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Este viejo genial que tenía en el centro de la ciudad de México su minúsculo, caótico y polvoso despacho, fue el editor de mi primer libro (“Elogio de la locura de un ave desairada”, 1975) que escribí para burlarme de Juan Salvador Gaviota, ese engatusador de ingenuos que se creen ‘héroes de sofá’. Este librito, ilustrado por unos magníficos dibujos de mi compadre Jorge Suzán, me valió un artículo muy elogioso (“Una garbanza de a libro”) de mi paisano y maestro Antonio Haas, conocido de mi padre e intelectual destacado de Mazatlán. Esa amistad de admiración y respeto duró hasta la muerte del Tony en 2007 a los 83 años.
Bartolomeu Costa-Amic (Centellas, Barcelona, 1911 - Ciudad de México, 16 de enero de 2002) fue un político y editor español, exiliado del franquismo en México.
Estudió en la Escuela de Funcionarios de la Generalidad de Cataluña, donde se licenció en Administración Pública, y en el colegio Ateneo Politécnico de Madrid. De joven militó en el Partido Obrero de Unificación Marxista y el Bloque Obrero y Campesino. Fue delegado en noviembre de 1936 como miembro del POUM en México a fin de conseguir dinero y armas, y con el encargo de Andrés Nin para entrevistarse con Lázaro Cárdenas, Presidente de México, a fin de solicitar asilo político para León Trotski, según relata en sus memorias.
Al regresar a México en noviembre de 1940, esta vez como exiliado de la dictadura franquista, solo tenía una ligera experiencia editorial adquirida por el contacto con el trabajo de su tío Josep Costa Ferrer en revistas satíricas barcelonesas como L’Esquella de la Torratxa o La Campana de Gràcia. También, de joven, Costa-Amic había participado en la elaboración de alguna revista, si bien su futuro profesional se orientaba hacia la administración pública.
Una vez instalado en Ciudad de México, tras una breve estancia en la ciudad de San Andrés Tuxtla, se dio cuenta de la existencia de un amplio público lector que la deficiente industria editorial mexicana no podía satisfacer. Ante este hecho decidió iniciar varios proyectos relacionados con el mundo del libro, como negocio y como herramienta de promoción cultural, además de dar nuevas oportunidades a los autores más jóvenes. Llevó a cabo este ambicioso propósito y podía enorgullecerse de haber editado casi dos mil títulos. Él mismo decía:
“A lo largo de los años hemos tratado de impulsar la cultura de México. Hemos procurado poner el libro al alcance del hombre común. Por desgracia entre nosotros el libro no es visto como un artículo de primera necesidad, sino de quinta, de última... Los editores tenemos que procurar que para este hombre común el libro se convierta en un elemento indispensable, ofreciéndole una lectura amena, que le permita desarrollar el gusto por leer... Si no se trata de autores consagrados o de temas políticos, económicos o sociales que se sitúen en un momento determinado y que exijan una publicidad inmediata, es muy difícil la publicación de libros en nuestro medio. El verdadero editor hace su trabajo por amor al libro y a la cultura”.
En 1940 fundó Ediciones Libres con su amigo Julián Gorkin y los mexicanos Ermilo Abreu Gómez, José Muñoz Cota y David Castañeda. En 1942 se estableció por su cuenta y dirigió Ediciones Quetzal y ‘Altres-Costa-Amic/B. Costa-Amic’. Publicó unos mil quinientos libros de autores mexicanos y unos cincuenta en catalán, reeditando obras de Ausiàs March, Bernat Metge, Verdaguer o Prat de la Riba, Rafael Tasis o Pere Foix entre otros, siendo el editor más importante en obras publicadas en este idioma en el extranjero. A la vez, fue uno de los miembros más reconocidos de la organización Comunidad Catalana de México.
De 1948 a 1954 vivió en Guatemala, donde se encargó de la Secretaría de Educación de dicho país, tras lo cual regresó a México.
Recibió la Cruz de Sant Jordi de la Generalidad de Cataluña en 1986, quien también le otorgó el premio Catalunya Enfora en 1989.