Ciudadanizar la política, farsa priista
El posible desaire al ‘Pío’ Esquer
A la maniobra del Partido Revolucionario Institucional para cerrarle la puerta a la candidatura al Senado de Sergio “Pío” Esquer Peiro se le está dando un tratamiento a la ligera a pesar de que encaja a la perfección en el ofrecimiento que realiza Xóchitl Gálvez, postulada a la Presidencia por la Coalición Fuerza y Corazón por México, consistente en impulsar a ciudadanos confiables y sin cola que les pisen a los cargos de elección que definirá el voto popular el próximo 2 de junio. El cálculo priista se basa más en acuerpar a los enemigos políticos del Gobernador Rubén Rocha Moya que en ganar la confianza de los sufragantes.
Sin embargo, a lo mejor le estarían haciendo un favor a “El Pío” si las dirigencias del PRI y PAN continúan tercos en reclutar a políticos de negras estampas, ya que habría otras siglas, por ejemplo Movimiento Ciudadano o el Partido Verde Ecologista de México que definirá la candidatura al Senado en el bloque que este partido integra con Morena y PT, a los que le resultará atractivo el bagaje de casi 55 mil votos que logró en 2021 como candidato independiente a la diputación federal del Distrito 5.
Si las cosas se consuman como las adelantaron el jueves de la semana pasada Alejandro Moreno y Marko Cortés en Culiacán, al priorizar la alianza con el Partido Sinaloense y abrirles de par en par las puertas al ex Gobernador Mario López Valdez, ninguna razón de ser tendría la postulación de Esquer Peiro rodeado de tal fauna política de acompañamiento que espantará a los electores, igual que el árbol de nim ahuyenta a los mosquitos.
Más allá de repeler o arropar esta candidatura que tiene trazas de exitosa, se trata de la ecuación priista tan sencilla cuyo resultado indica que Esquer, si decide postularse por la vía ciudadana o por otro u otros partidos, a quien le restará votos, y muchos, es al PRI y a Xóchitl Gálvez. ¿Pero el Revolucionario Institucional está pensando en ganar la elección y llevar a su candidata a la Presidencia de la República? Esto está en tela de juicio en Sinaloa.
El PRI luce perdido en su laberinto de identidad. Habla de un nuevo partido, le metió bastante lana a socializar la imagen de aliado de la sociedad, pero a la hora de la verdad va en contra de tal renovación y remarca el talante de marrullero y eterno socio de mafias políticas que de fiables no tienen nada. Saquemos a relucir el discurso de Xóchitl Gálvez que habla de “la reconciliación entre partidos políticos y ciudadanos. Vamos a buscar una gran reconciliación nacional porque nos tiene que quedar claro que no podemos entender esto sin los partidos, pero los partidos no pueden lograr esto sin los ciudadanos”.
Algo malo pasa, y lo peor viene, cuando la cabeza del movimiento opositor sostiene la promesa de transformar la política para moralizarla y esperanzarla y al mismo tiempo los dirigentes de los partidos que la cobijan hacen exactamente lo contrario, reponiéndoles al PRI y PAN la enorme capacidad de mentirle a la gente. Con el desplazamiento de las candidaturas ciudadanas, Alejandro Moreno y Marko Cortés derrumban con bastante anticipación la expectativa de la tercera alternancia en México.
Entonces en el momento en que Sergio Esquer corrobore que los liderazgos priistas serán incapaces de construir candidaturas honorables deberá dar el golpe de timón con el apoyo de los amplios sectores de la sociedad que quieren llevarlo al Senado. Más pronto que tarde Movimiento Ciudadano lo jalará al activismo futurista que a nivel nacional encabeza Samuel García y hasta es posible, ¿por qué no?, que el PVEM lo analice como parte de la fórmula cuatroteísta sinaloense a la Cámara alta.
La otra posibilidad es que los sectores que abominan las formas y fondos de la política partidista lo conviertan en candidato independiente. Con los votos que ya tiene, los sufragios de electores cuya indecisión deriva de pretensos impresentables, más las militancias desencantadas, es probable que brinque el cerco de la inequidad embozada tras democracias pervertidas y dé la sorpresa como la dieron Manuel Clouthier Carrillo, Jaime “El Bronco” Rodríguez y Pedro Kumamoto, entre otros.
Eso es lo que no ve el PRI en Sinaloa, o tal vez sí lo mire Paola Gárate aunque “Alito” vaya en sentido contrario guiado por la única brújula de que dispone que es la del interés personalísimo. En el rol que le corresponde al mando priista, de designar a quien encabece la fórmula al Senado, el mimetismo erróneo y perverso, que corresponde a los tiempos de partido poderoso pero no al actual de organización en decadencia, anticipa el inacabable epitafio de partido muerto.
Con el privilegio de conocer desde antes su epitafio, el PRI es el que va a decidir en la encrucijada de reinventarse genuinamente o reincidir en la mentira del renacimiento fingido. Elegir entre una u otra alternativa con plena conciencia de que nadie, sólo sus cabecillas, serán los responsables de lo que resulte.
Son diferentes las pastorelas,
En el hosco pesebre del PRI,
Pues sólo diablos caben allí,
Tratándose de almas gemelas.
Por respeto a los movimientos sociales que llevan años peleando por causas legítimas, los partidos, sus dirigentes y candidatos deben abstenerse de arrebatar estas banderas cuando del desdén a la lucha cívica, que muestran en tiempos no electorales, trasmutan a la súbita y fingida solidaridad con el propósito de jalar votos a expensas del dolor ajeno. En la jornada desplegada por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género se observó a “zopilotes” políticos acechando con fines de proselitismo. Con los sentimientos genuinos de los sinaloenses no se metan.