Véanse las complicaciones que evidenció ayer el proceso de selección por el método de encuesta del candidato presidencial del Movimiento Regeneración Nacional como la advertencia a los que se preparan en Sinaloa para buscar senadurías, alcaldías y diputaciones federales y estatales, con la nota adjunta de que la preferencia en la intención del voto no siempre es de quien se esfuerza para obtenerla. Podría ocurrir que figuras relevantes de la política local no estén tan bien posicionadas en el estado de ánimo de la gente, y sí perfiles que desde trincheras poco notables en el servicio público realicen activismo que los vincula con la empatía ciudadana.
El mecanismo que Morena tomó para determinar a quién le encargará la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación comenzó a crujir al mediodía de un miércoles que para el lopezobradorismo parecía histórico y se tornó tenso, dramático, cuando Marcelo Ebrard salió a exigir la reposición del procedimiento, anticipándose a que el partido sacara adelante contra viento y marea la postulación de Claudia Sheinbaum en ese desenlace que como en los viejos tiempos de camarillas del poder se volvió adivinable.
Ahora hay que trasladar a los estados las dificultades que enfrenta Morena en el plano nacional. En Sinaloa cada vez crece más la lista de postulantes a los cargos que estarán en juego el 2 de junio de 2024 y que han sido advertidos por el dirigente nacional, Mario Delgado, de que el procedimiento será la encuesta a las bases, aunque de lo bien librado que saliera el partido de tales mediciones de opinión pública dependerá si son implementadas en el resto del País o de plano se acude a la designación directa para evitar agitaciones como las que causó Ebrard a nivel nacional.
Los aspirantes morenistas tendrán que medirse primero a sí mismos antes de someterse al escrutinio de militancias que usan valoraciones más objetivas, que nada tienen que ver con concursos de simpatías. Por ejemplo, Feliciano Castro Meléndrez, desde el papel protagónico que tiene en la 64 Legislatura del Congreso del Estado al presidir la Junta de Coordinación Política ¿haría el clic con masas sufragantes que valoran más el apoyo material recibido que las notas de prensa positivas logradas por quien va y les pide el voto?
En todo caso si es el beneficio obtenido lo que influye en la población para darles o negarles el apoyo a las “corcholatas” sinaloenses, entonces serían los presidentes municipales los que lograrán mayores adhesiones en las encuestas porque sobre todo en Culiacán y Mazatlán Juan de Dios Gámez Mendívil y Edgar Gonzáles Zataráin se echan maratónicas jornadas de cercanía con gobernados que sin problema los harían ganar la elección si es que se postulan después de fungir actualmente como alcaldes sustitutos.
En situación distinta, Graciela Domínguez Nava por su cargo de Secretaria de Educación Pública y Cultura tendría un alto nivel de conocimiento y tal vez también de aceptación en maestros y padres de familia y podría ser que éstos al ser consultados le otorguen el voto de confianza. El problema estaría en ver si le alcanza el respaldo de dicho segmento para ser postulada al Senado o la Cámara de Diputados, teniendo la experiencia reciente del anterior titular de la SEPyC, Juan Alfonso Mejía López, a quien la intensa talacha política que realizó desde la dependencia no le sirvió para que la alianza de los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática lo postularan como candidato a Gobernador en 2021.
La experiencia dice que resulta más factible venir desde una posición política nacional a una candidatura estatal como sería la eventualidad de que la hoy Senadora Imelda Castro aceptara la nominación de Morena para la Presidencia Municipal, declinando a la posible reelección y despejándole el camino a Feliciano Castro y Graciela Domínguez. ¿Qué tanto le convendría a ella canjear el escaño senatorial por una alcaldía, ponderando el proyecto futurista de buscar la postulación de Morena a la gubernatura en 2027? Además, por lo que se ve, el principal cargo edilicio de la capital de Sinaloa tiene más pretendientes que la ganadora de un certamen de la flor más bella del ejido.
Al cierre de este intento de análisis todavía no se conocía el colofón del proceso de Morena para determinar a quién postulará a la Presidencia de la República. Ni falta que hace para adelantar que el método de encuesta para definir candidaturas implica riesgos que al final deslegitiman a quien resulte ganador. Marcelo Ebrard se encargó de poner a Morena en la disyuntiva de reponer el procedimiento al tatuarle el estigma del “dedazo”, de la elección interna fraudulenta, a Claudia Sheinbaum.
Pero al final de cuentas es la notificación puntual para los estados, muy particularmente a Sinaloa, de que las encuestas no siempre reflejan realidades ni son garantías de candidaturas socialmente aceptadas. Es como en las rifas de los pueblos: de cien que le entran 99 quedan inconformes y nomás uno resulta contento.
Bien lo manifestó Chabelo,
Que a mucha ambición la asfixia,
Entrarle a la catafixia,
Creyendo le cumplirá un anhelo.
Otro de los nombres que se barajan para la Alcaldía de Culiacán es el de Ricardo Madrid Pérez, actual presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, sobre todo ahora que tambalea su pertenencia al Partido Revolucionario Institucional por el procedimiento de expulsión (persecución, mejor dicho) instaurado desde el CEN del PRI que preside Alejandro Moreno Cárdenas. ¿Lo postularía el Movimiento Regeneración Nacional? Es que Morena quiere incorporar a sus filas a los tres priistas que posiblemente serán separados de las siglas tricolor, los otros son Cinthia Valenzuela y Connie Zazueta, pero el PAN y Movimiento Ciudadanos también les han lanzado el anzuelo aunque falta por ver cuál carnada les apetece más.