"Cosecha de subsidios en la agricultura de Estados Unidos"
El Banco Mundial ha reducido las expectativas de crecimiento económico global para 2020, debido básicamente al efecto de la contracción en el ritmo de ampliación del comercio entre países, a consecuencia de las medidas de política comercial tomadas por la administración Trump contra China y otros países (Canadá, Europa, e incluso, México). Adicionalmente, otras decisiones del gobierno de Donald Trump han estado elevando el grado de incertidumbre en la economía global, afectando así el comportamiento de la inversión. La eventual guerra con Irán es su última expresión. Si los precios del petróleo se elevan significativamente, podrían ser causa de un eventual choque de oferta negativo en la economía global, haciendo resurgir el problema de la “estanflación,” considerada cosa del pasado.
Por otra parte, existe un procedimiento aprobado por la Cámara de Diputados de Estados Unidos para la investigación y posible revocamiento de mandato, cuya posibilidad de éxito es reducida debido al control republicano de la Cámara de Senadores; sin embargo, el debate público puede dañar la viabilidad de la reelección de Donal Trump. 2020 es de elecciones presidenciales en Estados Unidos, de manera que la lógica de las decisiones de su Presidente corresponde a ese escenario. Esto explica el asesinato del general iraní, en Irak, y el aumento de los pagos del gobierno a los granjeros y rancheros estadounidenses.
Los consumidores no se han visto afectados en forma importante por las medidas arancelarias de la administración Trump, según lo refleja la ausencia de un repunte inflacionario, no así los productores de alimentos y materias primas originados en la agricultura, ya que buena parte de la producción nacional es exportada. Además, inundaciones y cambios climáticos anormales han afectado negativamente los rendimientos y la producción. De ahí que bajo la justificación de compensar por los daños causados por la guerra comercial se hayan ampliado las transferencias públicas más allá de lo establecido por la Ley agrícola de 2018.
Los productores de Estados Unidos están obteniendo miles de millones en dólares en compensación por las medidas de represalia de China y otros países que han dañado el acceso a mercados extranjeros durante los dos últimos años. En 2018 USDA autorizó un paquete de 12 mil millones de dólares, y para 2019 de 16 mil millones de dólares. Al concluir 2019 se habrán autorizado transferencias públicas por 28 mil de millones de dólares. Lo no ejercido en 2019 se pagará en 2020. Ese monto de dinero sería mayor que la cantidad gastada en el rescate de la industria del automóvil en 2008, tan cuestionado en el Congreso de Estados Unidos, particularmente por la bancada republicana.
A consecuencia de la ayuda financiera extraordinaria, los subsidios federales saltan a su más alto nivel en 14 años, en su mayor parte pagados sin ninguna determinación por parte del Congreso (Dan Charles, The Salt, 31 de diciembre de 2019), pues no fueron puesto a debate y a requerimiento de autorización. No obstante, alguna de la ayuda llegó a través de los programas ya conocidos y autorizados.
Se trata de los pagos de Trump para retener su base electoral. Los productores de mayor escala son los que están recibiendo los mayores montos. De acuerdo con Joseph Glauber (“Agricultural Trade Aid”, American Enterprise Institute), granjeros y rancheros están siendo compensados en exceso. La generosidad del gobierno federal ha sido tal que se está pagando a los productores alrededor del doble del daño que les ha sido causado por la guerra comercial.
Los pagos autorizados no sólo son difíciles de justificar, al no haber sido aprobados por el Congreso de Estados Unidos, sino que tampoco cumplen con las reglas de la Organización Mundial del Comercio. No obstante, ante el bloqueo que la administración Trump tiene sobre el órgano de resolución de controversias no hay mayor preocupación al respecto.
Estos pagos de ayuda comercial no resuelven los problemas del grueso de los productores estadounidenses, pero si tienen el efecto de elevar la capacidad productiva de las unidades de producción estadounidense de mayor escala, facilitan así su mayor consolidación y el aumento de la oferta. Es de esperar que para los siguientes años tendremos mayor presión sobre los precios de los “commodities.”