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"OBSERVATORIO"

"Covid-19 y egoísmo: ande pues, ayúdelos"

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OBSERVATORIO

    ‘No los quieren salvar, a lo mejor usted sí’

     

    Estampa dantesca para algunos, simple ansia de liberación de otros, el desordenado retorno a las playas y al malecón de Mazatlán por parte de lugareños y visitantes corrobora que los sinaloenses hemos aceptado que el prójimo se juegue la vida como quiera en la actual pandemia de coronavirus, pero sin entender que por dejarle al libre arbitrio de si se contagian o no ponemos en riesgo la salud propia y la pública. Tal vez, cansados de llamar a ser precavidos, asumimos la lógica egoísta del poder de “no soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    La reapertura de Mazatlán al turismo, cuando en Sinaloa la enfermedad Covid-19 presentaba el sábado 148 casos nuevos sumando en total 746 activos, así como 21 decesos agregados que crecían la estadística a 1,404 fallecimientos, constituye el fiel reflejo de la mentalidad empujada desde los gobiernos federal y estatal de contágiese quien quiera y cúrese como pueda. “No soy capaz de convencerlos de que se cuiden, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    Sol, mar y arena, más Covid-19, vuelven irracional las determinaciones de abandonar el aislamiento, renunciar al cubrebocas y la sana distancia. Como ciudadanos sabemos que estamos haciendo lo incorrecto y le atribuimos al ámbito individual el hecho de dirimir entre vivir o perecer después de la larga agonía en hospitales si es que se consigue cama en alguno de éstos. “No soy suicida, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    La más plácida de las posturas la lleva el sistema de salud pública. Los malabares endémicos y la nueva normalidad existente sólo en el buen deseo de los gobernantes contrastan con el balbuceo de la incitativa a salir todos al cabo que debemos aprender a vivir y morir con el coronavirus. Así vamos ganando terreno en el top ten internacional mortífero acercándonos a los países más afectados. “No puedo detener la carrera hacia el primer lugar de contagios y muertes, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    No solamente en Mazatlán la gente se volcó a las playas, también en Culiacán las plazas comerciales recibieron a consumidores compulsivos que nada necesitaban de los establecimientos aunque les urgía ir a donde sea, como sea y con quiénes sean, sin importar encontrarse con el virus que habían librado durante meses. ¡Uf! De nuevo se pueden ver los escaparates y nos vale que sea sin un peso en el bolsillo. “No soy para quedarme encerrado en casa, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    Culiacán prosigue en su disparate de responsabilidades alteradas. Mientras el centro urbano, la actividad comercial y las vialidades registran la arriesgada vuelta a lo ordinario, a pesar de seguir encabezando la capital el marcador de contagios y decesos, el Presidente Municipal Jesús Estrada Ferreiro ahorra el recurso público que hoy necesitan los enfermos y la reactivación económica en el desfiguro propio de los insensibles. “No soy un Alcalde solidario, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    En Guasave, ni se diga. Siendo el epicentro de la emergencia sanitaria la población transita como si estuviera en León, Guanajuato, donde la vida no vale nada. Y desde el resto de los municipios los observamos de reojo, sin pizca de solidaridad ni de parte de los ciudadanos ni del gobierno y si acaso la solitaria Alcalde Aurelia Leal lucha por detener la irracional actitud y amenaza que de ser posible usará la fuerza pública para hacer entrar en razón a los habitantes. “No soy de Guasave, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    Pues entonces que ya abran todo. Los moteles, los casinos, los salones de fiesta, las cantinas y que a la velocidad de la propagación desfilen los infectados a los hospitales Covid con la sonrisa tatuada en sus rostros porque si adquirieron el mal de Wuhan lo hicieron mientras daban rienda suelta a sus placeres. “No me morí sin gozarla, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    Lo que es de rigor todos los días es que la Secretaría de Salud nacional o local digan que vamos bien. Que multipliquen las camas disponibles como Jesús multiplicó los panes, y acomoden los casos de contagios según sea el objetivo a lograr, pintando las regiones de México y los municipios con el color que se les ocurra a los tecnócratas o lo ordenen aquellos que se pelean por pertenecer a la mentirocracia que habla del final de la pandemia al mismo tiempo que los ciudadanos nos sentimos en el medio la calamidad. “No veo que estemos tan mal, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
    Lo extraño de todo esto es que los sinaloenses no somos así. La acción conjunta para levantarnos de cualquier adversidad, esa actitud que por fortuna persiste en parte importante de la población, nos ha distinguido históricamente y es la razón por la cual tenemos la buena fama de levantarnos rápido y fortalecidos en las desgracias colectivas. ¿Por qué ahora un segmento alto de ciudadanos va al encuentro del virus SARS-CoV-2 creyendo que es inmune e inclusive con plena noción de que se juega la vida en esta especie de la ruleta rusa?

    Reverso
    Ande, ayudémoslos,
    A quienes marchan al abismo;
    Ande, rescatémoslos,
    Como si fuera uno mismo.

    Los dos sprinter
    Al mismo tiempo que el Gobernador Quirino Ordaz Coppel intenta la escapada en el sprint final donde el Congreso del Estado le exige que transparente lo relativo al nuevo estadio de futbol de Mazatlán, la señora Rosy Fuentes de Ordaz pedalea los duros 200 kilómetros de Culiacán a Mazatlán en la ruta ciclista que logra recaudar 2.5 millones de pesos que se destinarán para la compra de materiales que el personal médico requiere para hacerle frente al coronavirus. Claro, habrá los que piensen que la presidenta del DIF Sinaloa comienza a “rodar sin cadena” hacia la otra carrera.
    alexsicairos@hotmail.com