Rafael Morgan Ríos
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En muy pocos sexenios ha habido tanta contradicción y confusión en cuanto a los dichos, los hechos y la realidad, sobre la gestión de un régimen presidencial como en el que se está viviendo. El Presidente López Obrador afirma que el País “va muy bien”, que está logrando cambios trascendentales que están transformando irreversiblemente a México. Sus políticas de “primero los pobres”; de “abrazos no balazos”; de acabar con la corrupción, de su régimen “liberal” contra los conservadores y “neoliberales”; de austeridad al límite con recorte de sueldos y de gasto corriente, así como del reparto de presupuesto al 70 por ciento de las familias en México y con todo eso vamos saliendo de la pandemia, de la recesión económica, de la inseguridad y de la degeneración en que se encontraban el gobierno, los políticos y los empresarios.
Para demostrar lo anterior enuncia sus logros: Inflación debajo de 4 por ciento; el apoyo popular a su gobierno de un 71 por ciento; se han mejorado los ingresos públicos; se ha mantenido la calificación crediticia de Fitch Rattings; el FMI renovó sin problemas la línea de crédito flexible; que se han recuperado más de 7 millones de empleos, que se logró el nuevo TMEC; que se ha atendido muy bien la pandemia sin saturar el sistema hospitalario, que los grandes empresarios están pagando impuestos atrasados en litigios; que en general las finanzas públicas están sanas, etc.
En cuanto a los criterios de los organismos internacionales: El FMI renovó la línea de crédito flexible a pesar de que expuso que el PIB per cápita se disminuirá 3 por ciento por debajo de lo que se tenía antes de la pandemia y que para detener el declive económico y el aumento de la pobreza se tendría que aumentar el apoyo fiscal temporal de 2.5 a 3.5 por ciento del PIB, además de pronosticar una caída del PIB de -9 por ciento; la Organización Mundial de la Salud reclama a México que no tome en serio la enfermedad del Covid-19 y pide a los líderes den ejemplo en el seguimiento de las medidas de salud recomendadas; Fitch Ratings, para sostener la calificación crediticia, la justificó exponiendo que se tiene en México “un marco de políticas macroeconómicas consistente, finanzas externas estables y robustas y se proyecta que la deuda pública se mantenga…”; la OCDE ve un mejor futuro para México con un crecimiento de 3.6 por ciento en 2021 y mejoró la estimación de la caída de la economía en 2020 a un -9.2 por ciento a pesar de que reconoce que los ingresos públicos de enero a octubre son 4.9 por ciento menos a tasa real que las de 2019. En fin, que también los organismos internacionales dan información contradictoria.
Para los empresarios, los organismos sociales y la Oposición, está claro que la economía está en franca recesión y que llevará otros cuatro años para regresar a los niveles anteriores a este régimen, que la pandemia está fuera de control pues se está en cuarto lugar mundial en decesos y en el top 10 en infecciones, además de que los números oficiales de infectados y muertos no es real, sino que son 30 por ciento mayores; que después de siete trimestres de este régimen la economía se hundió -9 por ciento del PIB cuando que con Peña Nieto se tuvo un crecimiento de 3.5 por ciento en los primeros siete trimestres y con Felipe Calderón subió 3.41 por ciento; que los homicidios dolosos con AMLO en siete trimestres llegaron a más de 58 mil.
El Banxico anunció una recesión para 2020 de -8.9 por ciento y que la reactivación será gradual y a un ritmo moderado de 3.3 por ciento en 2021 y 2.6 por ciento en 2022; en empleos calcula una pérdida de entre 700 mil y 850 mil en 2020 y de más de 300 mil en los siguientes ejercicios.
La Secretaría de Economía reveló que la Inversión Extranjera Directa cayó 9.9 por ciento de enero a septiembre de 2020, comparado con mismo periodo de 2019; según la Comisión de Estudios Financieros de la UNAM, no repuntará pues falta restablecer la institucionalidad y el estado de derecho.
Pemex es la petrolera más endeudada a nivel mundial, con casi 108 mil millones de dólares y es también una de las más contaminantes del mundo y con pérdidas de más de 500 mil millones de pesos en el primer semestre.
Según la Auditoría Superior de la Federación, se encontró extravío de recursos por 3 mil millones de pesos en la “Conasupo” de la 4T, un desfalco por 74.2 millones de pesos en el Programa Nacional de Inglés; desorden financiero por 25 mil millones de pesos en recursos del INSABI y el Fondo de Gastos Catastróficos, así como estafas en el Seguro Popular y en Pemex que debe aclarar el uso de 71 mil millones de pesos, etc.
Parece pues que hay varias realidades en México y cada quién decidirá según como le esté yendo en su bolsillo, en su salud y en su seguridad.
