Cooperación entre potencias climáticas

    No son los acuerdos o discursos lo que ha faltado para agilizar estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático, sino voluntad política y compromiso a cambiar patrones de vida, producción y consumo, entre otros diversos factores. Aun con esto, existe la esperanza de que se está a tiempo de cambiar el rumbo.

    La cooperación es un elemento clave para desarrollar estrategias coordinadas de mitigación y adaptación al cambio climático. Al ser un problema que aqueja a todo el orbe, se ha reconocido la importancia de trabajar en conjunto en distintas vertientes para abordar el tema desde múltiples perspectivas. Se supone que cada país contribuye según sus capacidades y limitaciones, lo que ha permitido contar con una plétora de contribuciones nacionalmente determinadas (NDC, por sus siglas en inglés), que es una figura establecida en el marco del Acuerdo de París; tratado internacional firmado en 2015 que establece medidas para la reducción de gases de efecto invernadero (GEI).

    Ahora bien, además de las estrategias que cada país desarrolla para coadyuvar a contrarrestar o ralentizar el cambio climático; también surgen acciones bilaterales que pueden considerar fines geopolíticos y de liderazgo. Tal es el caso de un acuerdo recientemente firmado entre Estados Unidos y Alemania destinado a profundizar la cooperación en la transición de combustibles fósiles hacia energía renovable.

    Dicho acuerdo se dio en el marco de las reuniones de la semana pasada del G7 -grupo que compila a las naciones más poderosas económicamente-, y en la que también se abordó la urgencia de la transición energética, además de proponer la eliminación gradual del consumo de carbón para generar electricidad, la reducción de emisiones de metano, y el aumento en la ayuda financiera climática a países pobres, entre otros temas.

    Específicamente, el acuerdo germano-americano establece que ambos países deben promover el trabajo conjunto en el desarrollo e implementación de tecnologías que aceleren la transición a energías limpias, principalmente en áreas como energía eólica producida en el mar, vehículos de emisiones cero, así como el uso del hidrógeno como elemento “verde”. Otro ámbito es la promoción de políticas climáticas ambiciosas y de seguridad energética en todo el mundo. La consecución de estos objetivos puede tener consecuencias positivas en otros aspectos, pues se visualiza la creación de nuevos empleos y oportunidades de negocio en el creciente mercado de energía renovable.

    Este tipo de acciones puede permear a escala global, pues el paso lógico sería abordar estos temas en el G20- el grupo de las 20 economías más importantes del mundo y que incluye a grandes emisores de GEI como China e India-, para posteriormente hacerlas extensivas a los demás países del orbe. Sin embargo, es importante destacar que no son los acuerdos o discursos lo que ha faltado para agilizar estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático, sino voluntad política y compromiso a cambiar patrones de vida, producción y consumo, entre otros diversos factores. Aun con esto, existe la esperanza de que se está a tiempo de cambiar el rumbo.

    Referencia:

    S&P Global. (2022). Germany, US sign energy, climate partnership, reiterate 30% global methane cut goal 2030. 27 de mayo de 2022. Disponible en: https://www.spglobal.com/commodityinsights/en/market-insights/latest-news/electric-power/052722-germany-us-sign-energy-climate-partnership-reiterate-30-global-methane-cut-goal-2030 [Acceso: 1 de junio de 2022].