|
"OPINIÓN"

"Coronavirus y crisis turística en Sinaloa"

""
04/04/2020

    Arturo Santamaría Gómez

    santamar24@hotmail.com

     

    En el pensamiento mágico de muchos mexicanos de cualquier condición social la pandemia no existe, es una invención gubernamental o es como cualquier otra gripita; por lo tanto, no hay por qué resguardarse. Otras franjas sociales reconocen la pandemia, pero no pueden acatar las recomendaciones y órdenes de las autoridades porque tienen que salir a la calle a buscar el pan de cada día. Baste que esos bastos conglomerados incumplan las normas sanitarias para que el coronavirus sea incontrolable a corto y mediano plazo. Muy pronto sabremos si esta presunción es cierta o no.

    Quizá los mexicanos que no quieren o no pueden obedecer las disposiciones médicas no sean una mayoría, pero lo que sabemos de las epidemias es que una minoría puede enfermar a grandes grupos. El miércoles pasado dijo el doctor López Gatell que 70 millones de mexicanos están obedeciendo las indicaciones básicas, esto querría decir que alrededor de 50 no lo están haciendo. En efecto, la mayoría entiende de razones, pero una enorme minoría -que valga la expresión- no las entiende o no las puede seguir.

    Al escuchar, leer y ver las noticias o simplemente al caminar por diferentes zonas de las ciudades en las que vivimos, en mi caso en Mazatlán, observamos que personas de todas las edades transitan por las calles como si todo fuese normal; aparentemente sin preocupación alguna. Las clases medias y altas en general parece que se protegen más, pero en los barrios proletarios y lo que podríamos llamar franjas medias bajas suelen hacerlo mucho menos. Sin duda porque tienen menos recursos para adoptar esa medida, pero también porque no pocos de ellos piensan que no hay ninguna razón para someterse al confinamiento.

    Así pues, gran parte de nuestra realidad es tan compleja, entre mágica, socialmente desigual e injusta, desobediente e irreverente, que el escenario de una crisis trágica parece inevitable. Pero, también la conducción de la crisis sanitaria y económica por parte de las autoridades de todos los niveles, salvo excepciones, empezando por el indescifrable habitante de Palacio Nacional, ha sido tan contradictoria y limitada, que hay que prepararse para lo peor.

    Así pues, ni pueblo ni gobierno hemos estado a la altura del enorme desafío. Hay muchos mexicanos responsables y consecuentes, incluso heroicos, pero no los suficientes para encauzar al País por mejores rumbos en medio de esta pavorosa pandemia.

    La crisis económica recién empieza y ya hace temblar a industrias enteras. Por lo pronto, el sector turístico, que es tan importante para México en general, y en particular para Sinaloa, es de inicio el más golpeado. Y con él lo se ven severamente afectados la industria del transporte y gastronómica, para empezar. Sin duda, será la crisis más grande del turismo mexicano en toda su historia.

    En 2019, México obtuvo 24 mil 562.6 millones de dólares por turismo internacional, una cifra mayor a las divisas generadas por la venta de petróleo (22 mil 552 millones), aunque menor que los envíos de remesas (36 mil millones).

    Hasta 2019 este sector empleaba en México a más de 4.3 millones de personas, sin considerar los empleos indirectos, los cuales podrían llegar hasta los 10 millones. Si nosotros observamos tan solo al municipio de Mazatlán, incluyendo el puerto y el pequeño pueblo de El Quelite, es muy sencillo demostrar que sus principales restaurantes, cerrados o prácticamente vacíos, dependen directamente del turismo internacional nacional y estatal.

    México es una potencia turística internacional, la séptima más importante en el globo y la primera en América Latina en 2019. Ese año atrajo a más de 45 millones de visitantes extranjeros de más de 150 países. Hay una correspondencia directa entre las naciones de mayor importancia para el turismo y la caída estrepitosa de esta actividad en Francia, España, Estados Unidos, China, Italia, Inglaterra y México. Pero, proporcionalmente, le afectará más a nuestro país porque la importancia del turismo en el PIB es mayor y el decrecimiento general de nuestra economía será más fuerte que en cualquiera de los otros países mencionados. Quizá hasta un 8 por ciento en relación a 2019 según los más recientes cálculos de organismos financieros internacionales.

    Luis Araiza, Secretario de Turismo de Baja California Sur y presidente de la Asociación de Secretarios de Turismo de México, citado por La Jornada, señaló que la pandemia de coronavirus provocará una caída de 3 por ciento en el PIB turístico del País, lo que equivale a una pérdida de 2 mil 400 millones de dólares y por lo menos 300 mil empleos.

    Los estados con mayor actividad turística son Quintana Roo, donde estas actividades representan 25 por ciento del PIB; en Baja California Sur generan 75 por ciento de la economía local; en Nayarit, 13 por ciento; en Sinaloa 12 por ciento; en Guerrero, 7, y en Oaxaca, 4 por ciento.

    En Sinaloa, en 2019 se recibieron 4.73 millones de turistas, 81 por ciento nacionales y 195 extranjeros. Mazatlán, en particular, albergó 3.3 millones, de los cuales el 73 por ciento fueron nacionales y el 27 por ciento internacionales. Ese mismo año se recibieron 129 mil 367 cruceristas y se esperaban 500 mil en 2020. La derrama económica en el mismo periodo fue 13 por ciento mayor que en 2018 y se esperaba mantener un alto crecimiento este año.

    Por lo pronto, vemos que los cruceros dejaron de arribar, la temporada invernal, en la que predominan los extranjeros, se acortó, la de Semana Santa no existirá y el verano vacacional estará muy disminuido, en el mejor de los casos.

    Ante este tétrico panorama, tendremos que sacar fuerzas e imaginación de donde sea. La solidaridad social es vital. Así que ayudemos al que podamos en la medida de nuestras posibilidades. Pero lo urgente es obedecer las indicaciones de las autoridades sanitarias, sin eso la crisis será muy profunda y la recuperación muy lenta.