"Consolidación de unidades productivas y T-MEC"
Una agricultura basada en pequeños productores funciona mejor en un marco de protección comercial frente a la competencia de productos importados, aplicando aranceles, aranceles-cuota y precios garantizados. Sin embargo, la protección abre una brecha entre los precios domésticos y los precios externos, y puede afectarse la competitividad de los productores a largo plazo, al restringirse la influencia de la disciplina de los precios internacionales sobre los precios nacionales.
Para evitar el deterioro de la competitividad de los productores a largo plazo se requiere de elevada y sostenida capacidad de gasto público con relación a la investigación agropecuaria, el acceso al crédito para inversión y una infraestructura de instituciones de soporte; así como de una buena administración del gasto público. Elevados niveles de gasto terminan siendo políticamente insostenibles a largo plazo, particularmente si sus beneficios son muy pobres y se concentran en segmentos de productores específicos.
Desde el punto de vista microeconómico, un mercado es eficiente, si es capaz de entregar productos al comprador a un precio estable o más bajo. Un producto por el cual el consumidor debe pagar precios cada vez más elevados indica que el mercado no está funcionando bien. Además, un mercado así alienta que los consumidores reemplacen ese producto por otro, aun cuando el producto alternativo no sea un sustituto perfecto.
El razonamiento aquí es que productores que esperan precios de cosecha siempre más elevados porque sus costos son crecientes no solamente están haciendo una mala apuesta a largo plazo, sino que además están deteriorando su mercado, y propiciando condiciones para una crisis en su actividad.
La competitividad en precios y en diferenciación de productos está fuertemente vinculada a la productividad y la capacidad de innovación, y al aumento de la escala de operación de los productores. Esto último implica cambios para pasar de simples productores a empresas, propiamente, en una dinámica que lleva a una mayor concentración del mercado.
Suena fuerte, pero los aumentos de la productividad y en la escala de producción, cuando la demanda es estable, dan lugar a productores sobrantes. Particularmente, en un entorno de economía abierta al comercio de productos agropecuarios.
La balanza comercial de México en el sector agropecuario y alimentario ha sido favorable al país en años recientes, en buena medida debido a los cambios que han ocurrido en cuanto a productos, en respuesta a cambios en la demanda; a que se puede producir a precios internacionales competitivos; y a una mayor consolidación de las unidades de producción (hay un cambio importante a nivel de empresas).
Desde luego, este proceso se ha visto respaldado por la depreciación del tipo de cambio y la existencia de acuerdos comerciales.
En particular, el comercio agrícola entre México y Estados Unidos ha mantenido una tendencia creciente. Las exportaciones de México a ese país muestran un comportamiento sostenido, lo cual ha llevado a una balanza comercial positiva en los últimos años. El saldo en este tipo de productos había sido favorable a Estados Unidos, pero desde 2015 la situación se revirtió, de manera que la brecha entre importaciones desde ese país y exportaciones hechas por México se ha venido ampliando significativamente.
Sin embargo, el comercio de productos agropecuarios y alimentarios no ha crecido tan rápidamente entre México y Canadá; pero desde de una situación de equilibrio práctico se ha estado pasando también a un saldo favorable. En general, en los últimos años, las exportaciones agropecuarias y alimentarias del país han elevado su importancia como fuente de divisas.
El primero de julio del año en curso, entró en operación el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC), en reemplazo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que desde 1994 había normado la relación comercial entre estos tres países.
El T-MEC agrega nuevas disposiciones en materia de comercio digital, la protección de la propiedad intelectual, umbrales más altos para el tratamiento libre de impuestos en envíos a Canadá y México y en servicios financieros. También obliga a México a la modificación de su legislación en materia de negociación colectiva, creación de un mecanismo para el monitoreo y la aplicación acelerada de los derechos laborales.
El T-MEC tendrá un efecto menor en términos de reducción del número de campesinos y aumento de la emigración internacional que el TLCAN. No obstante, acentuará procesos ya en marcha de mayor consolidación de unidades productivas, en el cual descansa en buena medida el éxito en las exportaciones agropecuarias, especialmente en productos de origen pecuario y en hortalizas y frutas.