La mayoría de los humanos buscamos la forma de rendir más, física y cognitivamente. Existen infinidad de suplementos alimenticios que prometen ayudarnos con estas necesidades, sin embargo, la mayoría de ellos no están sustentados con estudios científicos y sólo representan un gasto innecesario.
La creatina es un compuesto nitrogenado que se encuentra principalmente en los músculos esqueléticos y desempeña un papel crucial en la producción de energía celular. Su suplementación ha sido ampliamente estudiada, demostrando efectos positivos en el rendimiento deportivo, la salud muscular y la función cognitiva.
La creatina se almacena en el músculo en forma de fosfocreatina, la cual actúa como un reservorio de grupos fosfato para la resíntesis rápida de adenosín trifosfato (ATP). Durante el ejercicio de alta intensidad, la fosfocreatina dona su grupo fosfato al adenosín difosfato (ADP), permitiendo la regeneración de ATP de manera eficiente (Kreider et al., 2017). Este proceso es fundamental para mantener la potencia muscular en esfuerzos repetidos y de corta duración.
La suplementación con creatina ha demostrado ser efectiva en el incremento de la masa muscular y la fuerza. Este efecto se debe a un aumento en la hidratación celular, mayor síntesis proteica y activación de células satélite musculares (Persky & Brazeau, 2001). Un metaanálisis de Rawson y Volek (2003) concluyó que el uso de creatina mejora significativamente la fuerza en ejercicios de resistencia y entrenamiento con pesas.
El cerebro, al igual que el músculo, requiere grandes cantidades de ATP para sus funciones. Se ha encontrado que la suplementación con creatina mejora la memoria operativa y reduce la fatiga mental, especialmente en individuos con privación del sueño o estrés cognitivo (McMorris et al., 2007). Además, estudios sugieren un posible efecto neuroprotector en enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer (Gualano et al., 2010).
La creatina también influye en la homeostasis de la glucosa y la sensibilidad a la insulina. Algunos estudios han mostrado que su suplementación puede mejorar la captación de glucosa en el músculo y reducir la inflamación sistémica (Gualano et al., 2012). Estos efectos podrían ser beneficiosos en personas con resistencia a la insulina o enfermedades metabólicas.
A pesar de algunas preocupaciones sobre su seguridad, estudios a largo plazo han demostrado que la creatina es un suplemento seguro en individuos sanos cuando se consume en dosis recomendadas (3-5 g diarios) (Kreider et al., 2017). No se han observado efectos adversos significativos en la función renal o hepática en personas sin enfermedades preexistentes.
La creatina es un suplemento con múltiples beneficios comprobados, que van desde la mejora del rendimiento físico hasta la optimización de la función cerebral y metabólica. Su seguridad y eficacia la convierten en una herramienta valiosa no solo para atletas, sino también para individuos que buscan mantener su salud muscular y neurológica a lo largo de la vida.