Construyendo Paz, ejemplo para imitar
Fuerza pública eficaz y sociedad activa

OBSERVATORIO
    Así como ya lo hace Construyendo Paz, el imperativo consiste en ir a donde germina la inseguridad, buscar soluciones junto a los agraviados, detectar la agudeza del fenómeno y reconocerlo tal cual es para atacarlo en la dimensión que tiene.

    Escuchamos el miércoles por la tarde, en el programa Café con Voz que dirige Adrián López Ortiz, cómo Javier Llausás Magaña insiste en potenciar la suma de la fuerza institucional comprometida con la paz y el abatimiento de la impunidad, más la sociedad involucrada desde la familia y la acción cívica, para acelerar el avance hacia un Sinaloa pacífico, de valores enraizados en la casa y escuela, así como reducción de índices de criminalidad no sólo en lo que corresponde a homicidios dolosos sino principalmente en la incidencia delictiva que impacta en los hogares que son la célula esencial del tejido social.

    En esa conjunción de voluntades, la del Gobierno y la de los ciudadanos, están las respuestas a tantos cálculos, investigaciones, experimentos e inversiones que en igual número acaban en el fracaso al evadir las acciones que sí generan mejorías en seguridad pública. Podría tener la brújula a su alcance el gobierno que está por instalarse en Sinaloa, con Rubén Rocha Moya a la cabeza, si es que en realidad pretende atender la aspiración que está en primer lugar en la escala estatal de prioridades.

    La conversación con quien aglutina a bastantes tenacidades que integran la organización no gubernamental Construyendo Espacios para la Paz se dio en el segmento semanal de entrevistas que realiza el diario Noroeste y las transmite en vivo por su plataforma de Facebook, al cual Javier Llausás acudió a presentar el programa de actividades de la II Semana Internacional por la Paz que se realiza en Culiacán del 21 al 25 de septiembre. Cabe mencionar con fines de contexto que el invitado llegó después de una ardua jornada en favor de la causa pacifista y al concluir, ya entrada la noche, se retiró a proseguir dicho cometido.

    Construyendo Paz lleva una década de exploración en las raíces del fenómeno delictivo y estructurando propuestas de soluciones con miras a mayor bienestar, desde la integración a las policías de mujeres y hombres que se comprometen con sus familias y la sociedad a generar condiciones de seguridad, hasta el proyecto para que la Secretaría de Educación Pública y Cultura induzca en los programas de estudios asignaturas en promoción del respeto y la legalidad.

    Emociona el hecho de ver cómo un grupo de ciudadanos empuja al pesado elefante de la insensibilidad, fingimientos y normalización en el tema de la violencia. Aunque más estimula notar cómo sí logran mover al paquidermo, poco a poquito, al lado de resultados en materia de tranquilidad, participación ciudadana y sinergias con el gobierno, fundamentos de una historia que a la larga puede escribirse completa en beneficio de los sinaloenses.

    Existe bastante trabajo por realizar, tanto como las voluntades que han de enlazarse para quitarle a Sinaloa el estigma de violencia que resalta con datos como el que pone a Culiacán dentro de las 50 ciudades más violentas del mundo, de acuerdo a la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes. O la emergencia de aislar a los jóvenes de la oferta de drogas sintéticas y del reclutamiento que el crimen organizado efectúa en la población de corta edad a través de Internet.

    Así como ya lo hace Construyendo Paz, el imperativo consiste en ir a donde germina la inseguridad, buscar soluciones junto a los agraviados, detectar la agudeza del fenómeno y reconocerlo tal cual es para atacarlo en la dimensión que tiene. Otra pista: la violencia intrafamiliar acecha en los hogares cerca de la medianoche y desde ese dolor agazapado en las penumbras fragua familias disfuncionales. Y el absurdo: decir que estamos más tranquilos por la baja en la comisión de homicidios dolosos, descenso que es real, cuando los casos de desapariciones forzadas van al alza, lo cual es tan verídico como dramático.

    Estas y más razones, a las que nadie debería ser indiferente, dan pauta a la pregunta de por qué el Gobierno en los ámbitos federal, estatal y municipal tarda en retomar el modelo de corporaciones policiacas profesionalizadas, equipadas y remuneradas, con el acompañamiento decidido a la faena comunitaria que exige orden y armonía y pone a la vez el granito de arena para cristalizar tales anhelos, sin quedarse de brazos cruzados. Por eso después de conocer los motivos de la lucha de Llausás Magaña y del equipo que él dirige, uno decide guardar silencio y abrirle cauce a las interrogaciones que llegan en cascada como recriminaciones a la conciencia social.

    Buen momento para inquirirnos desde lo personal qué hacemos como padres de familias para alejar a nuestros hijos de todas las celadas que les tiende la delincuencia. Examinar si el conjunto social del que somos parte hace lo adecuado al dejar que otros hagan lo que debe hacerse, tiene que hacerse, como labor colectiva. Pero definir, y actuar en consecuencia, si las autoridades federales, estatales y municipales actúan como corresponde para proporcionarnos la legítima paz duradera.

    Reverso

    La voluntad es el cemento,

    Y el ladrillo lo pertinaz,

    Para ponerle el cimiento,

    A nuestro edificio de paz.

    El Secretario transexsenal

    A propósito de la II Semana Internacional por la Paz, ayer el actual y próximo Secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Sinaloa, Cristóbal Castañeda Camarillo, expuso en el panel “Seguridad Pública y Seguridad Ciudadana” que se logró cambiar la percepción social de la Policía Estatal Preventiva y que a pesar que el estado y los municipios tienen un déficit de policías, se trabaja en la capacitación y preparación de los elementos policiales, con proyectos para crecer en número de elementos operativos. Lo bueno que le corresponderá, al continuar en el cargo durante el gobierno de Rubén Rocha Moya, demostrar que dice y hace lo correcto, aunque la percepción ciudadana considere lo contrario.