Justo unos días después de que la Cámara de Diputados aprobara reformas a la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionadas con las Mismas, ocurre un escándalo de probable corrupción e incompetencia en la adjudicación de una licitación de medicamentos.
En efecto, recientemente la propia Presidenta de la República acaba de anunciar el despido de varios funcionarios implicados en adquisiciones de claves a sobreprecio. Se calcula que el monto de la operación alcanza los 13 mil millones de pesos. Cifra enorme.
Se trata, desde luego, de un asunto muy grave, tanto por el monto del desfalco como por la traición a la confianza ciudadana en una materia tan sensible como lo es el acceso a medicinas.
Es cierto que el Gobierno ha actuado con cierta presteza al emitir una resolución que declara la nulidad del proceso de licitación y también al anunciar el despido de algunos funcionarios involucrados en la operación.
A pesar de esto, el episodio seguramente tendrá un efecto negativo en la confianza de la ciudadanía en sus gobiernos. Recordemos que existen encuestas que indican la desaprobación ciudadana sobre la forma en que las autoridades gestionan el Sector Salud. No podría ser de otra forma al tratarse de gobiernos que no hicieron un buen trabajo durante la pandemia y que fueron causantes de la falta de medicinas en centros de salud en todo el País.
Con estos antecedentes difícilmente la ciudadanía podrá confiar en que el abasto de medicamentos esté garantizado, como afirman nuevamente las autoridades. El problema es muy grave. Una sociedad que no tiene a su alcance medicamentos cruciales está gravemente afectada en su bienestar. La verdad sea dicha, ya van casi siete años sin que los gobiernos autodenominados de la 4T hayan resuelto un problema que, por otro lado, ellos mismos causaron: el desabasto de medicinas.
No se trata, a estas alturas, de recrear al status quo ante, que aunque mejor que el actual, dejaba mucho que desear. Lo que hay que hacer ahora es repensar el paradigma de salud pública del País, en el que integremos los grandes adelantos de la Cuarta Revolución Industrial, de la cual se desprenden tecnologías combinadas como la inteligencia artificial y la biotecnología que ya hacen posible ofrecer un bienestar nunca visto a la sociedad.
En esto tienen que intervenir tanto la Iniciativa Privada como los gobiernos y la sociedad civil en su conjunto.
Mientras el mundo se transforma de manera impensada, nosotros, en México, todavía estamos siendo testigos de la vieja corrupción de siempre. Pero ya ha llegado la hora de explicarle a la ciudadanía el nuevo mundo que ya se avizora, donde la industria de la salud podrá garantizar seres humanos más plenos y vigorosos, como nunca se ha visto en la historia. Quien pueda comunicar esto eficazmente podrá ganarse justamente la confianza ciudadana.