En nuestra firma nos hemos dedicado, por más de 40 años, a incrementar el valor de las empresas. Al aplicar nuestra metodología, estadísticamente hablando, nos lleva de dos a tres años duplicar el valor de una compañía.
Hoy quiero que nos cuestionemos si creemos que podríamos hacer algo equivalente con las personas ¿Podemos duplicar nuestro valor en unos cuantos años? ¿cuánto podemos aspirar a crecer nuestro valor en un año?
La primera pregunta corresponde a reflexionar cómo medimos nuestro propio valor. ¿En qué medida calculamos cuanto valemos? El tema es complicado, porque hablamos de personas humanas. El valor en este caso no se mide en dinero. Las personas, por su propia dignidad, valen mucho más que las cosas.
A diferencia del resto de seres naturales, el ser humano puede tener conciencia de sí mismo, capacidad de pensar y actuar con libertad. Este conjunto de facultades son las que configuran a la persona como algo distinto de los animales y del resto de seres del mundo natural.
Tu valor como persona no puede monetizarse, no puede reducirse a una cifra. Cada individuo tiene un valor único, que está en su ser, en sus pensamientos, sentimientos y relaciones. Cada uno aporta algo especial al mundo. Cada uno vale de manera diferente para distintas personas.
Valemos más mientras más dueños somos de nuestras vidas. Valemos más mientras crecemos en lo que hacemos con la materia prima que hemos recibido para trabajar nuestra vida: talentos, capacidades físicas, intelectuales, emocionales y espirituales, todas ellas actuales y potenciales.
Es obvio que el enemigo a vencer es nuestra inercia. Nosotros nos encargamos de mantenernos ocupados en hacer lo mismo de siempre, en distraernos en la monotonía, en conformarnos con la mediocridad. Evolucionamos poco porque nos limitamos, porque poco cambiamos, porque es más cómodo no proponérnoslo.
Para “valer más” podemos encauzarnos en varias áreas que estén bajo nuestros ámbitos de autonomía, que no dependen de nadie más, que están en nuestra cancha. ¿Qué tal que nos pongamos como meta para 2025 valer más como personas en términos de ser más dueños de nuestra vida?
Más dueño de tu vocación: enfócate a los más relevante de tu oficio, de tu quehacer, de tus proyectos, de tus roles como padre o madre, como hermano o hermana, como hijo o hija, como esposo o esposa, como amigo o amiga. ¿Qué actividades vas a abandonar? Dedícate a la parte más valiosa de tu actividad. No pierdas tiempo en quehaceres secundarios, que tengan poca trascendencia.
Más dueño de tu integración: define con quién te juntarás, a quién le dedicarás más tiempo, con quién te aliarás, te llevarás, te asociarás. ¿Cómo mejorarás y profundizarás la relación con las personas clave de tu vida? ¿qué relaciones vas a abandonar que no te dejan ni les dejas nada? Relaciónate cada vez mejor con quienes crezcas más; quienes te exigen crecer, te ayudan a crecer, a quienes les aportas más valor, con quiénes haces mayor sinergia.
Más dueño de tu compromiso: ¿Qué vas a entregar? ¿Cuáles proyectos vas a priorizar y cuáles vas a abandonar? ¿Qué sí vas a cumplir? ¿En que te vas a exigir? ¿En qué aspectos tienes que llegar a niveles de excelencia? Comprométete con lo que valga la pena. Cambia en donde necesites hacer cambios. No te estanques en donde ya no habrá avance.
Podemos ser cada día más libres actuando con integridad: la honestidad, la ética y el respeto por los demás son aspectos que siempre aumentan nuestro valor personal y profesional.
Valer más significa ser y hacer más. Recuerda que el valor más importante es el que estás llamado a ser, el que te falta realizar. Te toca descubrirlo cada año, cada día, en cada etapa.
Nunca dejamos de tener nuevas posibilidades. No importa cuánto hayamos hecho o dejado de hacer. No cuenta lo que ya construimos o destruimos. Si viviremos 50 o 100 años, y ya pasó el 90 por ciento de eso, falta el 10 por ciento. Seguramente hay un mundo de posibilidades en ese tramo que nos queda.
¡Descubre tus grandes áreas de oportunidad y aprovéchalas! Puedes valer más.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois
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Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
c_dumois@cedem.com.mx / http://www.cedem.com.mx
En nuestra firma nos hemos dedicado, por más de 40 años, a incrementar el valor de las empresas. Al aplicar nuestra metodología, estadísticamente hablando, nos lleva de dos a tres años duplicar el valor de una compañía.
Hoy quiero que nos cuestionemos si creemos que podríamos hacer algo equivalente con las personas ¿Podemos duplicar nuestro valor en unos cuantos años? ¿cuánto podemos aspirar a crecer nuestro valor en un año?
La primera pregunta corresponde a reflexionar cómo medimos nuestro propio valor. ¿En qué medida calculamos cuanto valemos? El tema es complicado, porque hablamos de personas humanas. El valor en este caso no se mide en dinero. Las personas, por su propia dignidad, valen mucho más que las cosas.
A diferencia del resto de seres naturales, el ser humano puede tener conciencia de sí mismo, capacidad de pensar y actuar con libertad. Este conjunto de facultades son las que configuran a la persona como algo distinto de los animales y del resto de seres del mundo natural.
Tu valor como persona no puede monetizarse, no puede reducirse a una cifra. Cada individuo tiene un valor único, que está en su ser, en sus pensamientos, sentimientos y relaciones. Cada uno aporta algo especial al mundo. Cada uno vale de manera diferente para distintas personas.
Valemos más mientras más dueños somos de nuestras vidas. Valemos más mientras crecemos en lo que hacemos con la materia prima que hemos recibido para trabajar nuestra vida: talentos, capacidades físicas, intelectuales, emocionales y espirituales, todas ellas actuales y potenciales.
Es obvio que el enemigo a vencer es nuestra inercia. Nosotros nos encargamos de mantenernos ocupados en hacer lo mismo de siempre, en distraernos en la monotonía, en conformarnos con la mediocridad. Evolucionamos poco porque nos limitamos, porque poco cambiamos, porque es más cómodo no proponérnoslo.
Para “valer más” podemos encauzarnos en varias áreas que estén bajo nuestros ámbitos de autonomía, que no dependen de nadie más, que están en nuestra cancha. ¿Qué tal que nos pongamos como meta para 2025 valer más como personas en términos de ser más dueños de nuestra vida?
Más dueño de tu vocación: enfócate a los más relevante de tu oficio, de tu quehacer, de tus proyectos, de tus roles como padre o madre, como hermano o hermana, como hijo o hija, como esposo o esposa, como amigo o amiga. ¿Qué actividades vas a abandonar? Dedícate a la parte más valiosa de tu actividad. No pierdas tiempo en quehaceres secundarios, que tengan poca trascendencia.
Más dueño de tu integración: define con quién te juntarás, a quién le dedicarás más tiempo, con quién te aliarás, te llevarás, te asociarás. ¿Cómo mejorarás y profundizarás la relación con las personas clave de tu vida? ¿qué relaciones vas a abandonar que no te dejan ni les dejas nada? Relaciónate cada vez mejor con quienes crezcas más; quienes te exigen crecer, te ayudan a crecer, a quienes les aportas más valor, con quiénes haces mayor sinergia.
Más dueño de tu compromiso: ¿Qué vas a entregar? ¿Cuáles proyectos vas a priorizar y cuáles vas a abandonar? ¿Qué sí vas a cumplir? ¿En que te vas a exigir? ¿En qué aspectos tienes que llegar a niveles de excelencia? Comprométete con lo que valga la pena. Cambia en donde necesites hacer cambios. No te estanques en donde ya no habrá avance.
Podemos ser cada día más libres actuando con integridad: la honestidad, la ética y el respeto por los demás son aspectos que siempre aumentan nuestro valor personal y profesional.
Valer más significa ser y hacer más. Recuerda que el valor más importante es el que estás llamado a ser, el que te falta realizar. Te toca descubrirlo cada año, cada día, en cada etapa.
Nunca dejamos de tener nuevas posibilidades. No importa cuánto hayamos hecho o dejado de hacer. No cuenta lo que ya construimos o destruimos. Si viviremos 50 o 100 años, y ya pasó el 90 por ciento de eso, falta el 10 por ciento. Seguramente hay un mundo de posibilidades en ese tramo que nos queda.
¡Descubre tus grandes áreas de oportunidad y aprovéchalas! Puedes valer más.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois