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"Opinión"

"Cuidado con el dúo dinámico de este invierno: influenza y coronavirus"

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    alberto.kousuke@uas.edu.mx


    Desde diciembre de 2019, la enfermedad por coronavirus 2019 (Covid-19) ha sido una emergencia sanitaria internacional.

    El coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave 2 (SARS-CoV-2) mimetiza al virus de la influenza en cuanto a presentación clínica y mecanismo de transmisión.

    En los últimos seis meses hemos sido testigos de cómo la Covid-19 es mucho más letal y menos predecible que la influenza estacional. Además, a diferencia de la influenza, Covid-19 no se restringe a una época del año.

    Por primera vez en nuestra historia, nuestra sociedad tendrá que lidiar con la influenza estacional en medio de una pandemia global.

    ¿Cómo podemos prepararnos?

    Lo primero que necesitamos son métodos diagnósticos más rápidos para poder distinguir entre Covid-19 e influenza, los cuales tienen síntomas similares pero requieren tratamientos distintos.

    Realizar un diagnóstico certero es esencial para un tratamiento adecuado. Manejar a un paciente con Covid-19 utilizando el tratamiento para influenza (y viceversa) puede resultar contraproducente, además de representar un gasto de recursos innecesario. Un ejemplo claro es el uso del corticosteroide dexametasona, el cual es efectivo en algunos pacientes hospitalizados con Covid-19, pero puede resultar dañino para pacientes infectados con el virus de la influenza (está contraindicado).

    Seguir con las medidas de higiene y distanciamiento actuales nos protege de la mayoría de los patógenos transmitidos por gotas respiratorias, sin embargo, la realidad es que no todos seguimos estas indicaciones al pie de la letra.

    Una temporada severa de influenza, resultante de cepas más virulentas, menos vacunación (o una combinación de ambas), junto con la pandemia de Covid-19 que no parece ceder, terminaría de abrumar a las ya desgastadas instituciones públicas de salud.

    La vacuna contra el coronavirus estará lista hasta el próximo año y no será la panacea que todos esperamos.

    La OMS recomienda que las vacunas contra el coronavirus tengan un mínimo del 50 por ciento de eficacia. Eso quiere decir que la vacuna sea capaz de disminuir un 50 por ciento de los casos de Covid-19 en las personas vacunadas en comparación con aquellas recibiendo un placebo.

    Las vacunas de Johnson & Johnson, Moderna, Pfizer, AstraZeneca, CanSinoBiol, y Sputnik V se encuentran en la fase III de estudios clínicos y se estima que estén listas para enero 2021. Aunque la recomendación es una eficacia mínima del 50 por ciento, no sabremos su eficacia real hasta que contemos con los reportes finales (los resultados preliminares estarán listos a finales de octubre).

    Por último, la finalidad de una vacuna es preparar al sistema inmune contra la infección del coronavirus y que dicha persona infectada experimente síntomas más ligeros. Una persona vacunada todavía puede infectarse de coronavirus y contagiar a otras personas.

    No olviden vacunarse contra la influenza y seguir usando el cubrebocas. Caras vemos, microbios no sabemos.