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subterráneas de Coober Pedy
En busca de alivio del calor -y de las frías noches de invierno del desierto-, los habitantes siguieron construyendo bajo tierra.
El resultado es una comunidad subterránea que incluye museos subterráneos como el Museo y Mina de Ópalo de Umoona, antiguo establecimiento situado junto a la calle principal de la ciudad.
También hay iglesias como la Iglesia Ortodoxa Serbia, cuyas paredes de arenisca están decoradas con tallas de santos.
“Lo bonito de vivir bajo tierra es que es muy tranquilo y silencioso”, contó a medios locales Christine Antoau. “No hay movimiento de aire ni ráfagas y, como no hay ventanas ni luz natural, se consigue un sueño nocturno muy tranquilo”.
A lo largo de los años, los habitantes de Coober Pedy se han vuelto expertos en construcción de sus propias viviendas subterráneas, creando casas subterráneas personalizadas que van más allá de una o dos habitaciones y se convierten en extensos laberintos que se extienden como telas de araña.
“La gente esculpe sus propias estanterías en las paredes de arenisca”, explicó a la TV australiana, Michelle Provatidis, Alcaldesa de Coober Pedy y propietaria de la joyería Michelle’s Opals Australia. “Incluso conozco a alguien que tiene una piscina subterránea en su casa”.
Sin embargo, no es solo lo que ocurre bajo la superficie lo que hace que Coober Pedy sea tan singular. Por encima de la tierra, hay indicios de las fuertes raíces mineras de la ciudad y excentricidades a cada paso.
Por ejemplo, en el autocine de Coober Pedy, la dirección pide a los clientes que dejen los explosivos en casa, mientras que los carteles de la ciudad advierten a la gente de que tenga cuidado con los agujeros sin marcar, restos de anteriores excavaciones de ópalo.
Incluso el fino velo de polvo rojo que se deposita en las carreteras, los coches y los edificios es un recordatorio constante del extraño encanto de Coober Pedy. De algo no hay duda, no existe ningún otro lugar como éste en la Tierra, ni debajo de ella.
Mad Max y en el musical Priscilla: la reina del desierto
Por las características especiales, no es de extrañar que el paisaje desértico post apocalíptico de Coober Pedy también haya atraído a los cineastas y a gente del teatro: los visitantes pueden ver lugares famosos donde se filmaron tanto Mad Max, de 1985, como Priscilla: la reina del desierto, que debutó en 1994.
Esta última es la conmovedora aventura de tres amigos Drag Queen que se suben a un viejo y maltrecho autobús con destino al Outback para montar el espectáculo de su vida. Dos mundos chocan en este fabuloso viaje de autodescubrimiento y amistad, y en el camino los protagonistas descubren el verdadero poder del amor y la aceptación.
En Mad Max, Beyond the Thunderdome, Mel Gibson debe luchar con un grupo de niños contra una tirana reina, interpretada por Tina Turner. Todo, por supuesto, bajo tierra.
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