Cónclave de Salud: atrasos y esperanzas. ‘Lo que requiera Sinaloa se lo daremos’
A algo espectacular debieron venir el Secretario de Salud federal, Jorge Alcocer; el Director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo, y el titular del Instituto de Salud para el Bienestar, Juan Ferrer. La gestión del Gobernador Rubén Rocha Moya que logró traerlos juntos a instalar la Mesa de Transición para la Implementación y Operación del Programa IMSS-Bienestar consiguió reactivar el tema del funcionamiento de los hospitales General de Culiacán y Pediátrico de Sinaloa, a punto de convertirse en modernos edificios huecos, casi elefantes blancos.
Tenía que ser una especie de cumbre de la salud pública para diagnosticar las necesidades y renovar la confianza de los sinaloenses en que al fin se resuelvan temas como el desabasto de medicamentos agudizado por los fármacos con un costo de 30 millones de pesos que caducaron en las bodegas (que por cierto en 10 días serán repuestos), el repunte de la pandemia de Covid-19, la aplicación de la vacuna pediátrica y la concreción del sistema universal de atención médica con calidad y calidez a la población en general.
No era ayer la primera vez que visitan Sinaloa los tres funcionarios federales ni tampoco será la última que incumplan lo que vienen a prometer. Lo destacable en este caso es que la presencia del triduo nacional de la salud que componen SSA, IMSS e Insabi reedita la posibilidad de conjunción de esfuerzos para hacerle frente a fenómenos tan complejos que el Gobierno de Sinaloa no puede solucionarlos por sí mismo: la disposición de medicinas a tiempo y suficientes, equipamiento moderno de la infraestructura hospitalaria de reciente creación, y la reorganización de protocolos y cobertura a los contagiados en la quinta ola del coronavirus.
De lo planteado, que por supuesto debe transitar aprisa de la palabra a los hechos, cabe destacar que habrá una mejor planeación del abasto de medicinas más allá de copy-paste con que lo solicitaban los anteriores mandatarios sin ajustarlo a las necesidades reales y a partir de ahora el sistema nacional de salud se dedicará de lleno a la atención de los enfermos y también atenderá lo referente a infraestructura, equipamiento, personal y financiamiento con proceso rápidos que se corren en un plazo de cinco a veinte días y antes se atendían en dos años, según expuso el Director del Insabi, Juan Ferrer. “Lo que requiera Sinaloa se lo otorgaremos por merecimiento de todos los habitantes de aquí. No tenemos restricción de dinero nomás que sí lo tenemos que pedir bien”, dijo.
Zoé Robledo dio a conocer que se duplicarán las dosis que llegan a Sinaloa de la vacuna infantil contra Covid y anunció la inversión de mil 735 millones de pesos para mejoramiento de infraestructura y equipamiento de 332 unidades médicas estatales, 304 de primer nivel y 28 de segundo nivel, en tanto el Secretario Jorge Alcocer precisó los alcances de la intervención federal y estatal en Sinaloa, consistente en cuatro ejes: mejorar infraestructura médica; colaboración del personal sanitario; abasto de medicamentos e insumos o material de curación y la regularización laboral del personal que trabaja en clínicas y hospitales. Se refirió a políticas públicas para evitar “que los niños enfermos de cáncer puedan tener acceso a un diagnóstico y a un tratamiento temprano y eficiente”.
Después de esta jornada plenaria de salud vale destacar la actitud de la administración que preside Rubén Rocha que escucha a los afectados por las insuficiencias de la salud pública y no permanece de brazos cruzados ni cae en la engañifa de justificar las fallas del Gobierno y dejar a la gente a expensas de sus padecimientos. Nada parecido a las negligencias consumadas desde que en febrero de 2020 se detectó el primer contagio del virus SARS-CoV-2 en Sinaloa y la estructura médica de respuesta entró en fase de colapso y muchos enfermos, inclusive familias enteras, murieron por la falta de atención y medicinas.
Sobre estas experiencias y pérdidas vividas durante casi dos años y medio de la emergencia sanitaria ahora urge construir un sistema estatal capaz de responder al actual o futuros desafíos de la salud pública. En Sinaloa le corresponde estrictamente al Secretario Cuitláhuac González Galindo gestionar lo que derive del diagnóstico de debilidades y fortalezas el cual precisa qué padece la salud y cuál es la cura para la simulación, ausentismos, denigración y escaseces. He allí la oportunidad de marcar su paso por la dependencia con el mayor esquema de sanación de las inercias que lastiman a los sectores de la población de mayor vulnerabilidad.
Y solo así, actuando en los dos frentes, uno que le corresponde a la coordinación federal-estatal y otro operando lo que compete a la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, en ambos casos con eficiencia, Rocha Moya logrará dotar a Sinaloa de un modelo de salud pública ejemplar que quizá no sea como el de Dinamarca ni el de Canadá, pero sí para esta tierra vanguardista donde ciudadanos sanos con acceso a hospitales de primera clase y medicinas suficientes lleven a cabo todas las encomiendas que el presente y el futuro les asignan.
¿Hubo avances hacia tales premisas en la cumbre de salud que se efectuó en Culiacán? Muy pronto lo sabremos.
Del concilio de la salud,
Buenos resultados esperamos,
Y si llegan con prontitud,
Con callos de hacha celebramos.
El que no se corrige ni yendo a bailar a Chalma es Luis Guillermo “El Químico” Benítez que tiene encima la lupa de la Auditoría Superior del Estado por la compra opaca de luminarias a su empresa consentida, por 400 millones de pesos, pero él sale a ofrecer las mega investigaciones para determinar quién se robó del Hospital “Margarita Maza de Juárez” medicamento con un valor de 160 mil pesos y cuáles empleados de Servicios Públicos del Ayuntamiento hurtan las lámparas del alumbrado urbano. Ah, y lanza el grito del cinismo: ¡Es la corrupción! ¡Agarren a los corruptos!