"Cuesta trabajo apreciar al trabajo. Será un 1 de mayo diferente"
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A quien tenga un trabajo, que lo cuide; quien no, que lo busque. Esta parece ser la deducción que cobra vigencia el 1 de Mayo cuando centenas de miles de empleos están en riesgo de desaparecer por el impacto cruel del coronavirus sobre la vida y los medios de subsistencia de la población mundial, la pandemia que pone en entredicho el modelo laboral tradicional donde unos hacen como que trabajan y otros como que pagan.
La actual sacudida al esquema económico ocasiona que penda de un hilo la seguridad laboral y la capacidad del Estado para garantizarla. Hoy mismo se multiplica la desocupación tal vez a mayor velocidad que los contagios por Covid-19, pues los datos más conservadores mencionan que del 13 de marzo al 6 de abril ya se habían perdido 347 mil empleos formales (IMSS), pero la caída podría superar el 10.7 por ciento del total nacional (Banxico).
Desde los 90 el empleo ha exhibido el deterioro sostenido de las oportunidades. Al cierre del primer milenio la Comisión Económica para América Latina y El Caribe expuso que en los 10 años anteriores a 2000 los países de la región padecían una larga etapa de descenso en la materia. En 1999 el desempleo aumentó a 9.1 por ciento y en 1998 registró un 8.2 por ciento. En general se le llama “la década pérdida”.
Nada parecido a lo que hoy vive el mundo, o el País en este caso. El Banco de México considera que una de las cosas que más debería preocupar en la presente emergencia nacional de salud es el empleo al preverse que de más de 20 millones de trabajadores alrededor de 2 millones están en peligro de perderlo. Sería la mayor afectación mexicana superando a la crisis laboral de 2009, donde las fuentes de trabajo cayeron en 7.9 puntos porcentuales o la crisis tequilera de 1995 que alcanzó un pico del 10.7 por ciento.
La incertidumbre es pareja. Lo mismo hace temblar a una parte importante del sector patronal, como a un gran segmento de trabajadores; igual elimina la posibilidad de echarle la culpa a alguien, a no ser que se responsabilice al coronavirus. Tampoco es posible que el asistencialismo se ensanche hacia los ciudadanos y familias agredidas por el desempleo porque las finanzas públicas entrarían en quiebra inminente.
Otro cambio de panorama tiene que ver con que este Día del Trabajo será imposible exponer en la vía pública la impotencia de quienes consideran condiciones injustas en la relación con los patrones, o la elogiosa conformidad agradeciéndole al Gobierno la ficticia justicia laboral. Desde el aislamiento y el acecho de tiempos duros lo único que se puede hacer hoy es confiar en que las administraciones públicas y las empresas acuerden el gran pacto para que duelan menos, y por menor tiempo, los golpes que el coronavirus le asesta al empleo formal.
Circula en redes sociales un texto promovido por Abel Jacobo Miller, modesto empresario en el ramo de la seguridad, que puede apoyar a entender lo que está en juego: “Yo invito a todos a abrir una empresa un día y experimentar por algunos años lo que es la responsabilidad de enfrentar una plantilla , la regularización de impuestos, el proceso de selección de personal, la inversión en equipos, infraestructura y comodidad para el lugar de trabajo.
“Invito a todos a que hagan ese experimento. Que aprendan a calcular el valor de una hora de trabajo. Aprenda a calcular el valor de un salario. Que inviertan incontables horas con contadores. Que queden otras noches sin conseguir dormir preocupado por las cuentas. Invito también que experimenten formar personas, inspirar lo mejor en cada uno. Motivar con palabras, con respeto, honestidad y con dinero. Invertir en marketing, ponerse la camiseta y salir a la calle para atraer clientes.
“Pruebe también soportar cuando los enemigos y las críticas lleguen. Cuando duden de usted y cuando usted mismo dude... De verdad lo recomiendo. Recomiendo descontar un cheque propio, o pedir prestado, para no retrasar un día los pagos. Pruebe también mirarle a los ojos a un empleado y despedirlo.
“Llegar a casa frustrado por cada proyecto, idea, estrategia que no dé resultado. Pero aun así seguir firme y animado. Haga esta prueba. Se va a ver despertando a las 3 de la mañana sin motivo aparente, pero con el pensamiento en un producto, en una conversación de oficina o en un plan para evitar la quiebra. Intente ser el jefe por algunos años: ser visto como explotador!
“Haga esta prueba. Pero hágalo por creer que el propósito de su negocio va mucho más allá de ganar dinero. Y cuando hablen de usted o alcance el éxito... recuerde todo lo que ha pasado. ¡Guárdelo en el alma! Haga este experimento un día: abra una empresa”.
Reverso
La crisis no brinda atajos,
Sólo da complicaciones,
Y el mejor de los trabajos,
Es hallar las soluciones.
¡Qué afortunados!
El Presidente Andrés Manuel López Obrador dice que la caída del Producto Interno Bruto durante el primer trimestre de 2020, comparado con el último trimestre de 2019, fue del 1.6 por ciento “y no mayor, afortunadamente, como algunos pronosticaron”. En realidad fue del 2.4 por ciento si se le compara con los tres primeros meses de 2019, y mientras tanto Petróleos Mexicanos perdió 562 mil 251 millones de pesos en el mismo período, la planta productiva se alista para enfrentar el impacto impredecible del coronavirus, las remesas van en picada y el turismo está en estado de parálisis. Solo falta que diga que afortunadamente esto también nos cayó como anillo al dedo.