Era septiembre de 1971 cuando, con escasos 10 años cumplidos, caminaba a diario a la escuela pública primaria General Ángel Flores en la colonia Gabriel Leyva en mi natal Culiacán.
Exactamente contraesquina de la escuela, por la calle Ponce de León, estaba la casa de Lalo Fernández, quien se decía que era uno de los principales capos de la droga de aquella época.
La casa de don Lalo se ubicaba en los límites entre la violenta colonia Tierra Blanca, que estaba dominada por “los gomeros” (así se les llamaba a los narcos) y la colonia residencial Chapultepec, donde vivíamos en mi casa paterna.
Entonces se sembraba en la sierra sinaloense el cultivo de amapola, que su bulbo, antes de florear, se “rayaba” con una navaja para que drenara un líquido espeso gomoso que posteriormente se recogía para que esta goma se procesara en heroína.
La goma se transportaba de la sierra a la ciudad, a la colonia Tierra Blanca, donde laboratorios la procesaban para ser traficada a los Estados Unidos. También en aquellos años se cultivaban muchas parcelas serranas de mariguana con los mismos fines.
Con esta actividad ilícita bajaba la gente de la sierra a Culiacán y gastaba dinero tanto en comida como en frivolidades ya que muchos querían que se les notara el dinero. Estos nuevos ricos también hacían sentir su prepotencia con sus armas y así creció la violencia en la segunda mitad de los años 70.
Era Gobernador del Estado Alfonso Calderón (1974-1980) cuando la sociedad pidió al Gobierno federal que interviniera para pacificar Culiacán y, al mismo tiempo, el Gobierno americano propuso “destruir los cultivos de amapola y mariguana” aplicando herbicidas por la vía aérea en la sierra.
Lo anterior logró que el Ejército hiciera presencia tanto en Culiacán como en toda la sierra con la famosa Operación Cóndor, siendo Presidente mexicano José López Portillo (1976-82).
En esa época florecieron en el negocio de las drogas personajes como Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero, entre muchos otros, porque la estrategia impulsada por los gringos e implementada por el Gobierno mexicano era equivocada de origen al concentrarse exclusivamente en evitar la producción y tráfico de estupefacientes buscando reducir la oferta, lo que provoca un claro aumento en los precios generando un incentivo económico mayor para seguir produciendo y traficando.
En los años 80, a mi regreso a Culiacán después de años de estudios universitarios, me percato del “narco de moda”, un joven “ganadero” de nombre Inés Calderón Quintero, que era buscado por los políticos priistas de aquella época visitando su negocio de alimentos balanceados INEKAL para recibir apoyos económicos para sus campañas.
A Inés Calderón lo mata la Policía Federal en marzo de 1988, dando impulso al nuevo capo del sexenio de Carlos Salinas de Gortari llamado Amado Carrillo, el conocido “Señor de los Cielos”, especializado en el tráfico aéreo de cocaína. En estos años ya operaban la escena criminal sinaloense “El Mayo” Zambada, “El Chapo”, “El Balta”, “El Güero” y los Arellano Félix, entre otros.
Amado muere el 4 de julio de 1997 a mediados del sexenio de Ernesto Zedillo y en el año 1998 se da una gran alianza de “El Mayo” Zambada y el aspirante a Gobernador de Sinaloa, Juan Millán, que con su triunfo electoral y con la caída del viejo régimen priista en la alternancia del año 2000, Zambada catapultó al Cártel de Sinaloa a niveles nacionales e internacionales sin precedentes. Pero de esto hablaremos en otras entregas.
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@ClouthierManuel