata los aullidos y ladridos del perro por lo que su dueño era responsable de pagar los daños causados, incluido el daño moral.
Como vemos, ser dueño de un animal (incluido uno que otro político), trae consecuencias legales que deben ser prevenidas si no quiere terminar con una condena millonaria en su contra así que, cuidado con el perro y a poner atención.
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