¡Con los niños y las niñas no!

    Nadie tiene derecho a tomar de rehenes a esta generación de alumnos vulnerados por las penosas consecuencias de la pandemia. Por eso les exigimos a los profesores en paro regresar al aula y hacer valer su protesta sin transgredir el derecho de sus educandos. Pero también le exigimos a la Secretaría de Educación que no lleve la frustración de los derrotados, ni el resentimiento pasado a las acciones de gobierno que han convertido a la institución en la arena de lucha de todo tipo de intereses menos los de las niñas y los niños que por sus problemas se quedaron sin clase.

    Más del 90 por ciento de los alumnos de educación básica, media y media superior en México estudia en escuelas públicas. Legalmente, el Gobierno es el único ente rector de la política educativa nacional y estatal. La educación pública en México ha sido dependiente del aval de los sindicatos para emprender cualquier reforma o cambio en el modelo de educación. Los sindicatos jamás han visto por los alumnos, el único interés de los líderes magisteriales es el de su gremio, sus canonjías y prebendas.

    Tres imágenes de un mismo problema

    Doña Efigenia llegó temprano con su nieta al jardín de niños, en la entrada un grupo de profesores colgaba unas cartulinas que a la letra decían: “Paro laboral en apoyo al SNTE 27”. Preguntó si habría clases, las maestras amablemente le respondieron que no, que se regresara a su casa con la alumna. ¿Y ahora qué pasó? les preguntó molesta, estamos luchando por nuestros derechos laborales le respondió una educadora. ¡¿Y qué culpa tiene mi nieta?!, les dijo haciendo una señal con la mano.

    En el municipio serrano de Concordia está la maestra María Guadalupe, egresó hace unos años de la Escuela Normal, ella es del norte del estado, de un municipio fronterizo con Sonora. Tiene tiempo cubriendo interinatos, de aquí para allá, de allá para acá. En el proceso electoral sindical pasado las dos planillas le prometieron arreglar su situación y garantizar que le den su plaza definitiva. “En donde me toque me acomodo, luego me voy moviendo poco a poco, yo no tengo la suerte de Yamilet Alva Quintero -la joven recién egresada que obtuvo la Jefatura del Departamento de Educación Preescolar- y aunque somos de la misma generación, yo ni tengo parientes en el sindicato y menos en la SEPyC, ni modo oiga, así es esto”.

    Me da su opinión Gustavo Rojas Ayala, director en Sinaloa de Mexicanos Primero: “Que los problemas de los adultos no agraven los grandes problemas que ya enfrentan las niñas, niños y jóvenes en materia de educación. Estas situaciones de paros laborales como mecanismos de negociación impactan directamente al derecho de acceder a la educación ya sea en la modalidad presencial o a distancia. El llamado debe ser a que las partes involucradas en el conflicto resuelvan sus diferencias sin vulnerar el derecho de la infancia y los jóvenes”.

    ¿Cómo padres de familia de qué lado nos ponemos?

    Necesariamente del de nuestros hijos, que son la razón prima de la política educativa, que están por mandato de ley y de los tratados internacionales como sujetos de interés superior, por encima de los conflictos de maestros y burócratas. Porque sin alumnos simplemente no tienen razón de ser el sistema educativo, porque nadie tiene derecho a tomar de rehenes a esta generación de alumnos vulnerados por las penosas consecuencias de la pandemia.

    Por eso les exigimos a los profesores en paro regresar al aula y hacer valer su protesta sin transgredir el derecho de sus educandos. Pero también le exigimos a la Secretaría de Educación que no lleve la frustración de los derrotados, ni el resentimiento pasado a las acciones de gobierno que han convertido a la institución en la arena de lucha de todo tipo de intereses menos los de las niñas y los niños que por sus problemas se quedaron sin clase.

    Porque tan despreciable es la corrupción sindical que ha mantenido secuestrada la educación pública en México por décadas, como el mal gobierno que provocan funcionarios rencorosos que por sus recientes fracasos electorales, quieren mantener una guerra eterna con aquellos a los que no pudieron derrotar en las urnas sindicales.

    Estoy seguro que Graciela Domínguez, titular de la Secretaría de Educación Pública, política de carrera, mujer de toda mi admiración y respeto, sabrá mediar en este doloroso conflicto para que impere la ley, sacudiéndose de una buena vez a todos aquellos insubordinados de rebeldía trasnochada que se les olvidó algo elemental: ¡Ahora es su responsabilidad porque son el gobierno! Luego le seguimos...